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CAPÍTULO 43 COMBATE DIFÍCIL

Perspectiva: Katherine.

Incivisula, Lunae 21 de September del 1575.

En verdad, el tiempo pasa demasiado rápido; antes de darme cuenta, ya es September, agregando que pronto será November. Rememorando un poco mi situación, meses atrás me encontraba ansiosa por ver a Agis, y estaba dudando de mi poder; debido a ello, tuve que someterme a un intenso entrenamiento, donde también fue necesario realizar largas misiones en diversos lugares. Increíblemente, dichas misiones continuaron apilándose hasta ocupar todo mi tiempo; en consecuencia, todavía no he logrado reunirme con Agis, sin mencionar que me he alejado tanto de mis planes, que ni siquiera estoy en Caelum, pues llevo una larga estancia en el Imperio Ageum, realizando encargos en varias ciudades del país. Afortunadamente, este es el final del camino, solo tengo que terminar una misión más para regresar a Mirusmari, y disfrutar de un merecido descanso; en ese momento, podre reencontrarme con el único hombre que he amado, y cumplir mi objetivo de ser su primera esposa.

Durante los últimos meses, he realizado misiones relacionadas con la lucha, desde exterminar monstruos, hasta asesinar herejes y Extranjeros. Naturalmente, he mejorado mi desempeño en combate, aprendiendo nuevos hechizos y habilidades; sin embargo, no estoy segura de haberme vuelto más fuerte, pues todavía me siento abrumada en algunas batallas, llegando a un punto donde mis enemigos consiguen infringirme diversas heridas graves y mortales con gran facilidad, mientras que ellos permanecen ilesos; como resultado, dependo demasiado de mis dones para sortear estas situaciones. En muchas ocasiones, me aterra pensar que uno de esos ataques sea capaz de matarme instantáneamente, sin darme la oportunidad de regenerarme. Todo esto me hace creer que realmente soy débil, y que mi fuerza solo proviene de mis dones, algo que es deprimente, sabiendo que Agis consiguió asesinar a un monstruo rango E, aun cuando no tiene ningún "regalo divino"; si yo me encontrara en su lugar, francamente no podría sobrevivir ante semejante adversario.

Dejando a un lado mi lamentable nivel de poder, actualmente me encuentro en la ciudad Incivisula del Imperio Ageum, con el fin de enfrentar a un temible monstruo de rango S llamado Ursumferaira; en términos generales, se trata de una enorme criatura cuadrúpeda con filosas garras en sus patas, posee un pelaje negro increíblemente resistente, sus ojos rojos pueden ver a través de hechizos de ocultamiento, tiene tres cuernos enroscados sobre su cabeza que pueden atravesar casi cualquier defensa, sin olvidar su horripilante hocico con el que despedaza y devora a sus víctimas con gran facilidad. Si sumamos todo a lo anterior a un cuerpo que pesa más de 1 tonelada, mide 2 metros de altura, y cuando se para en sus patas traseras, puede alcanzar los 5 metros, se trata de un monstruo indudablemente poderoso, con la suficiente fuerza para aplastar a cualquiera que se interponga en su camino.

Por otra parte, esta ciudad costera es bastante llamativa y calurosa, con diversos edificios, una playa muy animada, y por supuesto, muchos puertos llenos de barcos de todas las clases y tamaños. Otro punto a destacar sobre este lugar, son sus habitantes que, a diferencia de Caelum, en Ageum no se acostumbra a ver razas con apariencias llamativas como elfos, hombres bestia, demonios, dragones, entre otras; sin embargo, este es uno de los países del continente Humus con la mayor población de Marinus, por lo que, al caminar por las concurridas calles de esta metrópoli, se puede observar a los miembros de esta especie, especialmente a mujeres, circulando en su forma humana. Naturalmente, algunas son de piel blanca, otras son morenas, e increíblemente hay un gran número de chicas con piel negra, indicando que estas Marinus pasan la mayor parte del tiempo en tierra, o al menos, en la superficie del mar.

Gracias a las enseñanzas de mi mentora, soy capaz de diferenciar a una mujer humana de una sirena; aunque, es muy fácil de reconocerlos a simple vista, puesto que sus atributos físicos son demasiado grandes para ser naturales; obviamente, emplean sus poderes de transformación para aumentar su tamaño, sin olvidar que acostumbran a usar poca ropa. Incidentalmente, debo decir que nunca antes había visto a una sirena de piel morena, ni mucho menos negra, ya que, al vivir en el fondo del mar, generalmente son blancas e incluso algunas de piel pálida, debido a que en su forma original, poseen unas escamas que disminuyen notablemente la luz que reciben del sol; al observar a Marinus con tonos de piel tan marcados, tengo que cambiar mi estereotipo de sirena.

Es bien sabido que en la raza Marinus, los hombres son superados 12 a 1 por las mujeres, agregando que la natalidad masculina es muy baja, y para empeorar las cosas, las chicas tienen problemas para embarazarse, siendo necesario intentarlo varias veces durante un largo tiempo para lograrlo, incluso si es con un humano; como resultado, esta especie está integrada mayoritariamente por mujeres, al igual que las Gelum, las hadas y otras razas. Debido a esto, dependen en un 90% de los humanos para mantener su población, de lo contrario, ni siquiera llegarían a superar el millón de habitantes. Dicho esto, no puedo evitar sentirme incómoda al verme rodeada por mujeres casi todo el tiempo, me hace pensar que los hombres están al borde de la extinción o algo así. Por su parte, Marselia se siente un tanto discriminada puesto que, se podría decir que es la única elfa en la ciudad, sin mencionar que humanos y sirenas la miran con curiosidad casi siempre, al fin de cuentas, es la primera vez en su vida que ven a un miembro de la raza Élfica en cuerpo presente; por este motivo, me ha dicho en numerosas ocasiones que quiere irse de este país lo antes posible.

Por fortuna, nuestra estadía en esta ciudad es estrictamente laboral, así que no es necesario realizar algún tipo de ceremonia religiosa, y tampoco tenemos que asistir a ningún evento popular; solo estamos aquí para exterminar a ese Ursumferaira lo antes posible, y marcharnos rápidamente. Francamente, saber eso es un alivio, no quiero lidiar con hordas de mujeres excesivamente voluptuosas, ni deseo observar a un hombre con más de 10 chicas a su alrededor; aunque la elfa comparte mi opinión, ella lo hace por no ser vista como un bicho raro.

En este momento, Marselia y yo, acompañadas por los miembros más destacados de la Orden de Caballeros de la Luna Creciente, nos dirigimos al Gremio de Aventureros de esta ciudad, para reunirnos con algunos directivos, y obtener información más precisa sobre el monstruo al que vamos a enfrentar. Por supuesto, nosotras viajamos en un carruaje independiente, mucho más lujoso y cómodo, en comparación a los otros caballeros, de los cuales, una porción se encuentra escoltándonos montados en bestias mágicas, y otros emplean medios de transporte menos llamativos; naturalmente, este "desfile" causa un gran revuelo en todos los civiles, quienes observan con admiración y curiosidad.

Al cabo de varios minutos, por fin llegamos a nuestro destino; tan pronto como los caballeros abren la puerta del carruaje, la fresca atmósfera generada por los encantamientos de este transporte, desaparece y es reemplazada por un calor intenso, producto de los picantes rayos del sol. Aunque casi no puedo sentir el clima caliente, debido a los efectos secundarios de mis habilidades, todavía experimento un ligero bochorno; por otro lado, la elfa empieza a sudar mientras su rostro se torna rojo.

- ¡Uf! Que calor hace en esta maldita ciudad. – lo dice en voz baja con mal humor, al tiempo que mueve un abanico con gracia.

- Tienes razón, pero creo que dejarías de sentirte tan calurosa si te quitaras la toca… – hablo en tono de broma.

- Claro que no, estoy harta de que me miren como si no fuera de este planeta, y después hablen de mis orejas; – se muestra molesta – no es que me avergüence de mi raza, es solo que ya me cansé de eso.

- Entiendo, pero creo que así te vez mucho más extraña. – lo digo con honestidad.

- Hace muchos años usaba toca, pero después de ascender a Sacerdotisa, dejé de hacerlo; – habla con nostalgia – esto no es nada raro para mí.

- Ya veo… – lo digo con sorpresa.

