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Ayeka

NOTA 1: Los derechos de la serie Tenchi Universe NO me pertenecen. Esta historia fue escrita sin fines de lucro, solo como medio de esparcimiento. No me demanden.

NOTA 2: Este capítulo contiene escenas de tipo LIME (descripciones eróticas de tenor moderado) por lo que no es apta para menor de 18 años.

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— No planee que las cosas ocurrieran de esta forma, Ayeka. Solo iba a hablar con Tenchi, como acordamos y… bien. Las cosas simplemente se salieron de control — explicó Ryoko.

Ayeka guardó silencio por largos segundos ante las palabras de Ryoko. Continuó con la vista fija en la ropa de la pirata espacial que había encontrado tirada por todo el lugar y que había doblado cuidadosamente en un intento de calmar sus emociones al imaginar lo que había pasado para que la ropa de Ryoko fuera lanzada descuidadamente por toda la sala.

La princesa desvió la vista a un lado y volvió a contemplar fijamente a su antigua rival. Ryoko se había sentado a una prudente distancia de ella, seguramente en un intento de que ella no sintiera el olor a sexo que la cubría, pero ciertamente no había resultado. Ella tenía un olfato demasiado fino como para dejarlo pasar, además, el estado descuidado de Ryoko lo hacía demasiado evidente. Parecía que acababa de correr un maratón, con el cabello desarreglado, la cara roja y una sonrisa boba que no podía quitar de los labios; sin dejar de lado el par de chupetones que podía ver en su cuello y que vestía únicamente una camisa de Tenchi. Solo esperaba que Ryoko hubiera tenido la suficiente decencia de ponerse las bragas para no andar paseando por la casa con todo al aire. Suspiro con cansancio.

— "Las cosas simplemente se salieron de control", dices. ¿Esa es tu excusa para…? — preguntó Ayeka con voz afilada, dándole una mirada estrecha a la pirata espacial, pero no pudo terminar lo que iba a decir. Ryoko era la prueba viviente de que había hecho el acto con Tenchi, pero saberlo y ponerlo en palabras eran cosas muy distintas. 

Ryoko miro fijamente a la princesa con una mirada estrecha. Estaba por darle una de sus habituales respuestas ingeniosas burlándose de ella, pero alcanzó a morderse la lengua a tiempo. Precisamente ese tipo de actitudes por parte de ambas, era una de las causas que las habían mantenido en un bucle interminable por tantos años, además, podía comprender a Ayeka. Bajó la vista considerando qué decir por largos segundos. Finalmente levantó la vista y miró a la princesa antes de hablar.

— No voy a disculparme por lo que pasó, Ayeka. Es algo que ya no puedo cambiar. Pero ambas teníamos claro que iba a pasar más temprano que tarde. Solo quiero que entiendas que no fue algo que yo busqué. Fue Tenchi el que… bien… quiero decir, fue él quien… ya sabes — dijo Ryoko, encasquillándose al final la frase, ganando un sonrojo en las mejillas, mientras miraba hacia abajo, aparentemente perdida en un agradable recuerdo, si su sonrisa boba tenía algo que decir.

Ayeka le dio una seria mirada a la mujer sentada a un lado de ella antes de bajar la vista. ¿Fue realmente Tenchi el que había iniciado los juegos con Ryoko? Había una gran tensión sexual en torno a ellos tres de un tiempo a estar parte, y algunas veces las cosas se tornaban realmente tensa; demasiado tensas. Suspiro con cansancio.

— Está bien Ryoko. Supongo que si yo hubiera estado en tu lugar, hubiera hecho lo mismo — dijo Ayeka mordiéndose un labio.

— ¿Estás bien con eso? — preguntó Ryoko, levantando una ceja.

— ¿¡Lo estarías tú!? — estalló la princesa, con un tono de voz más alto de lo que hubiera querido, logrando un respingo por parte de Ryoko. Suspiró nuevamente antes de volver a hablar — No te mentiré diciendo que no me afecta esta situación, sabiendo que ya hablaste con él, sabiendo que ya… estuviste con él.

Ayeka bajó la mirada y apretó los labios hasta que solo fueron una línea. Ryoko la contempló, solo pudiendo imaginar lo que ella estaba sintiendo en ese momento, imaginando lo que ella misma experimentaría cuando fuera el turno de Ayeka de tomar su lugar. No pudo dejar que un nudo le apretara el estómago.

