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El misterioso hombre del puro (2)

No hace falta melancolía, no hace falta divagar, que todo despierte en silencio y acaricie mi corazón, donde el alma se agita en sus profundidades. Como una llave de oro que abre el corazón, tal vez más tierno, más reflexivo, no hay palabras para describirlo, salvo el sueño y el amor. Poco a poco reverbera en mi corazón, reverbera, suave, suavemente, como si estuviera volando, siguiendo los vaivenes de la música, en el cielo, con una sensación asfixiante que sube desde el fondo de mi corazón, queriendo escapar, pero sin poder irme, no es mi elección, así que, quédate.

No son las teclas las que se pulsan, son las cuerdas del corazón. Bajo y suave, como tus brazos, envuelto alrededor. Persisten. Y besos. Corrientes de agua, y dolor. Respirando hondo, elijo callar y dejarte rondar en mi mundo, como un deseo largamente acariciado de una vida anterior, que te devuelvo en ésta.

¿Soy yo, con mis pasos ligeros? ¿O es una mariposa? ¿O son las alas de un ángel?

Abrir los ojos suavemente es un reino de placer, descansar es mi único deseo, estar en tus brazos, dormir contigo en mis brazos. Golpeas mi corazón como la suavidad de la lluvia, y la sombra de un árbol. O la luz de la luna. Una tranquila luz de luna. El agua ondea y todo vuelve a la calma.

Magia, los pasos de tu comienzo. Hay una sensación de Dios que desciende. Embellecido, poseído por un rocío cristalino. ¿Es la sonrisa de una rosa, o la mirada de tus ojos? Es la suavidad del viento que sopla en tu cara, y el olor de las montañas, veo los campos, los caminos, el verde. Y el olor de la ciudad. Una extensión sin límites, que se extiende bajo mis pies. Tal vez sea el camino a un lugar lejano, o la dirección de un ideal. Sin respuesta ni indicio, desaparece en el cielo silencioso.

Esperando. Esperando. Una repentina nitidez resuena en los oídos. La ligereza de las gotas, el esplendor de la noche. ¿Son los pasos de espíritus. ¿O una presencia fantasmal? Todo es desconocido. Notas aleatorias, resonando en el hueco, como para ilustrar una historia humana, sí, puedo oler el aroma de la gente y de las flores. Meciéndose, desapareciendo.

Esperando tu presencia. ¿Quizá sea éste el fin del destino? ¿Vendrás? Como para devolver una promesa hecha en una vida anterior. ¿Es el silencio tu forma de aparecer? Quería conocerte, por eso has venido.

Sin razón, sólo ven. A tu ritmo, a tu manera, en nombre del amor. Quieres abrir un mundo donde el futuro pueda comenzar a tus pies. De hecho, ya tienes este mundo, en una vida pasada, en el amor y en los sueños. No quiero hacer demasiadas preguntas, sólo quiero escuchar y sentir, en el aire que respiras, en la misma luz de luna en la que te bañas, tú tienes tu camino, yo tengo el mío, quizá el más hermoso sea callar y mirar. O irte, o morir, o renacer, mi mundo, con tu alma en él, es suficiente.

Durmiendo, sin querer despertar, en tu amor, elijo morir, el único camino eterno ...

Para ella era una emoción y una satisfacción tener el control de sus dedos, como si acompañara a su alma, como si también la acompañara Ricardo, o tal vez sólo ella, una hoja solitaria, su alma y su corazón como si fueran dos compañeros íntimos que se hablaran. Pero en medio de las innumerables fantasías, en los momentos en que el sonido del laúd chocaba con su alma, una profunda tristeza surgía de lo más profundo de su ser, haciéndole sentir dolor, tal vez por la añoranza de Ricardo, o por algo más, y sintió su presencia después de un tiempo desconocido. Detrás de ella, un par de ojos la miraban fijamente a la espalda, podía sentir que buscaba algo, y aquella sensación inquietante volvió a ella, como si fuera un fantasma.