Es bien sabido que algunas monjas consagradas, acostumbran usar una toca, como alternativa a tinturarse el cabello, ya sea porque no se consideran dignas, o tal vez piensan que no se verán bien; sin embargo, a medida que ascienden en el Orden Sagrado, jerarquía que emplea la Iglesia de la Diosa de la Luna, Fenicia, no tienen otra opción más que ceder y abandonar su color original por el plateado, como una muestra de fe, entrega y compromiso. Si hubiera tenido la posibilidad de elegir, sin duda optaría por la toca, ya que así podría conservar mi hermoso tono de cabello. En el caso de Marselia, no tiene sentido que la use ahora, pero ya que es bastante útil para cubrir sus largas y puntiagudas orejas de elfa, ha decidido portarla cada vez que estemos en público.

- Es un honor recibir a su Santidad Katherine y a la Excelentísima Apóstol Marselia; mi nombre es Yves. – lo dice un hombre en tono cortés cuando ingresamos al gremio.

- Mucho gusto, – hablo con educación – pero no se olvide de mis subordinados: el Capitan Brais, así como los Tenientes Pol e Ivonis, miembros destacados de la Orden de Caballeros de la Luna Creciente.

- ¡Oh! – realiza una expresión de vergüenza – ruego que el Capitán Brais, el Teniente Pol e igualmente el Teniente Ivonis, perdonen mi falta de educación. – se dirige a mis subordinados con tono de disculpa.

- No se preocupe, en su lugar, deseo que no haga perder el tiempo a su Santidad. – Brais lo dice con rostro serio.

- Por supuesto, – Yves responde al instante – por favor, síganme…

Guiados por Yves, llegamos a la sala de reuniones, un lugar relativamente amplio, pulcro, y elegante, constituido por una gran mesa rectangular con sus respectivos asientos; en la pared se encuentra una enorme pantalla que está conectada a diversos dispositivos y Artefactos Mágicos, como un Proyector de Imágenes, Generador de Mapas, Consola de Mando, Simulador de Realidad, entre muchos otros; en resumen, esta sala cuenta con todo lo necesario para realizar una reunión militar. Naturalmente, Marselia, mis subordinados y yo, nos sentamos en espera de los directivos del Gremio. Al cabo de unos segundos, tres hombres con finas ropas ingresan y se presentan rápidamente; el primero se hace llamar Lordanus, de piel morena, cabello corto de color rojo, y ojos negros; el segundo es Tatius de piel blanca, cabello negro, y ojos verdes; el último es Tiberius de piel negra, cabello negro y ojos marrones.

- Estoy enterado que a su Santidad no le gusta perder el tiempo, así que voy a ir directo al punto… – Lordanus se acerca a la Consola de Mando, oprime un botón y con esto, la pantalla enciende, mientras se genera una imagen holográfica en el centro de la mesa – esta es la apariencia del Ursumferaira; seguramente, algunos ya conocen su aspecto, pero de esta manera es más sencillo explicar sus poderes…

Así, el directivo procede a explicar las características y cualidades del monstruo de forma clara y concisa. Por lo que dice este hombre, el Ursumferaira es una aberración bastante ágil y fuerte a pesar de su gran tamaño, agregando que su pelaje no solo es resistente a la mayoría de cortes, estocadas y golpes, también lo es con la magia, por lo que ataques débiles no le causarán ningún daño; sumado a esto, las garras y dientes que posee esta criatura, pueden cortar fácilmente el metal y otros materiales duros; en caso de infringir una herida, provoca el Efecto Sangrado que, como su nombre indica, ocasiona un sangrado y dolor excesivo, a tal punto que podría matar en poco tiempo; en la práctica, es similar al Aumento llamado Daño Grave, pero mucho más potente, ya que ningún tipo de magia curativa o habilidad regenerativa resulta efectiva.

Al tratarse de un monstruo rango S, puede emplear magia y adquirir habilidades. De lo que el gremio ha logrado investigar, este engendro escupe poderosas bolas de fuego corrupto, las cuales, pueden reducir a cenizas a cualquiera que sea impactado; incluso si no consigue asestar en su objetivo, estas bolas de fuego negro, generan una nube purpura que, al contacto, los niveles de corrupción del afectado se incrementan notablemente, llegando a ocasionar una transformación en cuestión de minutos. También lanza numerosas cuchillas de viento extremadamente rápidas con la cualidad de atravesar defensas mágicas, agregando que los cortes ocasionan el Efecto Sangrado. Desafortunadamente, eso es todo lo que han conseguido averiguar, ya que este monstruo tiene altas capacidades de detección, por lo que es muy peligroso indagar más de la cuenta.

- Al tratarse de un monstruo rango S, debe tener muchos subordinados, ¿verdad? – interviene el Teniente Pol.

- Por supuesto, – habla el directivo Tiberius – ese engendro tiene 100 subordinados, de los cuales, 30 son de rango A, 20 de rango I, y 50 de rango B.

- Entonces ese UrsumFeraira debe ser extremadamente poderoso, al tener a tantos subordinados de rango A. – Ivonis lo dice con preocupación.

- Efectivamente; – Tatius se muestra igualmente preocupado – además, estos monstruos de rango A son Serpefatius, una criatura muy rápida y feroz; cabe destacar que los de rango I, son Cutumsarma y los de rango B son Ratas Mutadas.

Las Serpefatius son monstruos escamosos de gran tamaño y envergadura que se arrastran por el suelo, poseen una enorme boca con la que pueden engullir a una persona con facilidad, agregando que cuentan con dos pares de colmillos intimidantes, sin contar el filoso cuerno que tienen en sus cabezas; obviamente, su piel y escamas son de color negro, con unos intimidantes ojos carmesí. En lo concerniente a sus características, se sabe que son bastante agiles, y que emplean la magia para mejorar sus sentidos, capacidad de combate, y fortalecer su cuerpo hasta hacerlos extremadamente resistentes; adicionalmente, pueden lanzar acido, volverse invisibles y aplican un potente veneno paralizante por medio de sus colmillos y cuernos.

En lo que respecta a los Cutumsarma, son criaturas un poco robustas más o menos pequeñas, tienen una longitud entre 25 y 40 centímetros, y son especialmente difíciles de matar, ya que cuentan con una coraza muy dura que repele Artes Especiales y toda clase de ataques cortantes; adicionalmente, es muy escurridiza, por lo que golpearla con un arma contundente no es nada fácil; sin embargo, no es especialmente peligrosa, ya que no usa magia y sus ataques son manejables, pues se basan en cortar a sus enemigos con los filosos cuernos en sus cabezas, y realizar dolorosas mordidas; aun así, se debe tener mucho cuidado con estos engendros. Finalmente, las Ratas Mutadas son pequeños roedores que se dedican a rasguñar y morder; aunque no representan una grave amenaza, pueden llegar a ser muy molestos, puesto que son bastante agiles y atacan en grupos numerosos.

- Las Serpefatius serán un gran problema. – lo dice Marselia mientras se torna pensativa.

- La Excelentísima Apóstol Marselia no debe preocuparse por eso, – interviene Brais – nosotros, los Caballeros de la Luna Creciente, nos encargaremos de esos monstruos junto a los otros de bajo rango; su Santidad Katherine y la Excelentísima Apóstol Marselia, solo deben ocuparse del Ursumferaira. – habla con respeto.

- Entiendo, – Marselia asiente – aun así, quiero prestar apoyo cuando se enfrenten a esos engendros, desearía que ningún caballero muriera. – lo dice en tono serio.

- Será un honor recibir ayuda de la Excelentísima Apóstol Marselia. – Brais lo dice con devoción.

Cuando se realizan este tipo de expediciones de subyugación, es muy normal que numerosos caballeros resulten gravemente heridos, e incluso pierdan la vida; en este caso, al enfrentarnos a un monstruo rango S, no hay dudas al afirmar que muchos van a morir irremediablemente. Naturalmente, como la persona a cargo de esta compañía, no deseo la muerte de ninguno de mis hombres, de hecho, me gustaría que nadie reciba lesiones serias, después de todo, mi reputación como Santa se vería afectada, sin mencionar que soy yo la que debe curar las heridas más complicadas; además, debo admitir que no es nada agradable observar a tus leales subordinados, ser dañados y asesinados.

- Señor Lordanus, – tomo la palabra – ¿Cuál es la ubicación de estos engendros?

- Se encuentran en lo profundo de una selva tropical llamada Silpivakos, a unos 75 kilómetros de esta ciudad. – el directivo responde con precisión, al tiempo que utiliza el Generador de Mapas para mostrar su ubicación con claridad.

- Ya veo… – pongo rostro serio – hay que llevar a cabo esta expedición de subyugación lo más pronto posible.