— Esto es más complicado de lo que esperé — dijo finalmente Ryoko, rascándose la nuca con una sonrisa torcida.

— Las dos sabíamos que esto no sería fácil, pero es algo que debíamos hacer o nunca llegaremos a ninguna parte — dijo Ayeka, con seriedad.

Ambas mujeres guardaron silencio por largos segundos, ambas perdidas en sus propios pensamientos, pero sin dudas dirigidos hacia la misma persona. Ayeka seguía mordiéndose un labio, nerviosa e inquieta. Ciertamente seguía afectada, pero es algo que estaba destinado a ocurrir. Es algo con lo que debía lidiar, con lo que ambas debían lidiar. Levantó la cabeza y miró a Ryoko, la cual sintió su mirada y la miró de vuelta, aun con la sonrisa boba pegada en los labios. Si le sumaba a eso su cabello que parecía haberlo peinado con una granada de mano, se veía bastante tonta en realidad. Sonrió. Una sonrisa pequeña, pero la primera sonrisa sincera que atravesaba sus labios desde que llegó a las casa de los Masaki ese día.

— ¿Qué? — preguntó Ryoko levantando una ceja.

Ayeka cerró los ojos y negó con la cabeza, antes de volver a mirar a la pirata espacial y hablar.

 — Aunque me cueste decirlo Ryoko, si eres tú, si es contigo, sé que podemos sacar esto adelante. 

Ryoko le dedicó una seria mirada a la princesa, y luego de unos segundos, no pudo evitar dar una pequeña sonrisa. Comprendió las palabras de la princesa. Si eran ellas, podían hacerlo, ya que ambas sentían de la misma forma.

— Opino lo mismo — respondió Ryoko finalmente.

Se produjo un silencio que duró largos segundos. Ambas mujeres se quedaron ahí, sentadas sin saber qué más decir. Ryoko estaba con la vista baja, mirando fijamente sus pies descalzos, mientras movía distraídamente los dedos, perdida nuevamente en sus pensamientos, en sus recuerdos de lo vivido en la habitación de Tenchi, como se habían entregado el uno al otro, como él la había hecho suya, más de una vez. El sonrojo en sus mejillas subió un poco más. 

La princesa tenía la cabeza baja, pero sus ojos no miraban al frente, por el contrario, estaban posados en Ryoko, que miraba fijamente sus pies, con una mirada soñadora y esa sonrisa tonta que se ampliaba un poco más a cada segundo. No le fue muy difícil a la princesa saber qué era lo que estaba pasando por la mente de la pirata espacial. Lo pensó por largos segundos, y finalmente se decidió a pedir algunos detalles a Ryoko. Estaba por abrir la boca, cuando se sorprendió al escuchar su nombre.

— ¡Ayeka! 

Ambas mujeres se sobresaltaron al escuchar esa voz pronunciando el nombre de Ayeka y giraron la cabeza para contemplar a un petrificado Tenchi de pie a solo unos metros de ellas.

Tenchi Masaki no sabía qué hacer o decir en ese momento. Estaba congelado en su lugar, sin atinar a mover un solo músculo. Solo podía estar ahí de pie, contemplando en estado de shock a dos de las mujeres que habían estado ocupando su mente los pasados minutos. Dos de las mujeres por las que sentía una seria de cosas que nunca llegó a creer que experimentaría. Tragó sonoramente, mientras volvió a sentir un vacío en el estómago. Ambas mujeres se pusieron de pie y se giraron para quedársele viendo de frente, de pie una al lado de la otra.

Ayeka estaba erguida en una postura estudiadamente elegante y noble, propia de una princesa de Jurai. Vestía uno de sus tradicionales, pulcros, elegantes y finos kimonos. Su cabello, como ya era habitual, estaba perfectamente peinado, y sus largas coletas cayendo con elegancia por su espalda. El leve maquillaje de su rostro resaltaba sus rasgos, aumentando su ya increíble belleza. Ayeka era sinónimo de hermosura y elegancia. Junto a ella, Ryoko era todo lo opuesto. Parecía que la pirata espacial acaba de correr por su vida, y su postura era totalmente descuidada, su rostro estaba rojo y su cabello era un desastre. Podía ver un par de chupetones en su cuello, y vestía una de sus camisas que le quedaba evidentemente grande, ya que se deslizaba de un lado, dejando expuesto uno de sus hombros, pero aun así, pese a ese aspecto descuidado, a sus ojos, Ryoko se veía tan hermosa como Ayeka.

