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Las tres presencias eran tenues, Noah no podía precisar su ubicación exacta.
Sin embargo, sabía que lo estaban observando.
Su nuevo cuerpo era extremadamente sensible ante cualquier amenaza potencial y cualquier fuente de alimento.
Además, esa característica se combinaba con la poderosa mente de un mago de rango 4.
Su capacidad para percibir las formas de vida a su alrededor era algo que un simple cultivador no podía tener, era parte de los instintos de su estatus híbrido.
No obstante, tenía que admitir que había podido notarlas tan pronto porque estaba familiarizado con el aura que estaba enmascarando a esos cultivadores.
—¿Qué ocurre, Anciana Julia? —dijo Noah sin abrir los ojos.
Su mente seguía inmersa en las imágenes del choque con el gusano de arena gigante de rango 5.
Estaba intentando poner en palabras el nivel de existencia que había alcanzado para poder aplicar esas sensaciones a su individualidad.
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