1955
—Tienes dinero, ¿no? Con el dinero que nos dio la tía y que gané del abuelo, tenemos más que suficiente.
—¿Por qué tomaste en cuenta mi dinero? No dije que iba a comprarle un cinturón a Guapo Su. Los ojos de Porotito se abrieron, obviamente no dispuesta a compartir su billetera.
—¿Qué piensas comprarle entonces? ¿Vas a verlo con las manos vacías? ¿Olvidaste que nos trata como a sus propias hijas?
—Por supuesto que no, no tienes que recordarme lo bueno que es Guapo Su para nosotros —argumentó Porotito.
—Entonces, ¿qué planeas comprarle? —exigió Pudín.
—Eh, todavía no lo sé. A Porotito le gustaba posponer las cosas.
—Entonces cállate y prestame algo de dinero, te lo devolveré cuando lleguemos a casa. Venderé algunas de mis acciones —ordenó Pudín.
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