Con un clic, el tornillo se aflojó. Dos bombas, cada una tan pesada como Ruiseñor, se deslizaron fuera del portador de la bomba y cayeron hacia la multitud debido a su inercia.
Después de desprenderse del "viento del este", las bombas recuperaron instantáneamente su peso mientras mantenían su alta velocidad. Este cambio les dio un gran impulso. Mientras surcaban por los aires, hacían un sonido de fricción que era como un silbido extraño o el aullido producido por una ráfaga de viento que sopla a través de una cueva. La gente en el suelo miró simultáneamente esta increíble escena.
En este momento, los nobles del Reino de Amanecer se sintieron aliviados.
Pensaron que estas dos cosas que caían del cielo no eran nada en comparación con el gran monstruo volador. Desde su punto de vista, aunque estas cosas que caían desde esa altura podían aplastar todo lo que golpeaban en el suelo, podían, a lo sumo, matar a tres o cuatro tipos desafortunados.
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