Los tres se quedaron ahí de pie por largos segundos sin decir nada. Pronto fue evidente para las dos mujeres que el joven frente a ellas no iba a hacer ningún movimiento de momento, ya que parecía estar ahí de pie, como si fuera un conejo encandilado por los faros de un auto. Les correspondía a ellas romper el hielo.

— ¿Cómo estuvo el baño? — pregunto Ryoko finalmente.

La pregunta de Ryoko pareció lograr sacar a Tenchi de su estado cuasi catatónico y traerlo de regreso a la realidad. Dio un par de pestañadas como para espantar las telarañas de su cabeza y volvió a mirar a ambas mujeres, procesando la pregunta de Ryoko y respondiente en consecuencia.

— Bien — respondió siendo casi una pregunta.

Se produjo un tenso silencio a continuación, quedando los tres atascados nuevamente sin saber qué decir, hasta que Ayeka, dando un nuevo suspiro de cansancio, tomó la palabra para tratar de encausar las cosas y comenzar a moverse de una vez, sino querían pasar lo que quedaba del día de pie ahí mirándose las caras como idiotas.

— Creo que tú también deberías tomar un baño Ryoko. Tu presentación personal en este momento es menos que apropiada — comentó Ayeka, expresando de la manera bastante sutil, que la pirata espacial era un desastre andante que apestaba a sexo.

La aludida le dio una mirada estrecha a la princesa y estuvo a punto de darle una respuesta ingeniosa, hasta que cayó en cuenta de que esta, estaba conteniendo sus emociones. Ryoko decidió guardar silencio al ver a la princesa y volver a pensar en cómo se sentiría ella de estar en su lugar. Pudo empatizar con ella. 

— Tienes razón. Necesito un baño con urgencia — concordó Ryoko, tomando su ropa desde la mesita de centro y dándole una mirada seria a la princesa — ¿Estarás bien? — preguntó.

— Sí. Aun lo estoy asimilando, pero estaré bien — respondió ella.

Ryoko le dio una seria mirada, evaluándola. Conocía a Ayeka de toda una vida y sabía que estaba afectada por lo que ella y Tenchi habían hecho. Si bien era algo que ambas sabían que iba a pasar más temprano que tarde, no dejaba de ser complejo, pero sabía que Ayeka era lo suficientemente madura para afrontar en lo que se estaban metiendo. Era ella la que tenía algunas dudas sobre si misma, pero no era el momento de pensar en eso. En verdad necesitaba un baño en ese momento; un baño y darle espacio a Tenchi y Ayeka.

— Tomaré un baño y luego iré al dar una vuelta por el pueblo. Compraré algo de comida preparada y un buen sake para la cena. Sacaré dinero de la alcancía secreta de tu padre Tenchi — comentó Ryoko con una sonrisa traviesa dando unos pasos hasta quedar de pie junto a él, abrazando con fuerza su ropa contra su pecho.

Tenchi, que desde que había visto a las dos mujeres se había quedado congelado en su lugar, giró la cabeza para mirar a Ryoko. Estaba de pie en forma recta, con vista fija al frente, la travesura de sus palabras y la sonrisa tonta en sus labios dejadas de lado para dar paso a un rostro serio.

— Escucha lo que Ayeka tiene que decir — dijo de pronto casi en un susurro.

— ¿En? — fue todo lo que Tenchi pudo decir, para luego ver como Ryoko daba unos pasos y luego desaparecía usando su poder, dejándolos solos a él y Ayeka.

Tenchi trató de entender las palabras de Ryoko, su actitud repentinamente seria, pero la certeza de que Ayeka estaba a solo unos pasos de distancia no le permitía pensar con claridad. Era totalmente evidente que Ryoko acababa de salir de una intensa y maratónica sesión de sexo, y era obvio que Ayeka lo sabía, y eso lo aterraba. ¿Qué pensaría ella de él? ¿Estaría decepcionada? ¿Estaría herida? ¿Enojada? ¿Por qué no había destruido la casa persiguiendo a Ryoko aullando por su cabeza? Esa era una buena pregunta. ¿Por qué en vez de estar despellejando viva a Ryoko por acostarse con él, estaba conversando con ella tan tranquilamente?

— Tenchi — dijo Ayeka llamando su atención, sacándolo de sus cavilaciones.

