—También debes saber que la patada fue ordenada personalmente por mi jefe. Vernon dijo que debía patearte por difamar a su amada mujer —dijo Diamond, echando más sal a la herida.
Porque era una señal clara de que Vernon la odiaba y no había forma de que se reconciliaran y volvieran a ser una pareja de tortolitos.
Shailene todavía estaba en shock físico y mental después de recibir la patada en el rostro de Diamond. Aún intentaba procesar lo que estaba sucediendo y comenzó a arrepentirse de todas las decisiones que la llevaron a esta situación.
Si hubiera sabido que sería tan humillada, con su secreto más profundo expuesto, nunca se habría quedado en Nueva York.
Diamond finalmente se sintió satisfecha al ver la desesperación en los ojos de Shailene. Le encantaba ver a esta perra desmoronarse física y mentalmente. Después de todo, a Shailene no parecía importarle cuando dijo todas esas cosas horribles a Erik, el chico al que mató con sus palabras.
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