Howard era plenamente consciente de que, incluso si ahora quisieran retractarse, Kaedwyn no los dejaría ir.
En este punto, Kaedwyn probablemente ya había informado a Sedge de la situación.
Si Sedge tomaba la iniciativa, y los atrapaban en la ciudad, la huida sería imposible.
Tanto Kaedwyn como Sedge nunca les permitirían salir con vida.
Y escapar ahora tampoco era una opción.
Con la ayuda de Sedge, Kaedwyn seguramente tendría todas las puertas de la ciudad discretamente monitoreadas, sin mencionar a la Orden de los Caballeros del Imperio...
No había salida.
—Debes entender la gravedad de la situación, ¿verdad, Líder Kellman? —Howard planteó la pregunta.
—Sedge ya podría estar cazándonos por toda la ciudad. Si somos lentos para actuar, nuestra muerte es segura .
Kellman sintió que un sudor frío le recorría.
Howard tenía razón.
Para sobrevivir, su mejor oportunidad era tomar a Sedge por sorpresa y matarlo.
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