— ¿Ayeka? — preguntó él, pronunciando su nombre con extrema cautela, tanteando el terreno, como si estuviera por atravesar un campo minado.

— ¿Me acompañas afuera a tomar un poco de aire? — pregunto ella con voz suave y una diminuta sonrisa algo resignada.

— ¿Eh? — fue todo lo que Tenchi pudo responder.

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El sol aún estaba en lo alto del cielo, pero ya comenzaba a caer hacia el horizonte, por lo que ya era entrada la tarde, aunque Tenchi no tenía real conciencia de la hora, por lo que no podía dar un estimando, solo tenía claro que aun hacia bastante calor, pero la brisa que corría ayudaba a hacerlo soportable. De hecho, una nueva brisa de viento se elevó por sobre el agua de la laguna que estaba frente a la casa de la familia Masaki. Pudo ver como la briza mecía la tela del kimono de Ayake, mientas que las coletas de su cabello ondeaban con el viento. 

Ayeka estaba de pie frente a Tenchi, hacia el final de la pasarela de madera que se adentraba en la laguna, saliendo desde la plataforma que estaba a un costado de la casa, y que a su vez se adentraba también varios metros en el agua. Ella estaba mirando fijamente hacia adelante dándole la espalda y había estado así desde que salieron afuera hace ya varios minutos. 

Tenchi no sabía qué hacer. Solo se mantenía ahí de pie viendo la espalda de la princesa a cierta distancia, mientras que la preocupación, la culpa y la vergüenza lo consumían por momentos. Hubiera preferido mil veces que Ayeka le gritara, en vez del silencio que había entre ellos en ese momento. Bajó la cabeza en frustración y estaba por decir algo cuando sintió ruido detrás de él. Al girar la cabeza pudo ver que la fuente del ruido fue una recién bañada Ryoko, cerrando con demasiada fuerza la puerta de la casa. Las miradas de ambos se encontraron por un momento hasta que Ryoko desvió la vista por un momento antes de mirarlo otra vez, dándole un asentimiento de cabeza. Luego de eso se alejó volando rápidamente siguiendo el camino que llevaba al pueblo cercano.

Ver a la pirata espacial despertó una serie de sensaciones y recuerdos en Tenchi; recuerdo de todo lo que hicieron juntos en su cama, todas las cosas que se dijeron el uno al otro, las promesas que hicieron; promesas de amor que ahora lo confundían, que lo hacían sentir como si fuera una basura. Tenchi sintió que una vez más la vergüenza lo consumía, mas no arrepentimiento. Nunca se podría arrepentir de lo que pasó con Ryoko, entonces… ¿Qué pasaba con Ayeka?

Tenchi sintió como si un puño se hubiera cerrado en su pecho, apretando tan fuerte que llegaba a doler. Sintió ganas de llorar. 

— ¿Ryoko ya se fue? — preguntó repentinamente Ayeka, sacando a Tenchi de su miseria.

— Ehh… si — respondió él con cautela, su voz apeas audible.

— Bien — fue la escueta respuesta de la princesa.

Se produjo un nuevo y prolongado silencio entre los dos. Continuaron ahí de pie en la pasarela, Ayeka mirando la laguna y Tenchi mirando hacia abajo tratando de comprender cómo es que las cosas habían llegado a este punto. ¿Cuánto tiempo había logrado mantener las cosas quietas? ¿Cuánto tiempo había logrado mantener el Status Quo? ¿Años? Se estremeció al ser consiente de cuánto tiempo había estado alargando esta situación, la que ya se estaba tornando simplemente insostenible. No era de extrañar que su resolución se hubiera ido finalmente al infierno. Lo terrible aquí es cómo fue a ocurrir eso y en la situación que eso lo ponía. Apretó los dientes conteniendo las ganas de gritar de frustración, de dolor, de vergüenza.

— Cuando llegué a la tierra nunca imaginé que las cosas se desarrollarían de esta forma — dijo de pronto Ayeka, aun con la vista fija en la laguna, atrayendo la atención de Tenchi — Nunca esperé que me gustaría tanto este lugar, que me sentiría tan cómoda, que terminaría yendo en contra de los deseos de mi padre para quedarme a vivir en la tierra, para hacer de este lugar mi nuevo hogar.

Las palabras de Ayeka fueron dichas en forma suave, con cariño. Tenchi se estremeció por lo trascendental de los dichos de la princesa, pero ella estaba lejos de terminar.

