Alex sufre una enfermedad mortal a la edad de 11 años, pero logra mantenerce con vida durante 3 años mas, luego de ver una serie antigua se enamora de esta, luego de morir Alex renace en total drama islam world
-Era el año 5172, y El hospital resplandecía bajo luces frías y constantes, reflejando el mundo futurista en el que vivían, lleno de oportunidades y aparentes esperanzas... o eso decían. Al fin y al cabo, las historias suelen relatar siempre el lado luminoso, dejando en sombras las tragedias y cicatrices de su oscuro pasado.
-Un chico de 14 años, Alexander Walker —o "Alex", como prefería que le llamaran—, estaba en una cama de aislamiento. Su aspecto frágil desmentía la determinación en sus ojos. Aunque su delgada figura y la palidez de su rostro delataban las secuelas de su batalla, su expresión era la de un guerrero. Alex, un prodigio reconocido por sus conocimientos de tecnología y medicina, miraba el techo con una mezcla de resignación y frustración, como si lo estuviera desafiando.
-"Todo esto...", murmuró Alex con una voz apenas audible, sus manos temblorosas se apretaron en puños. "Todo esto, y aún no logran una cura..."
-La enfermedad que lo atacaba, la N.T.O.32, era letal, un legado sombrío de un siglo pasado. La habían llamado de muchas formas, pero el nombre científico completo, "Necrocis-tecno-organiun-3_0_2_0_2_0_3", sonaba como una sentencia de muerte.
-Alex se acomodó en la cama, notando que los monitores al lado de él parpadeaban cada vez que él se movía, como si le recordaran su propia fragilidad. Sus dedos delgados se deslizaron por el borde de la sábana, sintiendo la textura áspera. Le recordaba los años en los que había estado en cuarentena, apartado del mundo que alguna vez conoció, solo para evitar que su cuerpo infectado liberara la "niebla negra" mortal.
"Genial, ¿verdad?", comentó con sarcasmo a nadie en particular. "La humanidad logra unirse bajo una bandera, 'Terranoba', y colonizar el espacio... y yo aquí, esperando convertirme en polvo."
Soltó una risa seca, con un gesto de resignación que cruzó su rostro. Era un humor oscuro, como la propia niebla que cargaba dentro de su cuerpo, capaz de disolverlo poco a poco hasta dejarlo en nada.
-Pensó en sus padres, quienes habían fallecido en un accidente cuando él tenía solo 11 años. Una mirada amarga le cruzó los ojos, y sus dedos involuntariamente se cerraron con fuerza. Ellos también habían sido víctimas de un accidente con el maldito N.T.O.32. Por alguna retorcida ironía, él era el único sobreviviente, aunque no lo pareciera.
-Sacudió la cabeza. "Quizás esté tan loco como ese gas negro", susurró, y, tras un breve silencio, suspiró, dejando caer la cabeza en la almohada con una mezcla de resignación y cansancio.
-En aquellos primeros días de cuarentena, cuando Alex tenía solo 11 años, lo llevaron a un cuarto blanco y frío en el ala de aislamiento. Al principio, no entendía por qué lo encerraban allí; luego, uno de los doctores, con una mirada de compasión, le explicó la gravedad de su condición y la naturaleza letal de la niebla negra que cargaba en su cuerpo. Aún así, le dieron una pequeña chispa de esperanza: "Estamos trabajando en una cura, Alex. Quizás, algún día, podrías ser parte de ella".
-Esa frase quedó grabada en su mente. La promesa de una cura, de una vida fuera de esas paredes, se convirtió en su única esperanza. Sin embargo, conforme los días se transformaron en semanas y luego en meses, esa esperanza se volvía cada vez más difícil de mantener. La soledad y el aburrimiento empezaron a consumirlo, y con ellos, la sensación de que los días se extendían eternamente, como si estuviera atrapado en un limbo interminable.
-Un día, después de un chequeo de rutina, Alex miró al médico a los ojos y, sin perder la oportunidad, soltó con una sonrisa sarcástica: "¿Saben? Me preocupa morirme de aburrimiento antes que de esta enfermedad. ¿Podrían... traerme algo? Libros, tal vez… y algunas caricaturas para no volverme loco en este encierro".
-Los médicos intercambiaron miradas y sonrisas cómplices, como si se hubieran puesto de acuerdo sin palabras. "Veremos qué podemos hacer, Alex", le respondió uno de ellos, dándole una palmada en el hombro.
-Al día siguiente, escuchó el zumbido de una puerta automática abriéndose, y al asomarse, vio un robot deslizándose en su dirección. La máquina llevaba una pila enorme de entretenimiento: libros de ciencia avanzada, cómics, mangas, y hasta una televisión de pantalla plana de 42 pulgadas, un modelo tan anticuado que casi le resultaba exótico.