- Su Santidad tiene toda la razón, – habla Brais – creo que esta reunión no solo debería limitarse a recopilar información sobre el engendro, también deberíamos desarrollar la estrategia y la manera de realizar nuestro asalto. – lo dice con confianza.

- Concuerdo con el Capitán Brais, el tiempo es crucial en este tipo de situación. – agrega el Teniente Pol.

- Entonces, – interviene Lordanus – permítanme continuar con los informes de los aventureros, y luego procederé a mostrarles algunos escenarios plausibles que hemos desarrollado, considerando el terreno, el clima y otros factores.

- Muy bien. – asiento en acuerdo.

De esta forma, los directivos, mis subordinados, Marselia y yo, nos quedamos en esta sala de juntas, discutiendo sobre diversos temas, desde las condiciones del terreno, los peligros potenciales, los suministros, el equipamiento, entre otros. La razón de apurar nuestra expedición, se debe a que un grupo tan grande de monstruos reunido en un lugar tan importante como una selva tropical, podría causar serios daños al ecosistema, debido a los altos niveles de corrupción, lo que ocasionaría la aparición de más monstruos, sin contar con la destrucción que generan, lo que dificultaría el proceso de recuperación del medioambiente; de igual manera, tampoco se debe olvidar el peligro que representan los monstruos para los pueblos y villas cercanas; finalmente, todo esto sería muy negativo para la economía de esta región, ya que se perderían numerosas tierras de cultivo y ganado.

◇◇◇

Silpivakos, Jublios 24 de September del 1575.

Debido a que pasamos Lunae y Maris ideando el plan de acción, la expedición inició el día de ayer. Empleando la Máquina de Portales, mi compañía, compuesta por 250 caballeros, viajamos al pueblo más cercano para llegar a esta selva tropical lo antes posible; sin embargo, aventurarse en un lugar como este no es tan fácil, ya que se han presentado numerosos inconvenientes desde el principio. Para comenzar, el suelo es muy fangoso y está lleno de charcos bastante profundos, ralentizando nuestra marcha notablemente, viéndonos en la obligación de hacer rodeos constantes; al parecer, días atrás se produjo un torrencial aguacero, lo que dejó toda la selva completamente inundada. Según los habitantes de esta zona, es muy común que en enormes bosques como estos, se generen lluvias intensas seguidas de climas calurosos durante días.

Por otro lado, resulta muy difícil transitar, gracias a nuestro equipamiento, y a los diversos Artefactos Mágicos que empleamos para orientarnos, conocer el terreno, y evitar que seamos detectados; ahora entiendo que no se puede subestimar a la naturaleza. Como resultado, es necesario realizar paradas cada cierto tiempo, con el fin de actualizar nuestra ruta, considerando los obstáculos y ataques ocasionales de monstruos errantes. Obviamente, no todos estamos marchando por el mismo camino, ya que nos dividimos en 5 equipos que, como es de esperar, se encuentran liderados por Marselia, el Capitán Brais, el Teniente Pol, Teniente Ivonis, y yo; están integrados por 50 caballeros, con el fin de crear un anillo alrededor del Ursumferaira y sus subordinados, para evitar que escapen y eliminarlos con mayor facilidad. Puesto que hemos recorrido este bosque desde ayer en la madrugada, es muy probable que estemos muy cerca del monstruo.

- [Su Santidad, hemos detectado al objetivo, se encuentra a unos 2 kilómetros. – escucho la voz de un caballero con tono serio]

- [Enterada, ¿en cuánto tiempo tendremos contacto? – pregunto con formalidad]

- [Considerando nuestra velocidad de movimiento, los desniveles y el estado del terreno, – lo dice con voz pensativa – tendremos contacto en una hora y media aproximadamente. – responde con tono confiado]

- [Recibido. – lo digo en comprensión]

- [Equipo L] – cambio al canal de líderes – [Estamos a una hora y media de nuestro objetivo, prepárense. – hablo con tono severo]

- [Entendido. – responden al unísono]

Seguidamente, procedo a informar a los integrantes de mi equipo, los cuales, elevan su guardia al máximo al escuchar mis órdenes en sus cabezas. A partir de este momento, los otros equipos, que marchaban relativamente cerca, se alejan y toman caminos diferentes; por supuesto, mis subordinados y yo caminamos con pasos silenciosos, completamente preparados para la batalla. Lógicamente, todos estamos con nuestro equipamiento de combate, y contamos con Artefactos Mágicos que nos ayudarán durante la dura lucha que se avecina; sin duda, muchas personas morirán el día de hoy.

Mientras nos acercamos al objetivo, se puede observar que el aspecto de la zona se torna extremadamente silenciosa y tétrica, un claro augurio de muerte. Silpivakos es una selva mágica, por lo que abundan hojas, flores, arbustos y plantas de colores vivos como verde, amarillo, rojo, azul, entre muchos otros; así mismo, se percibe un olor húmedo y dulce, y es posible apreciar diversidad de insectos, aves, animales y toda clase de criaturas pintorescas; sin embargo, la zona que ahora estamos transitando, es negra y con un olor putrefacto, una señal de altos niveles de corrupción.

Tiempo después, es posible ver desde la distancia a una multitud de monstruos reunidos en un solo lugar rodeando una enorme cueva, sin duda, son los subordinados del Ursumferaira; al parecer, la mayoría se encuentra descansando, mientras que unos pocos deambulan por la zona, como si estuvieran a la espera de algún intruso. Ya que esta selva cuenta con una gran cantidad de árboles altos y gruesos, resulta difícil ejecutar formaciones complejas, agregando que realizar un ataque sorpresa no es tan fácil como se cree, aun cuando esos engendros están congregados en un amplio claro; esto se debe a que hay muchas Serpefatius escondidas en la copa de los árboles, unas están invisibles, y otras se confunden con las corruptas hojas negras. En tal situación, ordeno a mis hombres detener su marcha, y que asuman posiciones de combate.

- [Equipo L] – cambio de canal – [Equipo 1 en posición. – lo digo con tono tranquilo]

- [Equipo 2 en posición. – escucho la voz de Marselia con determinación]

- [Equipo 3 listo. – el Capitán Brais responde con confianza]

- [Equipo 4 en posición. – el Teniente Pol habla con cortesía]

- [Equipo 5 preparado. – habla el Teniente Ivonis con voz seria]

La estrategia que tenemos preparada es muy sencilla, los caballeros que posean Clases y Subclases cuerpo a cuerpo, como Luchador, Espadachín, Protector, Tanque, entre otras, constituyen la primera línea, la cual se encargará de retener a los monstruos y abrir paso, mientras que los Invocadores, Magos, Encantadores, y aquellas con ataques de media y larga distancia, realizan el mayor daño posible; por último, la retaguardia está compuesta por Arqueros, Hechiceros, Curanderos e Ilusionistas, que proporcionarán apoyo y protección. Si a esto sumamos la división en 5 grandes equipos, se podría decir que contamos con todo lo necesario para destruir a esos engendros, al menos en teoría. Por nuestra parte, Marselia y yo no participaremos demasiado en el ataque inicial, ya que nuestro deber es enfrentar al Ursumferaira.

- [Equipo 1] – nuevamente cambio el canal – [Arqueros y hechiceros, acaben con las Serpefatius en los árboles, después de esto, la primera línea procederá con su ataque. – le doy indicaciones a mis hombres]

- [¡Si, su Santidad! – los caballeros contestan al mismo tiempo]

Los arqueros tensan las cuerdas de sus arcos, al tiempo que activan sus Aumentos y Encantamientos, de igual forma, los hechiceros dibujan círculos mágicos en el aire con gran rapidez; así, ambos combatientes lanzan sus ataques con una excelente sincronización. Cuando las flechas y proyectiles mágicos impactan sobre los monstruos, estos realizan un estridente chillido de dolor, seguido de un golpe sordo al chocar contra el suelo; como es de esperar, las Serpefatius se retuercen en sufrimiento, pero están muy lejos de morir, de hecho, se han vuelto mucho más agresivas e iracundas. Obviamente, el ruido alerta a los demás monstruos, los cuales nos detectan al instante y arremeten contra nosotros.

- ¡A LUCHAAAAAAR! – lo digo en voz alta para animar a todos los caballeros – ¡POR LA DIOSA FENICIA!

- ¡POR LA DIOSA FENICIA! – todos responden al unísono.

- ¡AAAAAAHHHHH! – los caballeros de la primera línea, gritan con fuerza para darse valor, mientras corren en dirección a los monstruos.

