874. Vendaval

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El grupo pronto descubrió que no era difícil llevar un registro de su posición, incluso si carecían de señales claras. La densidad del Aliento en el aire disminuiría a medida que volaban hacia lo que creían que era la parte trasera de la dimensión, ya que estaba en el verso opuesto del pasaje.

Incluso comenzaron a encontrar formas de vida más complejas. Los primeros árboles aparecieron después de que dejaron la llanura, y pequeños parches de matorrales comenzaron a llenar el terreno que seguía oscureciéndose a medida que se alejaban de la matriz de teleportación.

El único problema con su exploración era la constante luz blanca irradiada por el cielo, que finalmente les obligó a avanzar a pie.

No había noche en ese extraño mundo. El cielo seguía brillando sin cesar, sin dejar de empujar los límites de sus mentes. Incluso con mares de conciencia en el quinto rango, los seis expertos no podían sostener esa presión continua que intentaba perforar las paredes de sus esferas.