—¿Pudín? Oh, conozco a esa niña… —Dahai sonrió y dijo.
—Estoy aquí para verte por Pudín... Ella vendrá más tarde...
—¿Las gemelas fueron lastimadas? ¿Están bien ahora? —Dahai preguntó con sinceridad.
—Están bien. Gracias.
—No hay necesidad de agradecerme... Pudín dijo que su familia es muy rica y me dará mucho dinero para que pueda pagar las facturas del hospital de mi madre... —Dahai era un hombre sencillo y todavía recordaba las dos promesas que Pudín hizo ese día.
Huo Mian asintió. —No te preocupes y relájate aquí. Ya puse tres millones de yuanes en tu cuenta corriente.
—Tres... ¿Millones de yuanes? —El hombre se quedó estupefacto por la noticia.
Apoya a tus autores y traductores favoritos en webnovel.com