Simultáneamente, los equipos 2, 3, 4 y 5 también inician su asalto con una gran variedad de ataques mágicos, flechas, lanzas, entre otros proyectiles. Como resultado, el amplio claro se convierte rápidamente en una zona de guerra llena de luces y explosiones; por supuesto, los monstruos también atacan, esquivan y se defienden con todo lo que tienen a disposición. Minutos después, las heridas y muertes no se hacen esperar; es posible observar a hombres y mujeres pertenecientes a la Orden de Caballeros de la Luna Creciente, perder extremidades, ser salpicados por acido, recibir cortes y mordidas en diversas partes de su cuerpo, y por supuesto, morir siendo aplastados, derretidos, devorados o partidos a la mitad por los monstruos. Lógicamente, nosotros no somos los únicos en sufrir bajas, ya que un gran número de engendros, han sido eliminados por los hechizos, golpes y cortes de los caballeros.

Como líder de equipo y superior de estos hombres, no puedo permanecer impasible, por lo que enfoco mis esfuerzos en dar órdenes, curar a los que tienen heridas más graves y lanzar algún hechizo protector de vez en cuando; por supuesto, podría hacer mucho más, pero deseo conservar la mayoría de mi magia y energías para luchar contra el monstruo rango S que, seguramente, muy pronto saldrá de su cueva a causar un gran caos. Mis acciones motivan a los caballeros para seguir luchando con todo su poder, pues se sienten respaldados por alguien a quien veneran y consideran fuerte; hablando de fuerza, los miembros de mi compañía poseen un rango de poder Avanzado, con varios que rozan el Superior, como el Capitán Brais junto a sus 2 Tenientes Pol e Ivonis.

Con lo anteriormente dicho, es normal que estos hombres tengan dificultades a la hora de luchar contra criaturas del "mismo" rango; esto se debe a que los monstruos de alto rango, no son seres con los que puedas lidiar por ti mismo, a menos que tengas dones increíbles como los míos, o poseas una excepcional destreza y talento en batalla como mi amado Agis. En tal situación, combatir en equipo con disciplina, sabiduría y voluntad, se convierte en la mejor manera de hacer frente a semejantes engendros; de hecho, gracias a ello, las 10 razas han logrado resistir las incursiones de esas abominaciones.

Mi mentora siempre me dice que la unión hace la fuerza, y que nuestro espíritu nos proporciona un poder y motivación que los monstruos nunca tendrán; ella cree fervientemente en el gran potencial para el bien que tiene cada persona, y es por esto que hemos conseguido anteponernos al mal, los monstruos. Francamente, estoy en desacuerdo con eso, especialmente con lo de "el gran potencial para el bien", pero, no puedo negar que nosotros tenemos poderosos sentimientos que nos impulsan a darlo todo, mientras que esos engendros solo se guían por el odio y la maldad, pues eso es lo que veo ahora mismo, y es aún peor cuando son astutos e inteligentes. Al tiempo que reflexiono sobre esto, puedo sentir un ligero temblor, sin duda, el Ursumferaira está a punto de salir de su cueva; anticipándome a ello, empuño mi Maza de Armas con fuerza, y me dirijo con pasos firmes al centro del claro, completamente preparada para la dura lucha que se avecina.

- ¡GRRRRR! – el monstruo ruge con fuerza mientras sale de la cueva.

- [Arte Oculta: Enlace de Gravedad] – rápidamente activo un hechizo, al tiempo que mis caballeros me abren paso para acercarme a mi enemigo.

- ¡AAAARRRRRGGG! – el engendro brama con furia al ser impactado por una enorme esfera negra.

[Enlace de Gravedad] es un hechizo Instantáneo del atributo Oscuridad, que genera una intensa fuerza de atracción a un lugar u objeto determinado, impidiendo cualquier movimiento durante 5 minutos; adicionalmente, el afectado no podrá lanzar hechizos de movimiento instantáneo como [Tele Transportación], y si llegase a utilizar habilidades o dones para liberarse, su costo se triplica, agregando que sufrirá de un terrible cansancio. Otro punto a destacar, es su relativo bajo costo, pues apenas se requiere de 500000 Unidades Mágicas; también debo decir que no se necesita apuntar con mucha precisión, ya que el proyectil mágico es bastante grande y rápido, sin mencionar que no es posible defenderse con objetos u hechizos convencionales, haciendo que este sea muy difícil de esquivar o protegerse. Por último, este Arte Oculta puede causar daños graves como fracturas, desgarros y contusiones, debido a la tremenda presión que ejerce, o por el fuerte choque.

En este caso, he designado que el monstruo sea atraído al suelo, por lo que ahora mismo se encuentra inmóvil en la tierra. Por supuesto, esta Arte Oculta tiene un efecto secundario, el cual, causa una intensa jaqueca que dura 3 minutos, así que es peligroso lanzarla continuamente. Gracias a esto, Marselia y yo conseguimos el tiempo suficiente para asesinar y apartar a los monstros que se interponen en nuestro camino, y pararnos ante el Ursumferaira completamente decididas a matarlo; naturalmente, tuve que soportar el dolor durante esos momentos. Así mismo, le entrego a la elfa mi Sangre de la Inmortalidad, la cual bebe rápidamente, mientras pone su mano sobre mi hombro para activar su don Invalidación.

- ¡Katherine, acabemos con este engendro! – Marselia lo dice con determinación.

- ¡Sí! – asiento.

Con los últimos segundos de efecto de mi Arte Oculta, ambas nos acercamos y le propinamos un potente golpe en la cabeza con todas nuestras fuerzas.

- ¡AAAAAAAARRRRRRRRGGGGGGG! – el engendro chilla de dolor y se levanta con rabia.

Marselia y yo tomamos distancia, preparándonos para su ataque. Aunque el monstruo sintió mucho dolor, no parece que le hayamos causado mucho daño, ya que no dejamos ni una pequeña herida. Completamente enfurecido, el engendro abre su hocico, del cual se producen unas llamas negras que rápidamente escupe a nuestra posición; sin duda, se trata de su fuego corrupto.

- [Arte Oculta: Protección Segadora] – activo nuevamente un hechizo.

- ¡AAAAAAAARRRRRRRRGGGGGGG! – todos los monstruos de la zona, gritan de dolor al mismo tiempo.

[Protección Segadora] es un hechizo Instantáneo de atributo Luz que, como su nombre lo sugiere, envuelve mi cuerpo en una potente luz blanca que cubre un área de 200 metros, la cual purifica toda la zona, desintegra los hechizos dirigidos a mi posición, me protege de ataques físicos, y causa una corta ceguera a cualquiera que me vea directamente; adicionalmente, infringe daño por quemadura a monstruos o seres vivos con altos niveles de corrupción. Desafortunadamente, el efecto de esta Arte Oculta solo dura 5 segundos, y aunque es posible usar la técnica Amplificar, no es rentable ya que tiene un costo de 350000 Unidades Mágicas, por lo que no vale la pena gastar tanto, solo por extender la protección un poco más, pues su daño a monstruos no es tan fuerte como [Luz Sagrada].

Al igual que muchas Artes Ocultas, posee ciertas desventajas y efectos secundarios. Cuando termine su efecto, el lanzador será asaltado por una fatiga física considerable; por fortuna, esto no es un problema gracias al don de Marselia; sin embargo, eso no es suficiente para lidiar con un ligero inconveniente que presenta es te hechizo, y es que, durante los 5 segundos que funciona, no me es posible moverme ni lanzar hechizos, esto sin contar que es inútil contra técnicas que impidan el movimiento, así que [Protección Segadora] no es un hechizo perfecto, y tampoco proporciona una superioridad notable, solamente te protege temporalmente de ataques que lo ameriten. En esta situación, debía usarlo, ya que es lo mejor que tengo para negar ese fuego corrupto. Por su parte, la elfa aprovecha la oportunidad para acercarse al monstruo, ahora que está ciego y sufre por las quemaduras.

- [Arte Oculta: Aceleración Tiempo-Espacio, Baluarte, Fuerza por 50] – escucho a Marselia activar esos hechizos, mientras carga contra el monstruo.

La elfa se mueve con una velocidad abismal, al encontrarse frente a él, realiza un pequeño salto mientras abalanza su martillo; el golpe fue tan potente que el engendro cae al suelo bruscamente, generando un fuerte temblor seguido de un sonido ensordecedor.

- [Arte Oculta: Caída] – Marselia lanza un hechizo sin dudarlo.

Al ejecutar este hechizo, cae del cielo un poderoso remolino de viento que impacta con fuerza sobre la cabeza del monstruo.

- ¡AAARRRGGG! – el engendro grita mientras el remolino de viento intenta a travesar su cráneo.

