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El rostro del Maestro Lin era sombrío mientras su expresión cambiaba varias veces antes de que finalmente tomara una decisión, diciendo:
—El Señor Wolfe tiene razón, este tipo de cosas realmente no es algo que la familia Lin pueda controlar. Ya que ese objeto pertenece al Señor Wolfe, es mejor devolverlo a su legítimo dueño.
—Jajaja, entonces, ¿debo agradecerle al Maestro Lin? —preguntó Greg Jensen con ironía.
—De nada.
Los dos hombres se miraron y compartieron una sonrisa tácita. Sin mediar palabra, el Maestro Lin entró a la cámara del tesoro y sacó la caja que contenía la espada voladora, colocándola respetuosamente frente a Greg Jensen.
—Señor Wolfe, ahora es suya.
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