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Lobos y Rosas

Un par de horas pasaron mientras el carruaje subía y bajaba varias pequeñas colinas durante el camino, hasta que llegaron a una ligeramente más alta que el resto. Al llegar a la sima se revelo una ciudad, o más bien una metrópolis de proporciones colosales, con murallas que parecían de piedra, pero no lo era, tan altas como rascacielos y robustas como montañas, abarcaban kilómetros y kilómetros hasta rodear la enorme urbe. Murallas que avergonzarían a las que solía tener gran Diamante.

Pero incluso las altas murallas no se comparaban a la altura del enorme pilar, uno que se alzaba a al menos tres veces la altura de las murallas y dejaba ver en su punta un brillo azul oscuro, como si en ese pedazo del cielo aun reinara la noche, en comparación la base del pilar solo asomaba unas pocas decenas de metros por encima de las murallas, aunque eso también hablaba de la altura de la construcción. Esta, de lo que se podía apreciar, parecía un castillo de proporciones épicas, donde los castillos de los pocos nobles de su exciudad parecían hechos de arena en comparación. La magnificencia se escapaba incluso de lo poco que se dejaba ver, el blanco y el oro se reflejaban incluso desde esa distancia, deslumbrando aún más con la luz del mediodía.

Cenis admiro con ojos deslumbrantes la enorme construcción que era esta única ciudad. La capital rebosaba de un aura imponente que él jamás había visto o siquiera imaginado, las historias que había oído no le hacían justicia.

Mientras Cenis admiraba, Abigail se divertía con la vista, parecía un niño pequeño mirando algo nuevo con curiosidad.

Poco a poco el carruaje se fue acercando a esta mágica e hipnotizante ciudad, kilometro a kilometro fue avanzando hasta llegar a una inmensa puerta con una pequeña fila de gente que esperaba para poder entrar.

-supongo que vienen del Gran Bosque del Sur- comento Cenis

-lo más probable- respondió tranquilamente Abigail.

El carruaje paso por un costado de la fila y se acercó a uno de las guaridas que cuidaba la puerta. Este se puso del lado de la ventana de Abigail y saludo respetuosamente.

-Señorita Rosemary, vuelve temprano el día de hoy- Los guardias estaban bastante familiarizados con Abigail, acostumbrados a verla salir y entrar casi siempre a las mismas horas, nadie sabía hacia donde iba, pero tampoco se atrevían a preguntar.

La Casa Rosemary era una con bastante influencia y Abigail era una de las estrellas más brillantes de esta generación, gracias a eso tenía muchos pretendientes, pero siempre estuvo ocupada con su entrenamiento en un elemento desconocido, excepto unos pocos de su familia.

-Mi nuevo acompañante me hizo volver más temprano- respondió señalando con la cabeza hacia Cenis.

-¿?- el hombre recién noto la presencia de Cenis y lo miro con dudas sobre quien era.

-Cenis, nuevo sirviente de señorita Abigail- Se presento, además puso un tono cortes cuando hablaba de Abigail, sabía que ella era alguien importante, o almos famosa, teniendo en cuenta las actitudes del guardia, no quería causar problemas antes de siquiera entrar a la ciudad.

El hombre simplemente asintió, no era asusto suyo, además estaba acompañando a la Señorita de una importante familia, el guardia no quería problemas, por ende, no pregunto nada.

Poco después las puertas se abrieron para ellos, el carruaje avanzo por la ciudad mientras la gente se apartaba del camino, todos reconocieron el vehículo, además del escudo de armas de la casa, un carruaje tirado por caballos sin conductor era la marca registrada de la joven maestra de la casa Rosemary.

Mientras eso, Cenis admiro la ciudad por dentro, en la parte más exterior, por donde estaban pasando era la parte más pobre, los edificios eran bastante similares a las de su ciudad natal, al menos por afuera, edificios habitacionales de uno o dos pisos en la superficie, pero que tenían varios subsuelos. Solo los ricos y poderosos podían tener casas individuales, y esas personas estaban únicamente en la parte central de la ciudad.

Pronto llegaron a la zona media luego de pasar por la muralla intermedia. Esta parte era bastante parecida a la anterior, pero la gente tenía bastante mejor aspecto, era raro ver a alguien padecer de hambre, los edificios habitacionales parecían mejor construidos, mientras que aparecían algunos edificios enteros con destino comercial por aquí y por allá.