Aunque Marselia se especializa en el combate cuerpo a cuerpo, es muy buena con una gran variedad de hechizos de diversos atributos, a pesar de que solo posee afinidad con el elemento Tierra. Hablando de [Caída], es un hechizo Instantáneo de atributo Aire, el cual genera un remolino de viento que puede atravesar la mayoría de defensas físicas y mágicas, penetrando a su objetivo como si se tratase de una lanza caída del cielo, causando daño letal; otro punto a destacar, es su bajo costo, ya que requiere la módica suma de 150000 Unidades Mágicas, siendo una de las Artes Ocultas más "baratas"; por supuesto, también causa efectos secundarios, produciendo un mareo considerable al lanzador, no obstante, gracias al don de la elfa, esto no es ningún problema.

A pesar de que mi hechizo consiguió afectar a todos los monstruos del lugar, lo cierto es que no les provocó daño letal y, obviamente, el Ursumferaira se encuentra ileso; al parecer, mi Arte Oculta solo le causó un poco de sufrimiento. De igual manera, los fuertes ataques de Marselia tampoco le han infringido ninguna herida importante, pese a ser golpeado con su martillo de lleno, y recibir directamente un poderoso hechizo. Por lo visto, su pelaje es realmente resistente, esto es un grave inconveniente.

Aprovechando que el engendro se encuentra aturdido por los ataques de Marselia, utilizo mi Comunicador Portátil para dar órdenes a mis hombres, ahora que puedo moverme normalmente.

- [Activen los Artefactos Mágicos. – lo digo con determinación]

- [Como su Santidad ordene. – responde un caballero con firmeza]

Inmediatamente se crean dos barreras en forma de cúpula, una blanca que cubre toda la zona, y otra azul, que solo nos cubre al Ursumferaira, Marselia y a mí; de esta manera, ningún monstruo puede escapar ni intervenir, y es posible mitigar los daños al medioambiente, al fin de cuentas, la batalla podría destruir esta selva.

- ¡GRRRRR! – el monstruo ruge con ira nuevamente.

- [Arte Oculta: Enlace de Gravedad] – lanzo mi hechizo una vez más.

Contrario a mis expectativas, el engendro responde rápidamente agitando sus garras, de las cuales salen disparadas en todas las direcciones, numerosas cuchillas de viento que brillan en un tono amarillento; Marselia consigue esquivarlas saltando. Lógicamente, intento hacer lo mismo, pero mi tiempo de reacción fue muy lento, por lo que una de ellas corta mi pierna izquierda como si nada; por suerte, el ataque del monstruo no es capaz de penetrar la barrera, de lo contrario, muchos caballeros habrían muerto.

- ¡Ah! – realizo una débil exclamación mientras soporto el dolor.

- ¡Maldito engendro! – la elfa se percata de mi herida, por lo que se precipita contra el monstruo para darme tiempo de recuperarme.

Empleando el encantamiento [Atracción] de mi guantelete, recupero mi pierna cercenada y la encajo en su lugar, esta vez, la herida duele muchísimo, más que cualquier otro corte que haya recibido; adicionalmente, mi regeneración es demasiado lenta y la sangre no para de salir. Los poderes de este monstruo no son ninguna broma, incluso pueden anteponerse a los efectos de mis dones; en verdad, este engendro podría matarme. Al cabo de unos minutos, logro recuperarme por completo y me pongo de pie; mientras tanto, la elfa hace buen uso de sus Aumentos para esquivar y contraatacar sin recibir daño. La criatura es rápida y astuta, intentando cortar a Marselia con sus garras, las cuales, están cubiertas por un aura amarillenta; seguramente, es gracias a eso que sus ataques son tan letales.

- ¡AAAAAHHHHH¡ – realizo un grito de guerra mientras cargo contra el monstruo.

- ¡GRRRRR! – la criatura ruge otra vez mientras se para en sus patas traseras.

Al mismo tiempo, una fuerte onda de choque es generada por el engendro, como resultado, ambas somos repelidas y rodamos por el suelo varios metros; este es un hechizo o habilidad del que no estábamos enteradas. Encontrándome un poco aturdida por la acción del monstruo, me levanto rápidamente, solo para percatarme que ya se encuentra frente a mí, ¡Es rápido! ¡Demasiado rápido! Instintivamente hago un veloz salto para golpearlo en el hocico con mi maza, sin embargo, la aberración me intercepta con una de sus patas haciéndome chocar violentamente contra el suelo; obviamente, el golpe es muy doloroso. De nuevo me pongo de pie ignorando el sufrimiento, sin embargo, antes de que logre hacer algo, el bastardo clava sus garras en mi torso, lo que inmediatamente me hace expulsar una bocanada de sangre.

- ¡Monstruo malnacido! – escucho la voz de Marselia llena de ira.

La elfa interviene golpeando al engendro en la cabeza, luego, esquiva el siguiente ataque, y me aleja de sus garras con rudeza, para posteriormente tomar distancia; de no ser por Marselia, ese engendro me habría cortado la cabeza.

- [Arte Oculta: Tierra Divina] – la elfa activa un hechizo.

Inmediatamente se genera una pequeña cantidad de tierra de color oro, la cual es capaz de tomar casi cualquier forma, además de realizar una amplia variedad de ataques cortantes, contundentes y penetrantes, así como crear barreras y escudos que pueden resistir hechizos, y toda clase de golpes. Como todo hechizo con el adjetivo Divino, cuesta un millón de Unidades Mágicas y dura 10 minutos; seguramente, Marselia está usando este Arte Oculta para lidiar contra el monstruo mientras me recupero.

- Haa… Haaaa… Haaa… Ha… Aaaa… Aaaa…. – respiro con dificultad e intento articular palabra, pero es inútil.

- Ya no lo intentes más, te daré tiempo para que te recuperes. – lo dice con determinación sin perder de vista al monstruo.

Ese engendro perforó mis pulmones, agregando que las heridas son anormalmente dolorosas, solo puedo quedarme en el suelo intentando mantenerme consiente. Simultáneamente, Marselia manipula su Tierra Divina para retener al monstruo y protegerme de sus ataques mágicos. ¡Mierda! En verdad soy muy débil, y debo admitir que la fuerza de esta abominación parece una manifestación de la naturaleza, un poder invencible. Pasados unos cuantos minutos, mis heridas se regeneran completamente, ahora puedo respirar y hablar con normalidad; me levanto una vez más, dispuesta a dar todo lo que tengo.

- [Arte Oculta: Baluarte, Aura de Poder, Fuerza por 50, Aceleración Tiempo-Espacio] [Arte Especial: Visión Cinética, Precipitación] – activo múltiples hechizos mientras corro en dirección al monstruo – ¡Marselia! ¡Muévete! [Ballesta] – lanzo otra Arte Oculta al tiempo que la elfa salta a un lado.

Instantáneamente, se genera una enorme flecha oscura que viaja a una tremenda velocidad; adicionalmente, utilizo la técnica Potenciar para incrementar la efectividad, letalidad, velocidad, alcance y rango de efecto del hechizo. Al tratarse de un Arte Oculta tan fuerte como lo es [Ballesta], que puede desintegrar todo lo que se interponga en su camino, solo es posible potenciarla 4 veces, luego de esto, su poder no va aumentar más, y sería un desperdicio de Unidades Mágicas. Obviamente, al emplear esta técnica, el costo del hechizo se dispara, en este caso, lo normal es 300000, pero, al ser potenciado 4 veces, su consumo se eleva a 1200000. Como es de esperar, el engendro no tiene oportunidad de protegerse o esquivar mi ataque, por lo que lo recibe en su pecho de lleno.

- ¡AAARRRGGG! – el monstruo grita de dolor mientras sale despedido varios metros.

- ¡Aún no está muerto! – le digo esto a la elfa con confianza.

Ya que mi ataque potenciado al máximo no lo ha convertido en polvo, es completamente obvio que todavía está vivo; como mucho, solo he logrado hacerle alguna laceración en el pecho. En pocos segundos, el engendro se levanta un tanto aturdido y, efectivamente, solo tiene una pequeña herida que, de hecho, ya se está curando lentamente; en verdad, este tipo de abominaciones no deberían existir.

- ¡GRRRRR! – el engendro ruge con ira.

- ¡AAAAAAAHHHHHH! – realizo un grito de guerra al tiempo que cargo hacia el monstruo.

- ¡POR LA DIOSA! – Marselia corre en dirección a la criatura mientras grita con valentía.