— Aun así, pese a todo eso, pese a lo mucho que me gusta este lugar, hay una razón fundamental que es la que me hace quedarme aquí… tú.

Ahora sí que Tenchi no sabía qué hacer o decir. Sintió un profundo vacío en el estómago, el deseo de que la tierra se lo tragara, junto con sentirse como la peor basura que haya jamás pisado la tierra. ¿Cómo podía ser esto posible? ¿Cómo podía ella estar diciéndole estas cosas justo ahora, después de haber estado con Ryoko? Ella lo sabía, era evidente y aun así, aun así...

— Ayeka… yo… lo siento — fue lo único que se le ocurrió decir a Tenchi en un susurro.

Apenas esas palabras dejaron su boca, Ayeka se giró y dio unos pasos hasta quedar de pie frente a él, mirándolo fijamente con ojos serios y húmedos. El corazón de Tenchi se apretó aún más.

— ¿"Lo sientes", dices? ¿Qué es lo que sientes? ¿Lo que pasó con Ryoko? ¿Te arrepientes de esos?

Tenchi quedó boqueando como pez fuera del agua ante esas directas preguntas de Ayeka, totalmente desarmando y sin saber que responder.

— Respóndeme Tenchi. ¿Te arrepientes de lo que pasó con Ryoko? ¿Vas a decirme que fue un error, que solo te dejaste llevar y no sientes nada por ella?

Eso último sacó a Tenchi de su estado y lo hizo recobrar la calma. Esas palabras de Ayeka fueron un mazazo directo a sus sentimientos, porque todo lo dicho por ella estaba mal. No era eso lo que él sentía. No había forma en el mundo que el renegara de eso. Su corazón era un caos, aun dolía y sentía que se le partía el alma, pero esto es algo que debía decir, debía hacerlo audible de una vez.

— No. No me arrepiento de eso. Jamás podría hacerlo — dijo Tenchi con más decisión de la que el mismo hubiera esperado.

Ayeka se sorprendió por la fuerza de sus palabras, por la repentina determinación que pudo ver en los ojos de Tenchi. La misma determinación inquebrantable que tenía cuando debía enfrentar algún peligro, o al villano de turno que aparecía para poner en entredicho la vida que compartían juntos.

— La amas — dijo Ayeka suavemente. No era una pregunta.

Tenchi pudo sentir la emoción en las palabras de Ayeka, como esta confirmaba lo que él mismo se negaba a decir por miedo a aceptar sus propios sentimientos, por miedo a perder lo que tenía en ese momento, por miedo a romper el Status Quo. Pero finalmente eso había quedado atrás. Había cruzado la línea. Ya no tenía derecho a ocultar las cosas. No más.

— Sí. La amo — confirmó Tenchi con voz firme, pero destrozado por dentro, sabiendo que esas palabras eran un verdadero cuchillo clavado en el corazón de la princesa de Jurai. Se odiaba a sí mismo por eso, odiaba herirla aún más de lo que ya estaba.

— Lo sé… siempre lo supe — dijo Ayeka con voz suave, bajando la cabeza.

Nuevamente Tenchi sintió como su corazón se apretaba y luego se partía en pedazos ante la visión de Ayake frente a él. Se veía tan pequeña, tan desvalida, tan herida. Era plenamente consciente de que acaba de romperle el corazón. Ella debía odiarlo en ese momento. No tenía derecho a estar ahí de pie frente a ella, debería estar de rodillas pidiéndole perdón por lastimarla, por tenerla en esta situación por tanto tiempo, pero las cosas no eran tan simples. Es cierto que amaban a Ryoko, pero había más que eso.

— Ayeka… yo… — trató de decir, pero las palabras se negaban a salir de su boca.

— Te amo Tenchi — dijo de pronto la princesa.

Tenchi se congeló al escuchar esas palabras. Fue apenas un susurro, pero esas tres simples palabras resonaban con un una acústica increíble en su cabeza. Todo lo que había estado pensando hasta hace unos momentos quedó de lado, todo su mundo acaba de remecerse por esas tres palabras que encerraban un significado tan poderoso. Nuevamente Tenchi se sintió un miserable por lastimar a esta increíble mujer. Sentía que no merecía estar en su presencia, mucho menos tocarla, pero no podía dejarla de pie ahí en medio de esa pasarela. Se veía tan frágil, tan sola.

