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—¡Jajaja!
Silas se pasó los dedos por los labios, riendo a carcajadas mientras revisaba las fotos en su teléfono. Mostraban un dedo amputado. El dedo de Axel. Enviado por uno de los hombres a los que había pedido vigilar y asegurarse de que esos inútiles bribones hicieran el trabajo.
—Oh, Axel —se rió entre dientes, moviendo la cabeza mientras deslizaba su dedo para ver otras fotografías espantosas.
Las siguientes fotos mostraban algunos esqueletos que no se habían disuelto. Y luego, al revisar la siguiente, era una foto de la espalda de Axel empapada en ácido. Parecía como si se estuviera hundiendo. Aunque no veía el rostro de Axel, ya que estaba sepultado en el ácido, Silas jamás confundiría su espalda.
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