A medida que nos acercamos, el engendro continúa rugiendo con su hocico mostrando sus dientes, que también poseen esa aura amarillenta; en ese instante, percibo que está realizando algún tipo de hechizo desconocido, ya que el espacio a su alrededor comienza a distorsionarse, y no logramos llegar a él sin importar cuanto nos esforcemos en acercarnos; presintiendo el peligro, me preparo física y mentalmente para esquivar. Gracias a la habilidad Percepción Mágica, que aprendí hace meses, junto a mi don Multi Elemental, logro determinar el lugar específico de su ataque. El monstruo mueve su cabeza contra el suelo, como si fuera a morder algo y, en un instante, me muevo aun lado, para que justo después, su mordisco apareciera en esa posición; no hay error al afirmar que se trata de un efecto para modificar el espacio-tiempo. El asalto de la criatura no se detiene y continúa realizando feroces mordiscos e incluso zarpazos, los cuales esquivo con relativa facilidad.

Al ver que no logrará matarme ni herirme de esta manera, el monstruo cambia de objetivo, y apunta a Marselia, quien consigue esquivar con dificultad, sin embargo, puedo notar que le falta velocidad, es posible que en cualquier momento, uno de los ataques de la criatura logre conectar; si lo hiciera, Marselia podría morir al ser devorada en su totalidad, pese a estar bajo los efectos de mi Sangre de la Inmortalidad. El Ursumferaira se ha percatado de la desventaja de la elfa, por lo que intensifica el ritmo de sus ataques; aun así, Marselia persiste usando continuamente el Arte Especial [Destello] para eludir con menos problemas; no obstante, parece que el hechizo de este monstruo limita el desplazamiento con hechizos, por lo que todavía no es suficiente. Viendo que mi compañera se encuentra en peligro, activo un Arte Oculta.

- [Haz de Muerte] – extiendo mi mano y activo el hechizo.

De mi palma se genera una fina línea negra en dirección al monstruo, sin embargo, el hechizo resulta inútil, pues nunca lo alcanza; parece que solo podemos esperar a que termine el efecto de este hechizo para atacarlo. En consecuencia, me acerco lentamente a la posición de Marselia con el fin de apoyarla de alguna manera; segundos después, cuando consigo acercarme lo suficiente, noto que ella no logrará eludir un mordisco del engendro, por lo que me lanzo rápidamente y la empujo, recibiendo el daño por ella.

- ¡AAAAAAAAAHHHH! – grito de dolor.

Ese maldito monstruo devoró todo mi brazo izquierdo, y gran parte de mí hombro, un poco más, y hubiera muerto engullida por ese engendro. Producto del gran sufrimiento, caigo al suelo en un charco de mi propia sangre.

- ¡MALDITO ENGENDRO! ¡PAGARÁS POR ESO! – Marselia lo dice con rabia, mientras corre en dirección al monstruo una vez más.

Afortunadamente, el efecto del hechizo termina y por tanto, la elfa puede acercarse al engendro. Por mi parte, debo decir que esta fue una de las pocas veces en las que realmente sentí que podía morir, en verdad, fui muy imprudente al intentar salvar a Marselia de esa manera; en lo que respecta a mi herida, esta comienza a sanar lentamente, sumando a ello un intenso dolor; es increíble que deba usar este hechizo en mi misma, pero es la mejor forma de volver a la batalla sin perder tiempo.

- [Arte Oculta: Reconstitución] – activo un hechizo curativo.

Esta es una de las pocas veces que me veo orillada a usar un hechizo curativo en mi misma, pero es lo mejor que puedo hacer para recuperarme de inmediato. Aunque el efecto Sangrado disminuye la efectividad de este tipo de hechizos, mi don Multi Elemental me proporciona inmunidad absoluta a condiciones inducidas por magia, por lo que eso no aplica en mí; por otra parte, mi lenta recuperación se debe a algún don o habilidad desconocida. Como es de esperar, mi cuerpo se regenera en cuestión de segundos, y como aún estoy bajo los efectos del don de Marselia, no sufro ningún dolor. Me levanto nuevamente, y observo a la elfa teniendo dificultades contra el monstruo mientras lanza hechizos que resultan inútiles; adicionalmente, la herida que le había infringido momentos atrás, ya está completamente curada.

Reflexionando sobre la situación actual, tengo que decir que es muy mala; este engendro posee una increíble resistencia, nuestras armas no pueden herirlo, ya que lo hemos golpeado repetidas veces con fuerza, y permanece ileso; los hechizos solo pueden causarle un daño limitado, y esto es posible invirtiendo una cantidad considerable de Unidades Mágicas potenciándolos; para rematar, este monstruo puede regenerarse. Otro detalle a mencionar, es que me quedan muy pocas Unidades Mágicas, y estoy segura que a Marselia le ocurre lo mismo; a este paso, esa abominación terminará matándonos. Visto lo visto, los próximos momentos serán decisivos, por tanto, debo idear un método para acabar con esa criatura rápidamente; pensando con detenimiento, todo lo que se me ocurre, es asestarle un poderoso golpe en un lugar vulnerable que no esté cubierto por su pelaje como los ojos, u otra parte del cuerpo.

Decidida a darlo todo en mi próximo ataque, corro en dirección al engendro. Como es de esperar, la elfa se percata rápidamente de mis intenciones, por lo que toma distancia y lanza varios hechizos en sucesión rápida; aunque no puedan herir al engendro, son útiles para entorpecer sus movimientos y distraerlo. Aprovechando el momento, aumento mi velocidad mientras me preparo física y mentalmente para asestar un buen golpe; sin embargo, el engendro emplea alguna clase de hechizo o habilidad de movimiento instantáneo para aparecer atrás de Marselia y la aplasta con sus patas.

- ¡Marselia! – pronuncio el nombre de la elfa con preocupación.

Aun cuando la elfa posee una armadura de placas, y hechizos que aumentan su resistencia, es posible que termine incapacitada durante mucho tiempo si recibe demasiado daño, y en el peor de los casos, podría caer inconsciente. Lógicamente, me apresuro a socorrerla mientras lanzo varios hechizos, llamando la atención del monstruo, no obstante, la criatura me ignora y continúa golpeando a Marselia contra el suelo varias veces.

- ¡Mierda! – grito en frustración.

A medida que me acerco al lugar, puedo notar que el engendro se dispone a realizar el ataque definitivo, intentando clavar sus garras en el cuerpo de la elfa, que permanece en el suelo completamente inmóvil.

- ¡No! – lo digo mientras salto para golpearlo en el ojo.

En un movimiento astuto, el Ursumferaira cambia la trayectoria de su ataque, logrando hincar sus filosas garras en mi pecho.

- ¡Ah! – realizo un pequeño grito de dolor.

Una vez más, solo puedo escupir una gran cantidad de sangre; el sufrimiento es tan grande que pierdo todas mis fuerzas, dejando caer mi arma sobre el suelo. No cabe duda que esta criatura cuenta con cierto grado de inteligencia, no solo por el hecho de que puede comandar a un centenar de monstruos, también es capaz de realizar fintas y llevar a cabo ataques sorpresa; para confirmar mis pensamientos, el engendro da el golpe de gracia a Marselia, encajando repetidamente las garras de su otra pata en la espalda de la elfa, logrando penetrar la armadura de Diamamentun sin mucho esfuerzo. Obviamente, ella no está muerta, ya que bebió mi Sangre de la Inmortalidad; sin embargo, su efecto terminará muy pronto, por lo que existe una alta probabilidad de que muera dentro de unos minutos.

- ¡AAAAARG! – el monstruo brama en señal de victoria y poder.

En lugar de decapitarme, el engendro abre su hocico con la intención de devorarme; probablemente, le gusta mi sabor, pues minutos atrás se comió mi brazo izquierdo. ¡Mierda! Esta no es la manera en la que quiero morir, ¡Tengo que reunirme con Agis! Motivada por estos pensamientos, recupero una parte de mis fuerzas, y gracias a la habilidad Omisión de Canto que adquirí recientemente, activo el Arte Oculta [Impacto Abisal], un hechizo Instantáneo de atributo Agua, que me permite realizar un golpe devastador con la capacidad de destruir cualquier cosa con la que mi puño tenga contacto; sin duda, este es mi último ataque, si no consigo matar a esta criatura, será mi fin. Para asegurarme, nuevamente empleo la técnica Potenciar hasta su límite; ya que este hechizo es tremendamente poderoso, solo es posible potenciarlo 3 veces.

