Li Yuechan lloraba desconsoladamente, su corazón lleno de arrepentimiento.
Odiaba haber cedido siempre a las amenazas de sus padres y hacer cosas que realmente no quería hacer.
—Hermana mayor, no estés triste, creo que cuñado solo quiere que te calmes un poco, que reflexiones sobre tus errores. No quiere dejarte.
—Si realmente no te quisiera, no habría arriesgado venir a salvarte, ¿verdad? —Li Yuexin consoló suavemente.
—Eso puede ser cierto, pero siento que él es tan frío conmigo, tan frío que... hace que mi cuerpo entero sienta frío. —Li Yuechan se secó las lágrimas.
—Li Yuechan, ¿puedes dejar de ser tan débil? —Han Min no pudo evitar decir—. ¿No puedes vivir sin Long Chen?
—Madre, todo es culpa tuya. Si no fuera por tu insistencia, nada de esto hubiera sucedido. —Li Yuechan dijo en voz alta.
—¿Tú me culpas? —Han Min dijo—. ¿No fuiste tú quien accedió a casarse con Haiyang? Si te hubieras negado, ¿podrían haberte atado y obligado a hacerlo?
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