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Capítulo 31: El Amigo Bueno Para Nada

Editor: Nyoi-Bo Studio

—Ha pasado un largo tiempo —dijo Qin Chu, reconociendo al hombre dentro del auto. Lo saludó desde lejos.

—¡Oh mierda, verdaderamente eres tú! ¿¡Volviste y no me lo dijiste!? ¡Súbete! Hallaremos un lugar donde ponernos al día.

Incapaz de decir que no, Qin Chu subió al Jaguar negro.

El dueño del Jaguar era nada más ni nada menos que el mejor amigo de la infancia de Qin Chu, Gao Ran.

Justo al bajarse del auto, el teléfono de Qin Chu comenzó a sonar...

—No hace falta que vengas a buscarme, tengo cosas que hacer. Volveré un poco más tarde. Pon los documentos en mi oficina y cancela mis reuniones esta tarde. Eso es todo. —dijo Qin Chu, y colgó inmediatamente.

—¿Has vuelto a trabajar en GK? —Gao Ran preguntó riendo.

—Sí.

—¿Por cuánto tiempo?

—Más de una semana.

Gao Ran golpeó su cabeza ligeramente. —Mierda, si no fuese por mi estúpido jefe enviándome a estudiar fuera de la ciudad, me habría enterado de tu regreso hace tiempo. ¿Qué diablos hombre, ni siquiera me llamas?

—Lo intenté, pero el teléfono no sonaba.

—Oh, es verdad, no nos permiten utilizar nuestros teléfonos en clase —dijo Gao Ran, claramente feliz de reunirse con Qin Chu.

Media hora más tarde:

Ambos hombres se sentaron en una elegante casa de té. El salón tenía un encantador aire antiguo. Gao Ran preguntó sinceramente, —¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Siete u ocho años?

—Siete años, para ser exactos.

—El tiempo sí que vuela. Cuando te fuiste tan solo eras un niño estúpido y ahora, ¡eres el director de GK! Jajá.

—Mira quién habla, tú eras un punk callejero hace siete años, y ahora eres el director del Bureau de Seguridad Pública Municipal. Qué gran cambio —dijo Qin Chu, tomando una taza.

—¡Ay! Mi padre dijo que mi abuelo era policía, y él era policía, entonces ahora es mi turno de ser uno también. No le importa si me caso o tengo hijos, pero me desheredaría si no fuese policía.

—Una familia de policías, nada mal —dijo Qin Chu.

—¡Pura mierda! Nunca quise ser policía, la paga es mínima y hay tanto de lo que ocuparse. Si no lo solucionas, te regañan. ¿¡Crees que fue fácil para mí llegar a esta posición de director!? Me dispararon en el estómago en una operación antiterrorista hace dos años, ¡casi muero! —dijo Gao Ran, levantando su camisa para mostrarle sus cicatrices a Qin Chu.

—Genial, lo que no te mata, te fortalece.

—Sal de aquí, deja de decir sandeces. No me molestaría intercambiar lugares contigo. Tú puedes ser director de policía y yo ¡seré el director de un imperio de negocios!

—De acuerdo —respondió Qin Chu en un tono serio.

—Sí, claro. Yo no tengo talento para los negocios. Me quedaré como un policía suertudo.

Terminando de hablar, Gao Ran tomó su taza y bebió un pequeño trago.

—Mírate a ti, marchándote sin aviso. Durante siete años. ¡Ni más ni menos! ¿Qué te pasa? ¿Sabes cuánto te extrañé? Llamé a tu padre para pedirle tu nueva dirección, pero no quiso dármela —dijo Gao Ran con un tono quejumbroso.

—Sí, eso era parte del acuerdo que tenía con mi padre. Le dije que no volvería ni contactaría a nadie de aquí antes de que pase el periodo de siete años.

—¿¡Qué clase de acuerdo de mierda es ese!? Verdaderamente no te entiendo.

—No, lo hice todo por una sola persona —respondió Qin Chu enunciando cada palabra.

Gao Ran repentinamente recordó lo que ocurrió hace siete años. Vaciló antes de preguntar: —¿Éste trato tiene algo que ver con Huo Mian?

Qin Chu calló, pero la respuesta era obvia.

—Eso pensé. Qin Chu, ¿por qué sigues fijado en una mujer como ella? ¿No recuerdas como te trató hace siete años? Olvídate de ella y consíguete una novia caucásica. ¿Sabes quién eres? ¡Eres el heredero de GK, por Dios! Puedes tener lo que quieras y a quien quieras, ¿por qué te torturas por esta mujer?

—Hace siete años... no fue su culpa. No pude protegerla.

—¿Entonces qué harás ahora? ¿Volviste por ella? —preguntó Gao Ran, perplejo.

Qin Chu evitó la pregunta y miró su reloj.

—Tengo otro lugar al que ir. Nos podremos al día en algún momento.

—Sí, claro. Recuerda mantenerte en contacto —dijo Gao Ran, levantándose para salir junto a él.

Cuando volvió a GK, Qin Chu fue arriba y se dirigió directo a su oficina. Se sorprendió al ver a una mujer sentada en el sofá. Al ver a Qin Chu, ella se levantó rápidamente, regalándole una hermosa sonrisa.

—Director Qin, ha vuelto.

Qin Chu frunció el ceño...