Tal como había ocurrido con Ryoko horas atrás, Tenchi no pensó, solo actuó y de un momento a otro atrapó a la princesa de Jurai en un fuerte abrazo, que ella devolvió con la misma intensidad. Ella se aferró a su camisa estrujándola con las manos, mientras enterraba la cara en el hueco de su cuello, mientras daba fuertes sollozos. Se le partía el alma verla así, estrechó con aun más fuerza el abrazo en que la tenía sujeta, poniendo una mano en su nuca, acariciando su cabello. Los sollozos de Ayeka se hicieron aún más fuertes, así como los suyos. Si, en ese momento Tenchi fue consciente de que también estaba llorando. Lloraba por haber lastimado a Ayeka, por no estar arrepentido de lo que había hecho con Ryoko. Lloraba de impotencia por sus sentimientos que lo habían puesto en una situación tan extrema y dolorosa. Lloraba también por estar lastimando a las personas más importantes para él.

Tenchi no fue consiente de cuánto tiempo estuvieron ahí de pie, abrazados con fuerza sobre la pasarela, echando fuera todo eso que estaba atorado en sus corazones, llorando en los brazos del otro, consolándose mutuamente. Solo sabía que ahora estaban atrapados en un cómodo abrazo, donde ella lo rodeaba con fuerza con los brazos, mientras seguía con la cara en el hueco de su cuello. Por su parte él la estrechaba con un brazo mientras que con el otro le acariciaba el cabello en un intento por calmarla y reconfortarla de alguna forma.

Los minutos siguieron pasando, ahora en una cómoda calma, con Tenchi abrazando y acariciando el cabello de Ayake, transformando lo que en un inicio fue un abrazo doloroso, que buscaba reconfortase mutuamente mientras expresaban su dolor, en algo distinto, algo más cercano e íntimo. No pudo evitar enterrar la cara en el cabello de la princesa e inspirar sintiendo su esencia. Ayeka olía a flores. Era un aroma intoxicarte y embriagador por partes iguales. Volvió a enterrar la cara en su cabello, mientras estrechaba el abrazo y el agarre en su cabeza.

Ayeka sintió la acción de Tenchi, como él la estrechaba aún más fuerte en el abrazo, como la mano con la que le acariciaba el cabello ahora la sujetaba con fuerza mientras enterraba la cara en su cabello, como el inspiraba para sentir su olor. Ayeka se sonrojo por esta acción de Tenchi, pero se emocionó por partes iguales. ¿Hace cuánto tiempo esperaba algo así? ¿Cuánto tiempo esperando porque él la tomara de esa forma, y que disfrutara de ella? ¿Cuánto tiempo esperando por que él la hiciera sentirse mujer? Enterró con más fuerza la cara en el hueco del cuello de él, mientras se aferraba a su espalda con fuerza. 

La princesa de Jurai sintió como su estómago se apretaba y como su corazón latía con fuerza. Ya no podía dilatarlo más. Con algo de reticencia en un inicio por parte de él, Ayeka se separó de Tenchi, solo lo suficiente para poder mirarlo a los ojos.

— ¿Qué sientes por mí? — preguntó en un susurro. 

Nuevamente Tenchi fue golpeado por las palabras de Ayeka, pero por sobre todo, por sus ojos. Los ojos de la princesa lo miraban con temor, pero a la vez, con amor y esperanza. Todo proceso de pensamiento coherente en Tenchi fue dejado de lado por esos ojos esperanzados y anhelantes. Su cerebro hacia intentos por correr con normalidad, por decirle que tuviera cuidado, que estaba entrando a una zona peligrosa, que recordara a cierta pirata espacial, pero los ojos de Ayeka lo mantenían totalmente atrapado.

Contempló esos ojos por largos segundos, ojos que esperaban una respuesta. Todo lo vivido esa tarde con Ryoko quedó de lado, en ese momento nada más importaba que la mujer que tenía ante él, lo que ella sentía por él y lo él sentía por ella. No podía seguir así. No podía seguir engañándose a sí mismo y apartándola más. No más.

— Te amo — dijo finalmente, apenas un susurro, pero eran dos palabras que habían llegado para transformar su mundo.

Ayeka le dio la sonrisa más hermosa que él había visto en toda su vida. Sus ojos habían cobrado un brillo y una vida que nunca antes había visto. Su sonrisa resplandecía y parecía que iba a estallar en pura felicidad. Sintió como ella soltaba su espalda para pasar los brazos por su cuello, mientras lágrimas de felicidad corrían por las mejillas de la princesa. Tenchi sintió que su corazón iba a estallar por la emoción, por las cosas que estaba sintiendo en ese momento, por lo que ella le hacía sentir.

