-El gran problema- dijo el viejo Xiao al mismo tiempo que miraba al joven pelirrojo a los ojos -es que tu poder divino sana tus heridas y músculos, al punto de que tus músculos no se refuerzan, crecen y se hacen más resistentes-
Viggo frunció el ceño, mirando al anciano asiático de largas patillas y dijo -no te entiendo-
-Tu fuerza evita que tus mu…- iba a continuar el viejo Xiao, pero Kratos lo interrumpió.
-No te haces fuerte, niño- dijo Kratos.
Viggo paso su mirada de izquierda a derecha y miró a su maestro, el cual le daba una firme y amenazante mirada. Viggo asintió sin entender mucho y pregunto -¿Qué necesito hacer?-
-Para empezar, tu espada- dijo Kratos, estuvo mirando en todo momento a Viggo y notó como él cerraba las manos, formando dos puños en un gesto de tensión -es un arma demasiado poderosa-
-Por supuesto que es un arma poderosa- dijo Viggo alzando la voz en un tono molesto -es la espada que hizo mi padre para mí. Debe ser la mejor arma-
-Así es- dijo Kratos manteniendo una expresión vigilante y autoritaria -pero daña el crecimiento de un guerrero joven. Hace un mes, cuando fuimos a cazar al troll, yo tuve que darle dos ataques en la misma parte del cuello para poder cortar su garganta. Sin embargo, tú, con tu espada, casi le cortas una pierna en un solo movimiento. Eso no fue tu poder, niño, no te mientas; fue el poder de la espada-
Viggo agacho la mirada, dejando que su cabello rojo como la sangre cayera alrededor de su rostro. Por el rabillo de sus ojos se asomaban los rizos rojos que heredó de su madre. Después levanto su rostro y llevo su mano a la cara para tirar su cabello para atrás. Entonces quedo mirando a su maestro.
-¿Cómo tengo que luchar desde ahora?- pregunto Viggo
Kratos paso su vista de izquierda a derecha y miró al viejo primordial, de aspecto benevolente. Vestía esa extraña túnica roja y negra, mientras en sus ojos solo podía dilucidar la sabiduría de los años. El viejo sonrió y asintió. Entonces él estiro su índice e hizo como si cortará el aire. Al instante siguiente descendió del cielo un hacha girando hasta caer en medio de los tres, sobre la nieve.
-Para empezar, dejaras de usar la loca espada que hizo tu padre y usaras una réplica del hacha de Kratos- dijo Xiao
Viggo abrió los ojos amplios en un gesto de asombro y miró a su maestro. Este último asintió con un rostro serio y Viggo se puso de pie. Él dio un paso adelante y estiro su mano izquierda para tomar el pomo del hacha. Después puso su mano derecha en el mango del hacha y la levanto. Pesada, es lo primero que él pensó. La espada que le dio su padre, con suerte pesaba 1,5 kgs, pero esto era casi el doble. Viggo levantó la cabeza del hacha miró los intrincados dibujos rúnicos a través de la cabeza. Al mismo tiempo el filo estaba en perfecta condición, mientras que, en el contra filo, tenía una especie de pica.
Viggo volvió al tronco y se sentó. Después recostó el hacha sobre sus piernas y miró el cuerpo. Estaba hecho de una extraña madera roja, con una leve ondulación a lo largo del cuerpo.
-No te alegres, niño- dijo Kratos y Viggo dio un respingo -esto quiere decir que ahora tu entrenamiento será diez veces más pesado y ya no podrás depender de tu poder. Dolerá cada parte de tu cuerpo y ejercitaras todo el día sin descanso-
Viggo hizo una amplia sonrisa y dijo -sí, señor-
-Trae tu espada- dijo Kratos en un tono más calmado
-¿Eh?- respondió Viggo sin entender
Kratos entrecerró los ojos e insistió -trae tu espada-
-Está bien- dijo Viggo agachando la mirada al suelo, como si la alegría que le había provocado el hacha similar a la de su maestro se hubiera esfumado. Él se puso de pie, sin soltar el hacha, como si tuviera miedo de que se la fueran a quitar y camino con dirección a la cueva. De ahí tomo la espada con la mano derecha y llevo el hacha con la mano izquierda. Camino apesadumbrado todo el camino y una vez que llego frente a Kratos, le puso la espada en horizontal para que la tomara.
