Huo Mian casi se vuelve loca cuando Qin Chu la besó frente a todos los empleados de GK. Sin embargo, Qin Chu era increíblemente persistente y no le permitió rehusarse. Ella solo debía hacer lo que él quería. Finalmente, luego de un minuto, Qin Chu la dejó ir lentamente.
—¿Es mi esposa bonita? —preguntó en general.
—Sí lo es —respondieron los empleados.
—La Sra. Qin es tremendamente bonita.
Yang aprovechó para hacer buena letra con el director.
—Mi esposa es la mejor mujer de este planeta.
—Así es Señor, siempre tiene razón.
—Mi esposa...
Qin Chu quería decir más, pero Huo Mian cubrió su boca.
Ella sonrió al personal y dijo: —Gracias por el arduo trabajo de todos, nos iremos ahora. El director Qin está borracho.
—Sra. Qin déjeme llevarla a casa.
—No, está bien. Todavía hay mucho que hacer, tú quédate. Yo conduciré.
Huo Mian arrastró a Qin Chu por las escaleras.
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