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VIGGO

Viggo, hijo de Hephaestus (Diosa de la Forja en Orario) y Kain (Antiguo Vástago del Equilibrio), nació como un semi dios. Sin embargo, con una derrota y la incapacidad de esforzarse por un objetivo en la vida, es enviado a entrenar con un furioso maestro. Acompaña a Viggo en su camino para convertirse en dios. "No te disculpes, se mejor" Este fanfic nace como un Spin-Off del fanfic Original "Suerte y Perseverancia" también escrito por mí y en emisión actualmente. Aclaraciones: Me han acusado de sádico con mis lectores, pero desmentiré ese tipo de observaciones. Lo que pasa es que no le doy todas las cosas en bandeja de plata a mis protagonistas; cada cosa se gana. Por otro lado, a veces solo pasa que las situaciones no salen como uno quiere. Sin embargo, ahí es donde radica la magia de un protagonista, en saber moverse dentro de los parámetros y buscar soluciones con las herramientas que ya posee. Créanme, jamás joderé a mis protagonistas si no es para hacerlos mejores y más poderosos. PD: LA IMAGEN ES SOLO REFERENCIAL.

AOoBeligerante · Cómic
Sin suficientes valoraciones
332 Chs

Fuerza y Rivalidad 1.118

El tiempo paso volando y el día de la lucha entre Viggo y Ottar llegó. La familia Ganesha había prestado su coliseo mientras los miembros de la familia Hera ordenaron todo el evento.

Viggo estaba sentado en una banca en un largo pasillo que conectaba la bodega con la arena del coliseo. Apenas si había algunas luces a lo largo del pasillo, lo cual ayudaba a relajar a Viggo. Este último pensaba en que hubiera sido una buena idea haber llegado en último momento o llegar atrasado para solo haber entrado y luchado. Ahora que tenía tiempo para pensar antes de la pelea se estaba poniendo nervioso.

Del lado izquierdo del pasillo viajaban las voces de la multitud que debe haber venido a ver como Ottar y él se golpeaban. Era algo tonto, pensó Viggo, pero esto sería una forma de confirmar que las cosas entre él y Ottar seguían igual. Viggo negó, las cosas ya no eran igual, pensó. Ni siquiera con sus hermanos de sangre las cosas eran igual. Tatsumi se sentía tímido delante de él y ya no compartía de la misma forma que antes. Flora tenía la cabeza en otras cosas y había dejado de comportarse como una niña. Él mismo también era diferente, con varias esposas, pensando en comprar una casa y establecer varias tiendas. Todos estaban cambiando, ya no volverían a ser como antes.

Viggo se levantó de su asiento y comenzó a boxear con su sombra. Sus puños cortaban el aire mientras sus piernas se movían con agilidad. Al mismo tiempo, sentía los hombros un poco tensos, como si algo le impidiera moverlos con la soltura usual.

-Deberías descansar- dijo una voz femenina y sofisticada.

Viggo detuvo el boxeo con su sombra y miró hacia atrás. Entonces vio a Semiramis parada a unos diez metros de él. Viggo se volteó y sonrió, pero Semiramis lo miró con preocupación. Ella avanzó hasta donde estaba Viggo, saco un pañuelo de la bolsa que llevaba atada a la cintura y le limpió el sudor de la cara.

-Estoy un poco nervioso- dijo Viggo con una sonrisa en los labios

-Lo sé, lo puedo ver en tus ojos- respondió Semiramis. Ella termino de limpiarle el sudor, apartó el pañuelo y lo miró a los ojos.

-No te preocupes- dijo Viggo mientras ponía sus manos sobre las caderas de Semiramis -estoy bien, estoy en control-

Semiramis asintió y le dio un pequeño beso en los labios. Viggo sonrió y se lo devolvió. Sin embargo, el sonido de un gong los saco del momento. Viggo miró hacia atrás y vio como un aventurero en la entrada que daba a la arena le hacía señas con las manos para que se acercará.

-Es mi momento- dijo Viggo volteando su rostro para mirar a Semiramis. Ella asintió y le toco el brazo, Viggo se acercó y le dio un último beso.

-Vuelve a mi- dijo Semiramis con unos ojos llenos de preocupación. Viggo asintió una vez más y camino con dirección a la arena. Al mismo tiempo, Semiramis miraba la espalda de Viggo y de forma involuntaria se llevó la mano a su vientre y se acarició.

Viggo salió a la arena del coliseo mientras era encandilado por la fuerte luz del sol. Él elevó su rostro mientras utilizaba su mano como visera y miró a la multitud reunida en las gradas. El grueso de la audiencia eran aventureros mientras que una pequeña parte ubicada en un balcón principal correspondía a dioses. Estos últimos como los monarcas de Orario estaban sentados en finas sillas hechas de madera con un respaldo y asiento de terciopelo rojo. En la primera fila estaban sentados Ganesha, el dio dueño del coliseo. Lo seguían en los asientos de los lados la diosa Hera, Kain, Hephaestus y Freya. Después de ellos venían los dioses de menor nivel que juntos no sumaban más de treinta.