Kratos lo miró desde el tronco y pudo ver las lágrimas en los ojos del niño. Tomo una profunda respiración y después tomo la hoja con su enorme mano. Viggo se fue a sentar en el tronco, mientras abrazaba el hacha y derramaba una lagrima.
-No es como si te la vamos a quitar, Viggo- dijo el viejo Xiao con un tono de voz preocupado. Después miró a Kratos y estiro su mano izquierda. Kratos le paso la espada y el viejo Xiao la tomo por el mango. Después miró a Viggo y le hizo el gesto con el dedo índice de su mano derecha para que viniera delante de él. Viggo camino hasta donde estaba el viejo Xiao, con una mirada llena de pena.
El viejo Xiao le regalo una sonrisa amable que suavizo la expresión en Viggo. Este último abrazaba el hacha contra su pecho y Xiao estiro su mano, para posarla sobre la izquierda de Viggo y que este mostrara su pecho cubierto por la gruesa chaqueta hecha de piel de venado. Después él levantó la espada frente a Viggo y la hizo levitar.
-Bonito truco- dijo Viggo, pasándose la mano derecha por los ojos para limpiarse las lágrimas.
-Claro, es un bonito truco- dijo Xiao, después levantó su mano derecha e hizo el gesto de cortar algo y la espada empezó a brillar con una luz roja. Después hizo el gesto de empujar con la mano derecha y la espada se movió hacia el cuerpo de Viggo. Sin embargo, a medida que se acercaba, la espada se iba trasparentando hasta volverse invisible.
Por su parte, Viggo sintió como si un gran calor invadiera su cuerpo, pero al segundo siguiente, sintió un terrible frio. Entonces soltó el hacha y esta cayó a la nieve. Viggo se abrazó y sintió más frio que nunca antes en su vida. Era como estar envuelto en hielo.
-¿Qué me hiciste?- pregunto Viggo mientras tiritaba
-Te volví mortal- respondió el viejo Xiao
-¡¿Qué?!-
-Te lo dije- respondió Kratos al ver a Viggo muerto de frio -tu entrenamiento va a ser diez veces más duro. Ahora ya no hay forma de escapar del frio, del cansancio o del dolor. Tu única forma de superar tu estado actual es entrenar-
Viggo miró a su maestro mientras tiritaba y asintió en un gesto torpe -¿Me quedaré así para siempre?- pregunto
-No, cuando estés listo te enviaremos a realizar una prueba. Si lo logras, recuperaras la espada y tu divinidad-
-¿Y si fallo?-
Kratos entrecerró los ojos y dijo en un tono mordaz -solo hay un final para los débiles-
Viggo trago saliva y asintió. Después se agacho y levantó el hacha entre sus manos -¿puedo hacer hielo?- pregunto
Kratos sonrió como pocas veces y se puso de pie -en tus sueños- dijo. Le dio la espalda y comenzó a caminar -antes de pensar en hacer hielo, será mejor que te prepares para tu entrenamiento-
Viggo quedo de piedra, pensaba que había ganado una gran arma, pero parece que solo fue timado. Miró al viejo Xiao y le dijo -explícate-
El viejo Xiao llevo el índice de su mano derecha a su cara y se rasco la mejilla -veras- dijo -le pedí algo a tu padre, pero igual que la otra vez, hizo algo demasiado alocado. Así que tuve que retirar muchas de las fortalezas que tenía el hacha. Puedes recuperarlas, pero eso también dependerá de cómo te va en tu prueba-
-¿Me engañaste?-
-No te engañe, digamos que, solo oculte algo de información- Xiao soltó un suspiro y continuo -te dejaré algunos libros para que aprendas sobre tratamientos y plantas medicinales, lo vas a necesitar-
Viggo se cayó de trasero sobre la nieve mientras sostenía el falsa, mentirosa y traicionera hacha leviatán. Miró la cabeza del hacha, con intrincados dibujos rúnicos y tuvo la intención de lanzarla lejos. Sin embargo, por mucho que ahora sea basura, era el trabajo de su padre.
