—Aquí viene el barco.
Un barco se asomó al final del horizonte gris claro. No había otros barcos mercantes alrededor, por lo que tenía que ser un barco de Isla Dormida.
—Uh-huh —Tilly respondió con suavidad, su voz amortiguada por los sonidos del mar oleando en la costa. Ella le había dado la espalda a Roland, de modo que él no pueda ver su rostro.
—Nos vamos ahora —dijo Andrea lamentándose —. Realmente me gustó tu dominio, y no tengo idea si puedo hacer el mismo delicioso pan de helado que tienes aquí cuando regrese a Isla Dormida.
Junto con un rifle de cerrojo, Roland también le había dado la receta de helado.
—Mientras tenga huevos y leche, no sabrá tan mal. Cuando regreses a Ciudad Fronteriza... no, la ciudad de Nuncainvierno, la próxima vez, tendré más comida deliciosa para ustedes.
—¿Será incluso más sabroso que el helado? —Andrea sostuvo su cabello suelto y dijo con una sonrisa —: Será mejor que no me mientas. Tengo tu palabra.
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