``` La historia de un hombre que trae la muerte y una chica que la niega. ---- En la montaña embrujada del reino, dicen que vivía una bruja. Ella nació princesa. Pero incluso antes de su nacimiento, el sacerdote la declaró maldita y exigió su muerte. Envenenaron a la madre para matar al bebé antes de que diese a luz, pero el bebé nació de la madre muerta —una niña maldita. Una y otra vez, intentaron matar al bebé pero ella milagrosamente sobrevivió cada intento. Dándose por vencidos, la abandonaron en la montaña embrujada para que muriera pero ella aún sobrevivió en esa tierra estéril —una bruja. —¿Por qué no muere? Años más tarde, la gente finalmente se hartó de la bruja y decidió quemar la montaña. Pero el Diablo llegó en su rescate y la llevó consigo de aquel lugar en llamas, porque morir no era su destino ni siquiera entonces. Draven Amaris. El Dragón Negro, que gobernaba sobre los seres sobrenaturales, el Diablo con quien nadie deseaba cruzarse en su camino. Odiaba a los humanos pero esta determinada chica humana lo atraía hacia ella cada vez que estaba en peligro. —¿Es realmente humana? Él se llevó a la humana con él y nombró a esta misteriosamente tenaz chica “Ember”, un pedazo de carbón ardiente en un fuego moribundo. Un alma manchada de venganza y la oscuridad del infierno, se levantaría de las cenizas y cumpliría su revancha. ------ Este es el segundo libro de la serie de Los Diablos y Las Brujas. El primer libro es - La hija de la bruja y el hijo del diablo. Ambos libros están conectados entre sí, pero puedes leerlos de manera independiente. ```
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Cuando Ember despertó de su sueño, miró a su alrededor la habitación familiar en un aturdimiento antes de darse cuenta de que estaba dentro de la habitación de invitados en la residencia de Cornelia.
Se incorporó en la cama justo cuando se abrió la puerta, y la dueña de la casa entró con una sonrisa. —Supuse que estarías despierta a esta hora, Señorita. ¿Cómo te sientes ahora?
Ember miró a Cornelia. —Me siento bien. ¿He dormido mucho?
—Solo una hora —respondió la bruja—. Señorita, debes de estar sintiendo hambre ahora.
Ember se dio cuenta de que de hecho tenía hambre. Miró hacia la ventana y pudo adivinar que ya era tarde y que se había perdido su comida del mediodía. —Gracias, Dama Cornelia. Me gustaría comer algo .
—Puedes arreglarte. Tendré a un sirviente esperándote afuera hasta que hayas terminado —Cornelia se excusó mientras Ember salía de la cama.
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