Viggo después miró al frente y vio a Ottar salir de la otra entrada en contraposición a la suya. Ambos vestían como era usual y se miraban el uno al otro con aparente tranquilidad. Viggo avanzó por la arena cuyo suelo estaba hecho de tierra árida. En ese momento del día eran alrededor de las 11 de la mañana, había un sol incandescente y no corría viento.

Viggo y Ottar llegaron al medio de la arena, ambos se miraban a los ojos con una gran sonrisa en los labios. Llenos de expectativas y ansiedad por luchar.

Al mismo tiempo, el dios Ganesha se acercó a la baranda que resguardaba a los dioses de caer a la arena y grito a todo pulmón -¡yo soy Ganesha!- varios dioses soltaron suspiros de fastidio mientras que los aventureros se largaron a reír, encontrando la actuación del dios demasiado cómica.

-Hoy nos hemos reunido para ver la lucha entre dos guerreros- dijo Ganesha -por un lado, el joven pelirrojo, Viggo- Ganesha miró al público para ver su reacción, pero todo el mundo se quedó callado. Ganesha hizo una mueca y continuo -por otro lado, de la familia Freya, Ottar- entonces todo el público grito de euforia, ya que el joven aventurero era famoso por enfrentarse a familias completas por su propia cuenta.

Al mismo tiempo, Viggo puso una sonrisa incomoda al notar la gran diferencia entre los dos. Miró a la grada donde estaban los dioses y vio como Kain se partía de la risa mientras Hephaestus, su madre, quien lo debía defender, se reía de forma disimulada. Viggo sintió que la ceja izquierda le palpitaba del puro disgusto.

Viggo soltó un suspiro y miró a Ottar enfrente, quien era el único de sus conocidos quien se mantenía neutral. Ottar solo levantó los hombros en un gesto de "no hay nada que hacerle". Viggo sonrió más tranquilo y miró de nuevo a Ganesha en lo alto de las gradas, donde estaban los dioses.

-El combate durara los asaltos que sean necesarios, sin armas a menos que los luchadores así lo decidan. Por último, el vencedor será aquel que haga rendir al oponente o lo deje inconsciente-

Ottar y Viggo asintieron mientras las rejas de los pasillos que llevaban a las bodegas del coliseo eran bajadas. La audiencia se calló durante un instante y miró a los luchadores dentro de la arena. Al mismo tiempo, Ganesha alzó su brazo y grito -¡peleen!-

Sonó el tañido de un gong por todo el coliseo y la audiencia grito en su euforia.

Por su parte, Ottar comenzó a dar saltitos en su posición, manteniendo la tranquilidad en su mirada y levantando sus manos a la altura del pecho. Por otro lado, Viggo tomo posición de boxeo y se comenzó a mecer hacia lo lados a medida que avanzaba.

Ottar avanzó de un brinco y lanzó una poderosa patada lateral. Viggo se cubrió con los antebrazos y apretó los dientes sintiendo el impacto. La fuerza que puso Ottar en esa patada fue tanta que Viggo fue mandado a volar más de treinta metros y choco con la muralla del coliseo.

Todo el mundo quedo en silencio, asombrado por la velocidad y potencia, además de decepcionado por la pelea. Todos esperaban que el encuentro durara más y no solo fuera una victoria unilateral.

-¿En serio?- dijeron algunos que no podían ver el estado de Viggo -¿Perdió?-

-Oye, Oye, Oye, devuélvame mi dinero. Esto es una burla- grito otro enojado

-¡Cállate!- grito uno de los guardias que pertenecía a la familia Hera -Ottar no se ha movido del centro de la arena, algo pasa-

-¿Qué sabes tú, pedazo de mierda?- grito el aventurero

El aventurero de la familia Hera lo tomo por el cuello y lo sujeto sin mostrar alguna expresión de estar haciendo fuerza. Al mismo tiempo, el otro aventurero se estaba poniendo rojo por el poderoso agarre y le daba de puñetazos para que lo soltará, pero el aventurero de la familia Hera parecía indiferente.

Al final, el aventurero de la familia Hera lo soltó y el otro tipo cayó al suelo tosiendo -cuida tu lengua, con suerte debes ser un nivel 3-. Después el aventurero lo ignoro y se concentró en Ottar parado en el centro de la arena. El joven aventurero en ningún momento había botado su guardia.

