Gavrael se detuvo, incapaz de quitar sus ojos de esta joven que parecía un hermoso niño hada. Sus ojos casi se le salieron de sus órbitas, ya que apenas podía creer lo que sus ojos estaban viendo. La chica ante él se parecía tanto a su madre, justa y frágil, que realmente estaba desconcertado. Pero esta chica era aún más justa que su madre reina, su piel tan translúcida que casi parecía como si estuviera hecha de un material satinado. El resplandor que exudaba de su cuerpo era de alguna manera tan seductor y esas alas luminosas y semi-transparentes en su espalda...! Su madre nunca mencionó que existía tal criatura viviendo en la superficie. Estaba completamente embelesado al ver a esta chica que era tan bonita como una imagen, aún sentada allí y mirándolo fijamente.
Había oído hablar de vampiros y humanos, pero no podía recordar ni una sola vez que su madre le hablara de una criatura alada, brillante y deslumbrante de la luz como esta.
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