Pero la familia Rosemary era una familia poderosa y de dinero, por ende, estaban en la parte central de la ciudad y hacia ahí se dirigían mientras atravesaban la primera muralla intermedia, la última antes de la muralla central, la cual daba lugar a la ciudadela donde estaba el castillo imperial.

Ahora que llegaron a la zona central, el castillo de la familia real se podía apreciar en todo su esplendor, donde las murallas que lo apartaban del resto de la ciudad no podían tapar su magnificencia, los colores parecían brillar más fuerte, las dimensiones del edificio parecían muchos más grandes de cerca y el pilar central parecía tal alto que podría perforar el cielo.

Después de mirar el castillo por un rato, Cenis dedico su mirada hacia otra parte, ahora miraba a las mansiones y castillos que tenía la gente que vivía en la zona central, que mientras más se acercaran al centro, las enormes y exuberantes casas eran más enormes y más exuberantes en sus diseños, cada una era especial a su manera y la opulencia era prácticamente palpable en el aire.

Mas o menos a la mitad de la zona central, el carruaje giro hacia la izquierda y por fin salió del camino principal que había desde la entrada hasta la muralla de la ciudadela.

Unos trecientos o cuatrocientos metros más tarde el carruaje se detuvo frente a una reja de metal con el mismo emblema que el carruaje, el de un lobo sentado entre unas flores que suponía que eran rosas. Los muros de la mansión eran considerablemente más altos y robustos que los de sus vecinos, estos tapaban gran parte de la vista del edificio central, pero, ahora que estaban frente a la reja podía ver a través y vislumbrar claramente como era tras los muros.

Toda la parcela era un cubo de alrededor de cien metros por cada lado, en el centro se podía ver una enorme mansión que ocupaba casi la mitad de la parcela, era, a comparación de los demás edificios aledaños, más sobrio, o más maduro también se podría decir, pero no menos opulento, simplemente lo demostraba de otra manera. Si tuviera que darle una definición mas simple, tal vez se podría decir que era menos brillante, pero no menos imponente, como impone un hábil caballero en brillante armadura, impone un general digno, incluso sin mostrar su ejército.

Esa analogía se le vino de golpe a la cabeza a Cenis, era bastante acertada a su parecer.

El edificio era de color blanco inmaculado, tenía columnas alrededor que sostenían el techo de una galería que daba la vuelta entera al edificio, cada columna estaba tallada con la forma de un lobo sentado en sus patas traseras que mirando hacia al frente. El edificio en si tenia otros detalles, pero no llamaban la atención individualmente, mas bien era como un único todo que rebosaba elegancia y dignidad.

En un lado del edificio se podía ver otra bastante más pequeño y menos decorado, era angosto, pero bastante largo, probablemente ahí se quedaban las guaridas y el personal de la casa.

Además de los edificios, contra los muros, había canteros llenos de rosas de todos los colores. En definitiva, un lugar hermoso, pero no tan despampanante ni exuberante como las edificaciones aledañas.

Mientras eso, el carruaje entro a la parcela y se acercó al edificio principal.

Cuando llego enfrente de la puerta, el carruaje se detuvo, Abigail se bajó con Cenis detrás de ella.

Pronto entraron a la mansión y fueron recibidos por un pequeño grupo de personas vestidas de sirvientes, de dicho grupo una mujer se adelantó. La mujer parecía tener alrededor de 40 años, tenía una figura bastante promedia y, al menos por su apariencia, no destacaba demasiado.

-Vuelve temprano joven maestra- hablo respetuosamente mientras hacia una liguera reverencia.

-Así es Matilda, encontré un nuevo compañero que me hiso volver antes- Respondió tranquilamente Abigail.

-oh, ¿se puede preguntar quién es este nuevo compañero?- Pregunto mientras miraba hacia Cenis

Matilda parecía hablar por el grupo, era obvio que tenía una jerarquía más alta que el resto de sirvientes.

-Les presento a Cenis, estará sirviendo a la casa de ahora en adelante, afirma ser hábil tanto en la forja como el las runas, así que voy a necesitar que consigan el equipo necesario y que, por ahora, vacíen alguna habitación que pueda utilizar- Rápidamente comento Abigail.

Tanto Matilda como el resto de los sirvientes presentes estaban bastante sorprendidos, saber un oficio no relacionado al combate ya era raro, pero aquellos que sabían dos, como lo son forja y runas, eran extremadamente raro, sobre todo si es competente en ambos oficios. Entonces, incluso decirlo, era una afirmación bastante audaz.