Viggo se levantó del suelo mientras sentía sus antebrazos adormecidos por el poderoso ataque. Él tomo una gran respiración, se levantó y se limpió la tierra. Bueno, esto me pasa por andar nervioso, pensó Viggo. Entonces miró a Ottar que estaba en el centro de la arena dando saltitos en su posición. Tenía una mirada fría y una actitud imponente. Viggo sonrió, tomo su posición de boxeo y corrió en su dirección. Una vez que llegó delante de Ottar en un rápido movimiento, dio un pequeño salto hacia adelante y lanzó un puñetazo. Ottar apenas si pudo levantar sus antebrazos y aguantar el puñetazo. Como estaba en una buena posición, el golpe solo le infringió un fuerte dolor, pero no perdió su postura.

Al mismo tiempo, Viggo dio un salto hacia atrás y cayendo en una posición cómoda, comenzó a mover su cuerpo de lado a lado mientras cubría su mentón con las manos y el pecho con los antebrazos.

Ottar miró a Viggo que estaba por delante de él y sacudió sus brazos para quitarse el adormecimiento. Entonces volvió a retomar su postura del Jeet kune do que le había enseñado Kain y se concentró en luchar. Ottar vio como Viggo mantenía sus pies pegados al suelo, así que se lanzó hacia adelante cubriendo su pecho y cara. Una vez que Ottar llego frente a Viggo lanzó patadas a las rodillas y muslos para dañar su movilidad, pero Viggo retrocedía esquivando los golpes o levantando sus piernas para dejar pasar las patadas.

Al mismo tiempo, la multitud miraba a los dos luchadores lanzarse golpes uno detrás de otro y retroceder o avanzar como si estuvieran en medio de una danza. Sin embargo, pese a la emoción, de repente notaron que Ottar, quien había comenzado el ataque, había empezado a retroceder y solo defenderse. Al mismo tiempo, Viggo había agarrado el ritmo y estaba leyendo los movimientos de Ottar y lanzando rápidos puñetazos.

-Viggo lo está haciendo bien- dijo Hephaestus desde la grada, con una gran sonrisa en los labios.

-Es solo suerte, mi Ottar no puede perder- dijo Freya dos asientos más allá.

Kain en medio de ellas dos, así que ambas diosas lo cuestionaron con la mirada. Él solo miraba el centro de la arena y negó -es muy pronto para decir que alguien lo está haciendo bien o no- dijo -Ottar y Viggo solo están luchando con su fuerza física, sin armas, refuerzo o habilidades especiales-

-¡¿Ah?!- pronunciaron varios dioses al captar la conversación, la fuerza que ocupaban los dos muchachos ya alcanzaba la potencia de un nivel 4 del tipo luchador.

Kain continuo -en estos momentos la ventaja es de Viggo, ya que él aprendió a luchar con el 100% de su fuerza y velocidad-

-Kain, está mal tener favoritismos, mi Ottar te quiere como si fueras su padre- dijo Freya con un tono de voz melodramático

-Yo también lo quiero como si fuera mi hijo- respondió Kain -pero no soy yo, son las aptitudes de cada uno. Ahora mira- dijo Kain apuntando a la arena. Viggo quien estaba retomando la delantera, se vio obligado a retroceder. Entonces todos miraron a Ottar y notaron que sus músculos se veían más grandes y feroces. Kain hizo una pequeña sonrisa y dijo -ahora comienza la lucha de verdad-

Ottar, que era solo un poco más alto que Viggo, ahora parecía superarlo por un palmo. Su cuerpo rebosaba de un aura bestial mientras sus ojos habían tomado un aspecto severo e inmisericorde. Por otro lado, él había dejado de dar saltitos sobre su posición y ahora mantenía una postura más rígida, similar al karate.

Al mismo tiempo, Viggo mantenía su postura de boxeo mientras una molesta gota de sudor le bajaba por la ceja. Su respiración estaba un tanto agitada, pero en control. No obstante, la mayor parte de su preocupación estaba puesta en la fuerza de Ottar.

Ambos se miraban a los ojos, Ottar avanzaba un paso a la vez mientras Viggo evaluaba la postura de su amigo. Era claro que había sacrificado algo de su agilidad por fuerza, pero lo que había ganado en poder, lo valía.

Ottar llegó a dos metros de Viggo y lanzó un puñetazo. Viggo movió su torso, cuello y rostro hacia un lado en un pequeño gesto. El puño paso rosando la mejilla y dejó una quemadura sobre la piel. Viggo retrocedió varios pasos, pero Ottar lo siguió y le continúo lanzando un puñetazo tras otro, para al final de cuatro ataques consecutivos, lanzar una poderosa patada al estómago.

Una vez más, Viggo salió volando por los aires como si fuera un proyectil y choco con la muralla que marcaba los límites de la arena. Sin embargo, esta vez, la muralla se rompió y Viggo quedó debajo de los escombros.