El viejo Xiao le dejo algunos libros en la cueva donde vivía Viggo. Le dijo algunas cosas, pero como Viggo todavía estaba conmocionado, se fue sin despedirse. Una hora después de que se fuera el primordial, Viggo se puso de pie y camino como un zombi hasta la casa de Kratos. Entro caminando como si su alma se hubiera ido a alguna parte y se sentó alrededor del fuego. Donde había una olla colgando de un soporte metálico.
Kratos sonrió al verlo tan decaído por la pérdida de su arma favorita, mientras Faye y Atreus estaban preocupados por Viggo. Faye le tendió un pocillo con comida y Viggo apenas respondió. La mente de Viggo estaba en otro lado, así que comió sin darse cuenta que había comido.
Una vez que termino la comida, Kratos se puso de pie y dijo -niño, ven, vamos ver tu entrenamiento-
-Sí- respondió Viggo sin fuerzas, sus ojos se veían apagados y sin vida. Él se puso de pie y camino a la puerta de la choza sin mirar a nada ni a nadie.
Faye miró a Kratos con el ceño fruncido, pero esté negó y solo siguió su camino a la salida sin responder por el estado de Viggo.
Una vez que estuvieron en el patio frontal, Kratos le palmeo el hombro a Viggo y camino por delante. Viggo lo siguió, pasando por el cobertizo con los troncos apilados y llegando al patio trasero.
Kratos tomo un pedazo de tronco de 60 centímetros de alto por 30 de ancho y lo puso sobre otro pedazo de tronco. Después fue a donde estaba Viggo, parado con unos ojos sin vida mientras sostenía la falsa hacha leviatán entre sus manos.
-Empieza a cortar- ordeno Kratos
Viggo levantó su rostro y dijo en un tono de voz débil -¿Eh?-
-Dije que fueras a cortar leña-
-¿Por qué?-
Kratos tomo una profunda respiración y respondió -usar un hacha no es lo mismo que una espada. Para empezar, debes aprender a utilizar la fuerza de todo tu cuerpo. Ahora ve a cortar leña-
-¿Es broma?-
-¡No es broma!- rugió Kratos -ahora ve a cortar la leña-
Viggo frunció el ceño y le dijo en un tono molesto -ya voy, ya voy, solo tenías que decirlo una vez-
Kratos apretó sus puños haciendo tronar sus nudillos y Viggo apuro sus pasos. Estaba tentando demasiado a la suerte, pensó. Una vez que llego frente a los troncos, miró a Kratos y este se cruzó de brazos y asintió.
-Tienes que poner tu mano izquierda en el parte posterior del cuerpo y la mano derecha cerca de la cabeza del hacha. La levantas y la dejas caer, al mismo tiempo que deslizas tu mano derecha y la unes a tu mano izquierda en la parte posterior- dijo Kratos -el hacha es un arma de fuerza y velocidad, pero también de técnica-
-Está bien, lo intentaré- dijo Viggo. Entonces coloco sus manos a lo largo del cuerpo del hacha tal cual le indico Kratos y la levanto. Tomo una profunda respiración y la dejo caer en vertical. El hacha dio en medio del tronco, la madera se abrió, crujió, pero no se partió. En cambio, el hacha quedo apretada entre la madera del tronco. Viggo movió el mango de arriba abajo y después de hacerlo varias veces, pudo sacar la cabeza del hacha. Después volteó su rostro hacia un lado y miró a su maestro, este negó con el ceño fruncido, y Viggo soltó un suspiro, pensando que, de seguro este entrenamiento sería mucho más duro que el anterior.