-Hablando de presentaciones, Cenis, ella es Matilda, la ama de llaves de la familia- Cenis la miro y asintió ligeramente y Matilda respondió igual.

Terminadas las presentaciones algunos sirvientes se retiraron para emprender los pedidos de su joven maestras, mientras que Matilda acompaño a Cenis y Abigail, mientras esta ultima la hacia un tur por la mansión al primero.

Durante eso, Matilda se acerco a su señora y le hablo en voz baja.

-¿Es realmente de confiar? No cualquiera sabe de esas cosas y menos alguien aleatorio que juntes por la calle- La pregunta si bien estaba fuera de lugar, ya que no debería cuestionar las decisiones de su joven maestra, Matilda la había criado y era como una segunda madre para Abigail, así que a esta no le molesto la pregunta. Además, la pregunta no carecía de sentido, no era normal que alguien común tuviera dichos conocimientos, menos en el grado que afirmaba tenerlos, en otro caso podría haber sido un espía de otra familia, sobre todo de la familia Asakura, otra familia noble de alto rango, que prácticamente tenia un control sobre el 50% de los maestros forjadores de la ciudad, sumado al hacho de que no tenían una muy buena relación, podría llegar a ser le caso. Pero la situación de Cenis era diferente ella misma había atestiguado su situación y podía confirmar a través de sus sentimientos que no estaba mintiendo, además, había un contrato con su nombre verdadero en el medio, así que no había de que preocuparse.

-Tranquila Matilda, todo este bajo control, no soy tan ingenua. Además, tengo un contrato algo especial para cualquier cosa- Guiño el ojo mientras la tranquilizaba.

En respuesta Matilda asintió con tranquilidad, si bien no sabia los detalles, era consciente de los "contratos especiales" que ella podía hacer, no era el primero que ella hacía.

Luego de eso le dieron un tur rápido por la casa a Cenis.

Resumiendo, en la planta base había, un amplio comedor, la cocina, un salón de baile bajo techo y una sala de estar. En el primer piso estaban los dormitorios para la familia e invitados, mientras que en el segundo piso estaba la oficina de la cabeza de la familia, ósea el padre de Abigail.

Luego de eso le mostraron el otro edificio de la parcela, y como Cenis había adivinado en este residían el personal de la casa junto con los guardias, el edificio estaba dividido en varias partes, una para hombres y otra para mujeres, ambos de bajo rango, estas eran salas comunes con camas individuales y un baúl enfrente de cada una de estas, otra sección era el baño y las duchas que a su vez estaban divididos es dos partes, para hombres y mujeres, y una última sección llena de habitaciones individuales para el personal con mayor jerarquía, como los jefe de los guardias, de la cocina y de los sirvientes.

Después le entregaron una cama y un baúl en la sala común para hombres. Abigail le dijo que esperara ahí mientras traían los elementos para que forjara, además de que, si demostraba cierta capacidad para la forja, le podían mover a la sección de las habitaciones privada.

Entonces por ahora, Cenis se acostó en la cama mirando al techo, literalmente no tenia nada mas que la ropa que llevaba puesta, sus armas las había perdido durante la explosión y consecuente entrada al Jardín, todas sus pertenencias estaban en la ciudad ahora en ruinas, lo único que rescataba es que la ropa aún estaba limpia, la limpiaba seguido en un pequeño lago en el jardín.

Luego de aburrirse un rato, se dio cuenta que se estaba perdiendo en sus pensamientos eso no era bueno por el momento, además, justo ahora no había nadie en la habitación común, así rápidamente empezó a hablar con el sistema y pregunto sobre como debía proseguir con su tarea de aprender forja y runas. Así paso alrededor de una hora cuando entro una sirvienta y le aviso que Abigail lo estaba llamando. Rápidamente se paró y fue al encuentro con la sirvienta de guía.

En un edificio trasero que Cenis no había podido ver cuando entro, lo que parecía ser un antigua deposito, fue limpiado y ocupado con una forja, madera y carbón, un yunque, varios tipos de martillos, tenazas entre otras cosas que podía llegar a necesitar un herrero.

Cenis se acerco a las cosas una por una y las reviso, incluso parecía que sabía lo que hacía, lo que en realidad pasaba era que mientras miraba las cosas, consultaba con el sistema sobre todo lo que estaba viendo y como usarlo correctamente.

Poco tiempo después lo dejaron solo en la habitación, ahora tocaba ponerse manos a la obra.

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