El beso llegó antes de que ninguno se percatara siquiera de lo que hacía. Sus labios simplemente se encontraron como una consecuencia de sus sentimientos, una caricia con la que trataron de expresar lo que ambos sentían en ese momento. Ayeka se colgó del cuello de Tenchi mientras este la estrechaba con más fuerza, buscando con ese acto el fundirse aún más, ir más profundo, expresando lo que ambos sentían.

Ayeka gimió al sentir la lengua de Tenchi entrar en su boca, desesperaba, hambrienta, tan hambrienta como ella, que devolvía la caricia con la misma intensidad trabándose en un fiero combate, entregando tanto como tomaba, gimiendo con cada movimiento, con cada nueva sensación que experimentaba, aturdiéndola en todas esas nuevas sensaciones. Por su parte, Tenchi estaba embriagado en la esencia de Ayeka, en el dulce sabor de su boca, deseando perderse en ella y olvidarse de todo lo demás. Ella era dulce, intoxicarte y adictiva.

Al primer beso le siguió otro y otro más, perdiéndose ambos en las sensaciones, en lo que sentían uno por el otro, yendo un poco más allá cada segundo. Las manos de Ayeka jugaban con el cabello de Tenchi, acariciándolo, a la vez que él la estrechaba con fuerza, dejando su boca, para atacar su cuello, arrancando el gemido más erótico que jamás imaginó escuchar de labios de la princesa.

Ambos fueron estremecidos por ese gemido. Tenchi en un primer momento asustado de haber ido demasiado lejos y Ayeka sorprendida por su propia reacción, pero no se separó de él, por el contrario, siguió ahí, ladeando el cuello para hacerle la labor más fácil. Ante la invitación Tenchi volvió a atacar el cuello de Ayeka, mientras esta seguía dando fuertes gemidos. La situación siguió por largos segundos hasta que las cosas comenzaron a caldearse demasiado, momento en que Ayela se apartó de Tenchi y lo miró con los ojos nublados por el amor y el deseo.

— Tenchi… hazme tuya — susurró.

— ¿Eh? — fue todo lo que él pudo decir, tomado fuera de guardia por esas palabras.

— Lo que siento por ti, ya no lo puedo contener por más tiempo. Es tan grande que llega a doler en mi corazón — susurró nuevamente Ayeka — Quiero ser tuya… quiero ser tu mujer… y quiero que tú seas mío.

Tenchi tragó ante las palabras de Ayeka. Sus ojos lo miraban con determinación, con deseo, con amor, mientras las lágrimas corrían por sus mejillas. Sintió un poco de temor ante lo profundo de los sentimientos de Ayeka, ante la certeza de que esa mujer lo amaba con todo su ser. ¿Qué podía hacer él ante eso? ¿Negar sus deseos? ¿Negar lo que él mismo sentía por ella?

Ayeka chilló en sorpresa al sentirse de pronto en los brazos de Tenchi. Él la miró con ternura dándole un suave beso en los labios, para luego girarse y caminar con ella de regreso a la casa. La princesa estrechó el agarre en el cuello de Tenchi, sonrojada al ser cargada en sus fuertes brazos, ante la certeza de lo que vendría a continuación, pero sin lugar a dudas, feliz como nunca antes en su vida.

Continuará...

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Notas del Autor: Hola a todos, acá estamos con el tercer capítulo de este fic, adentrándonos un poco más en las complejidades de esta algo loca situación en la que Tenchi ha caído, principalmente por su propia inacción. 

Un capítulo centrado principalmente en Ayeka, en sus sentimientos, sus razones y motivaciones, donde la pudimos ver abrirse y expresar a un sorprendido Techi su verdad, sus deseos. Por su parte Tenchi fue abrumado por todo esto y no pudo más que expresar su propia verdad y sus sentimientos por Ayeka.

Si bien este fue un capítulo revelador en muchos sentidos, aún quedan muchas dudas, como la actitud relajada de ambas mujeres, aceptando todo sin hacer mucho problema, o como Ryoko pide a Tenchi que escuche a Ayeka y luego se va para dejarlos solos. Muchas dudas aun, pero ya pronto todo caerá en su sitio.

Saludos.