En el momento en que está apunto de engullirme, elevo mis sentidos al máximo, luego, muevo mi puño derecho con fuerza, velocidad y precisión asestando en las babosas encías del monstruo; con un sonido retumbante, la totalidad de su cabeza es destrozada, obviamente, la sangre y sesos salpican los alrededores. Este es el efecto de [Impacto Abisal], y debo decir que su alto consumo de Unidades Mágicas no es para nada injusto. El engendro cae de espaldas contra el suelo, sin señales de vida; sin importar que tan grandiosa sean sus capacidades regenerativas, no hay forma en la que pueda sobrevivir a semejante ataque. La razón por la que yo puedo regenerarme de heridas mortales, es porque mi don Curación es un poder superior a cualquier habilidad, hechizo o cualidad racial.

- ¡SU SANTIDAD HA CONSEGUIDO ELIMINAR AL MONSTRUO! – grita un hombre.

- ¡VIVA LA SANTA DE LA CURACIÓN Y LA OCTAVA APÓSTOL! – escucho los gritos eufóricos de varios caballeros.

- ¡VIIIIIIVAAAAAA! – otros cientos de caballeros responden al unísono.

Pese a que la criatura está muerta, no puedo permanecer tranquila, todavía hay cosas que debo hacer; en primer lugar, tengo que extraer sus garras de mi pecho para recuperarme, y curar a Marselia que está al borde de la muerte.

- ¡Aaaj! – intento gritar mientras lentamente retiro las garras del monstruo con una expresión de sufrimiento.

Como mi garganta y pulmones se encuentran llenos de sangre, ni siquiera soy capaz de realizar un genuino grito de dolor, pues sacar estas garras de mi cuerpo es una maldita tortura; lógicamente, tampoco puedo respirar adecuadamente, por lo que estoy luchando por no caer inconsciente. Al cabo de varios segundos de un sufrimiento indescriptible, consigo liberarme, y no dudo en emplear un hechizo curativo en mi misma para recuperarme al instante; posteriormente, me acerco a la elfa para revisar su condición.

- Marselia… – pronuncio el nombre de la elfa con preocupación.

El estado de Marselia es crítico, incluso mi Sangre de la Inmortalidad no consigue regenerar sus heridas, solo la mantiene con vida; a este paso, no va a sobrevivir, ya que el efecto terminará muy pronto. Por otro lado, siento un dolor punzante en todo el cuerpo, una clara señal de que he agotado toda mi magia; esto se debe a que he lanzado muchos hechizos anteriormente, especialmente [Impacto Abisal] que cuesta un millón, pero como lo he potenciado 3 veces, su costo se elevó a 3 millones. No obstante, todavía puedo salvarla, solo tengo que robar sus Unidades Mágicas y absorber el estado Sangrado así como cualquier otra condición negativa, usando mi don Multi Elemental.

- Vas a estar bien… – lo digo mientras retiro su casco y toco su mejilla con mi mano.

Para usar mi don es necesario el contacto directo, por lo que, en esta posición, empiezo a robar sus Unidades. Afortunadamente, realizar esta acción no consume magia, solo me produce un gran cansancio, sin embargo, con el efecto de Invalidación, esto no representa ningún inconveniente. Pese a ello, absorber estados negativos si cuesta, espero que a esta elfa todavía le queden las suficientes. Lógicamente, robar las Unidades requiere tiempo, por tanto, transcurren varios minutos en lo que consigo un total de 500000, más que suficiente. Rápidamente llevo a cabo la absorción, y procedo a utilizar el Arte Oculta [Reconstitución], como resultado, sus heridas comienzan a sanar inmediatamente.

- ¡Ah… Ah… Ah…. Ah! – la elfa se despierta mientras respira con agitación.

- Marselia, ¿te sientes bien? – pregunto con inquietud.

- Estoy bien… – responde con rostro cansado – ¡¿y el monstruo?! – lo dice con tono alarmante.

- Ya está muerto. – señalo el cadáver del engendro.

- Ah… – Marselia se levanta con dificultad.

- Tranquila, acabas de recuperarte… – le ayudo a ponerse de pie.

- Lo conseguimos… – realiza una pequeña sonrisa.

- Si… – respondo con un poco de tristeza.

Francamente, no puedo alegrarme ni ser optimista en esta situación, ese monstruo casi nos mata; adicionalmente, los Caballeros de la Luna Creciente aún se encuentran luchando contra los subordinados del Ursumferaira, por lo que esta batalla todavía no acaba. Observando los alrededores con detenimiento, mis hombres han logrado eliminar a la mayoría de las abominaciones, así que no es necesario que Marselia y yo intervengamos, además, ambas estamos exhaustas física y mentalmente. Por ahora, todo lo que puedo hacer, es sacar de mi almacenamiento el Dispositivo de Comunicación Portátil, dar órdenes y motivar a mis hombres.

Los caballeros consiguen exterminar al último enemigo 20 minutos después; habiendo logrado nuestro objetivo, los curanderos y aquellos que pueden usar hechizos curativos, tratan a los heridos, mientras que otros recuperan los cadáveres de los muertos. Según un informe del Capitán Brais, murieron 30 personas, y 75 sufrieron lesiones bastante graves; esto supone una pérdida considerable, y demuestra que debo mejorar; sin embargo, es una clara señal de la dura batalla. Posteriormente, se desvanecen las barreras, y nos alejamos del campo de batalla; después, se crea una nueva, con el fin de evitar que la corrupción se esparza; así mismo, se llevan a cabo los preparativos para acampar, ya que es necesario quedarnos hasta que lleguen los miembros del Instituto de Reconstrucción y Preservación, que se encargarán de recuperar la zona destruida. Afortunadamente, la corrupción no ha logrado expandirse por todo el lugar, pese al gran número de engendros; tengo entendido que esto se debe a que las plantas poseen una resistencia natural.

Terminada esta última misión, ahora puedo regresar a Mirusmari y por fin reunirme con Agis; debo admitir que me siento muy ansiosa, pese a todos los problemas y desgracias que han ocurrido. No obstante, tengo que ver el lado bueno de esto, de lo contrario, mi cabeza empezaría a llenarse de pensamientos negativos y, para ser franca, ya tengo suficiente de eso; al menos, quiero disfrutar por un momento el gran logro de asesinar a un monstruo rango S, y estar cerca de cumplir mi objetivo.

◇◇◇

Mirusmari, Maris 29 de September del 1575.

Los funcionarios del Instituto de Reconstrucción y Preservación, tardaron más de 2 días en llegar al lugar donde exterminamos al monstruo rango S y sus subordinados; durante ese tiempo, mis hombres y yo recuperamos energías, realizamos algunos procesos previos para agilizar el trabajo del Instituto, y nos preparamos para partir. Considerando contratiempos como el clima y los obstáculos del camino, regresamos a Incivisula el pasado Dominicus, siendo recibidos con mucha alegría por todos sus habitantes; aunque quería volver a Caelum de inmediato, el noble a cargo de esa ciudad, así como los directivos del Gremio de Aventureros, insistieron en que nos quedáramos un día más, con el fin de festejar la subyugación de los engendros, y darme sus agradecimientos; como resultado, no tuve más remedio que acceder.

El Lunae se realizó un gran banquete en el castillo del noble, un edificio enorme y lujoso; obviamente, fue un evento privado al que solo asistieron personalidades importantes y, por supuesto, todos los Caballeros de la Luna Creciente. Debo admitir que la comida era deliciosa, me deleité con platos que nunca antes había probado; al tratarse de una ciudad costera, la mayoría de recetas se basan en ingredientes del mar, cosa que no ocurre en Caelum. En cuanto a mis subordinados, he de decir que disfrutaron de un buen festín, en el que rieron, bailaron, y en general, se divirtieron mucho; supongo que acepté en parte porque ellos se merecían algún tipo de recompensa, o más bien, una compensación, pues muchos perdieron a compañeros importantes, y sufrieron bastante en aquella batalla.

Como quería regresar a Mirusmari en el menor tiempo posible, solicité al noble de esa ciudad, que nos permitiera usar la Máquina de Portales; por suerte, el aristócrata accedió sin peros. Contrariamente a lo que se piensa, las Piedras Mágicas que se emplean para proporcionar "energía" a los Artefactos, así como a algunos Objetos Mágicos y Encantados, no son tan abundantes, especialmente las que se utilizan en dispositivos tan convenientes como la Máquina de Portales; esto se debe a que se requieren piedras de alta calidad, y estas son difíciles de obtener a pesar de que es posible crearlas artificialmente con hechizos. Con lo anteriormente dicho, los nobles no se atreven a usar esta clase de Artefactos Mágicos a la ligera, ya que son una importante herramienta para recibir apoyo de otras ciudades, o evacuar a todos los civiles de ser el caso.

Al llegar esta mañana a Mirusmari, mis subordinados y yo nos encontramos con una "cálida" bienvenida en la que un gran número de fieles, ocupaban las aceras de la calle, colmándonos de ánimo y buenos deseos; a causa de esto, el camino a la Catedral Episcopal de la Diosa Fenicia, fue un suplicio, en verdad, estaba harta de fingir una alegre sonrisa para esa gente, solo quería descansar de eso, y reencontrarme con Agis cuanto antes. Posteriormente, Marselia y yo nos reunimos con mi mentora, quien se mostró feliz por mi desempeño, reconociendo mi poder; obviamente, también felicitó a la elfa, catalogándola como uno de los mejores apóstoles de la iglesia, ocasionando que mi compañera se arrodillara en regocijo. Dejando de lado las formalidades y cumplidos, no tardé en expresar mi intención de verme con mi amado Agis, a lo que mi mentora consintió sin problemas.

Actualmente me encuentro sentada en un sillón de mi habitación, acompañada por Marselia, quien me ha traído la lista de personas que desean una reunión conmigo; aunque hubiera sido mucho más eficiente enviar a la elfa en busca de Agis inmediatamente, deseo revisar la lista con el propósito de comprobar si él ha hecho el mas mínimo intento de encontrarme. Soy consciente de que, en este punto, eso no tiene importancia, y tampoco es que cambie algo, pero, si Agis está en esta lista, significaría que recuerda nuestra promesa, e intentó cumplirla, aunque sea por no faltar; además, estoy enterada de su situación, que lleva viviendo bastante tiempo en esta ciudad, que ahora tiene 9 mujeres, sobre la muerte de Leila, la maldición que padece, sé todo lo que puedo sobre él; por tanto, en el caso de que no aparezca su nombre, implicaría que no le intereso en lo absoluto. En resumen, al comprobar este documento, es posible saber si todavía soy importante para él.

- ¿Lo encontraste? – Marselia me pregunta con inquietud.

- Aún no.... – respondo con el ceño fruncido – pero debe estar en algún lado. – lo digo con confianza.

- Si tú lo dices… – la elfa habla con tono condescendiente.

- Ya lo verás… – le lanzo una mirada fulminante a la elfa.

- … – mueve la vista percatándose de su error.

Marselia conoce muy bien mis sentimientos por Agis, y también sabe la razón por la que he realizado todas esas misiones, los duros entrenamientos, y muchas cosas más. Increíblemente, esta elfa me apoya y desea ayudarme en todo lo que puede, algo que todavía me sorprende, pues ella es esa clase de mujer demente que no cree en el amor, y detesta que los hombres la miren con deseo; seguramente, algún elfo la rechazó en el pasado, y es debido a eso que terminó convirtiéndose en monja, al ser su única forma de encontrar marido, o ser aceptada en algo, y sin embargo, aún sigue soltera, a pesar de que tiene más de 80 años; aunque es duro decirlo, es casi un hecho que esta mujer va permanecer sola por el resto de su vida, a menos que decida ser la concubina de un noble poderoso.

¡Mierda! Esta lista es demasiado larga, leo muchos nombres conocidos, pero no encuentro al que realmente deseo; si Agis no está aquí, será un duro golpe, sin mencionar que perdería gran parte del valor que he reunido para mi confesión. Al cabo de un tiempo examinando el documento con cuidado, por fin aparece su nombre.

- ¡LO ENCONTRÉ! – lo digo en voz alta llena de felicidad, mientras me pongo de pie súbitamente.

- ¡Que! – la elfa lo dice con sobresalto.

- ¡LO ENCONTRÉ! ¡LO ENCONTRÉ! ¡LO ENCONTRÉ! – repito esas palabras con alegría y emoción.

- Oye, me asustaste, no tienes que comportarte de esa manera, pareces una niña. – Marselia habla con tono de broma, intentando molestarme.

- ¡Eso no importa! ¡Mira! ¡Aquí está! – le muestro el nombre de Agis en la lista.

- Si, ya lo leí… – lo dice con voz casual – entonces, ¿quieres que lo traiga a la catedral?

- ¡Sí! ¡tráelo ahora! – lo digo con urgencia.

- Está bien, está bien, pero cálmate un poco… – la elfa muestra una pequeña sonrisa – además, no tienes que apurarte, ahora mismo son las 4 de la tarde… – señala un Artefacto que muestra la hora – ¿no crees que es mejor hacer que Agis venga mañana? – me pregunta a manera de recomendación.

- ¡No! ¡tráelo ahora! – insisto con euforia.

- … – Marselia me observa con severidad.

- Cof, cof… – carraspeo un poco y me muestro tranquila – Marselia, en verdad quiero que lo traigas ahora, no importa si ya es un poco tarde; – lo digo con tono moderado – mi maestra ya accedió a esto, así que no hay problema. – hago una pausa – y si nuestra reunión se extiende demasiado, puedo hacer que pase la noche aquí. – hablo con confianza.

- Katherine, no creo que sea bueno permitir que un ateo pase la noche en la catedral. – lo dice con honestidad.

Ya que en los informes mensuales que recibo de Agis, nunca se ha reportado que él asistiera a la iglesia, o rezara a los Dioses alguna vez, Marselia lo considera un ateo, y como una fanática religiosa, ella lo ve con muy malos ojos, o más bien, no termina de agradarle, mostrándose bastante descontenta por ello.

- Está bien, muy poca gente sabe que mi Agis es ateo, además, yo también lo soy, y mira, todos me veneran como Santa. – lo digo bromeando.

- No, es diferente, tú crees en los 6 Dioses, pero por alguna razón te cuesta admitirlo, además, fuiste bendecida con dones increíbles, no eres un humano cualquiera. – Marselia me refuta.

- Si, si, si… – lo digo con complacencia – pero mi Agis tampoco es un humano cualquiera, así que solo has lo que te digo; si ocurre algún problema, yo asumiré la responsabilidad. – hablo con voz insistente.

- De acuerdo… – me quita la lista de las manos – me llevaré esto, después de todo, aquí están sus datos personales. – lo dice mientras se dispone a salir de la habitación – espera… – se detiene a mitad de camino – ¿quieres que lo traiga aquí, o a la sala de reuniones?

Visualmente, mi habitación no es diferente a la de un hotel de lujo, no tiene ningún tipo de decoración u objetos personales, al fin y al cabo, solo vengo aquí para dormir, vestirme y esas cosas, pero no es un espacio que yo considere mío, ya que paso la mayor parte de mi tiempo haciendo toda clase de tareas, por lo que no tiene sentido acondicionar un lugar que casi no ocupo. Por otro lado, invitar a un hombre a tu habitación, es una sutil declaración para tener sexo; aunque no tengo problemas con eso, y de hecho, estoy muy interesada en ello, no quiero que Agis piense que voy a abalanzarme sobre él o algo así, debo mostrar lo mejor de mí; adicionalmente, creo que esta habitación no es ideal para nuestro reencuentro.

- En la sala de reuniones es mejor. – respondo con decisión.

La sala de reuniones es un lugar tranquilo y elegante, con todo lo necesario para charlar con comodidad. No hay error en afirmar que es un sitio excelente para impresionar a Agis y hablar con calma.

- Bien... – la elfa responde con sencillez – Katherine, entonces prepárate, estaré devuelta con tu queridísimo Agis en unos minutos. – lo dice en tono juguetón mientras se marcha.

- …¡Ah! – abro los ojos de par en par después de que la elfa cierra la puerta.

¡Es cierto! ¡Debo prepararme! Con la intención de verme lo más hermosa posible, busco mi mejor atuendo en el ropero; lógicamente, toda la ropa que poseo, son hábitos de color blanco, ya que como Santa, no se me permite otra vestimenta. Nunca me han gustado estas túnicas pomposas, aun así, no tengo alternativa, elegiré la prenda más decente. Mientras me pruebo el hábito frente al espejo, noto mi horrible cabello plateado, parezco una anciana de 100 años; en verdad, me hace perder confianza en mí misma. Si tan solo tuviera mi tonalidad original, me vería varias veces más atractiva, y dejaría a Agis impresionado; no obstante, no tiene caso continuar lamentándome por eso, además, cuento con un despampanante cuerpo, definitivamente, todo mi esfuerzo invertido en la dieta y ejercicio, no es en vano. Dándome motivación, prosigo preparándome física y mentalmente, en verdad, quiero mostrarle a Agis que me he convertido en una mujer increíble.