-Alex observó todo eso con asombro, una sonrisa amplia y genuina iluminando su rostro por primera vez en mucho tiempo. El robot se detuvo junto a su cama y, con movimientos mecánicos pero precisos, colocó los artículos sobre una mesa cercana.
Mientras hojeaba uno de los libros de ciencia avanzada, sintió cómo esa vieja chispa de esperanza se encendía otra vez. Se perdió en las páginas llenas de ecuaciones, teorías y mundos desconocidos, su mente escapando, aunque fuera por unas horas, de los muros de su confinamiento.
-Más tarde, al encender la televisión, se encontró con caricaturas y animes antiguos, imágenes pixeladas que parecían de otro tiempo. Entre risas y con la mente entretenida, se permitió soñar que, algún día, él también podría vivir aventuras fuera de ese cuarto.
Para Alex, cada libro, cada caricatura, era más que una distracción: era una promesa silenciosa de que había algo más allá de esas paredes.
-Durante su tiempo en aislamiento, Alex había descubierto algo inesperado: una serie animada llamada Drama Total Island. Al principio, la miró con curiosidad, buscando distraerse, pero pronto se encontró profundamente atrapado en la historia, los personajes y su absurdo humor. Uno de ellos, Gwen, le parecía especialmente interesante. Había algo en su carácter, en su espíritu independiente y sus gestos despreocupados, que lo hacía sonreír. Día tras día, episodio tras episodio, Alex se sumergía en el caos y las risas de la serie, encontrando en ella un escape a su realidad. Así, pasaron los tres años en confinamiento.
-Sin embargo, los días seguían pasando, y la promesa de una cura se desvanecía cada vez más. Alex, frustrado, furioso y sintiéndose abandonado, confrontó a los científicos que lo rodeaban. "¡Déjenme solo de una vez!" gritó, y las palabras resonaron con la desesperación acumulada de años de soledad y esperanza quebrada. En medio de su frustración, decidió que, si aquellos eran sus últimos días, los pasaría viendo el primer episodio de la serie que le había dado un respiro y, en cierto modo, una razón para seguir adelante.
-Con el corazón pesado y la vista fija en la pantalla, Alex sintió que su conciencia empezaba a desvanecerse. Con su último pensamiento, deseó lo que siempre había soñado al ver series de isekai: que pudiera reencarnar en algún otro mundo. "Ojalá pudiera vivir en el mundo de Drama Total, conocer a Gwen, y… quién sabe, quizás incluso decirle cuánto me gusta", pensó mientras una tenue sonrisa iluminaba su rostro, entre la felicidad y la tristeza. Y, con ese último pensamiento, Alexander Walker exhaló su último aliento, Todo se tornó oscuro.
-Después de lo que pareció una eternidad de silencio y vacío, Alex empezó a oír algo a la distancia: voces y gritos, un bullicio que se volvía cada vez más claro. Sintió un golpe repentino en su trasero y, sin comprender por qué, comenzó a llorar. A medida que los sonidos se aclaraban, notó que lo envolvían en algo suave y cálido, y que alguien lo sostenía con ternura. Escuchó, por primera vez, las palabras de un doctor: "¡Felicitaciones, señor y señora Walker, es un niño sano y saludable!"
-Alex abrió los ojos lentamente y miró alrededor, procesando todo con asombro. Frente a él, una mujer hermosa, de cabello negro y ojos color amatista, lo miraba con lágrimas de alegría en sus ojos. "Hola, pequeño Alex. Yo soy tu madre", dijo, su voz temblando de emoción. Alex, confundido pero extrañamente aliviado, pensó, ¿De verdad lo logré? ¿De alguna forma logré un isekai?
-En ese momento, el sonido de un portazo resonó en la habitación, y alguien exclamó: "¡Lo siento, llego tarde!" Al mirar hacia esa voz, Alex vio a un hombre musculoso, de tez bronceada, ojos verdes, y cabello azul celeste, con una sonrisa brillante en el rostro. El hombre, con lágrimas en los ojos, lo miró como si fuera el tesoro más preciado del mundo. "Así que tú eres mi pequeño Alex", dijo con orgullo, mientras las lágrimas le caían en cascada. "Es hermoso, querida, y tiene tus mismos ojos".
Su madre rió, con una mezcla de dulzura y picardía. "Y tiene tu cara y tu cabello, mi amor. Seguro será un rompe corazones igual que su padre". Alex, en sus pensamientos, soltó una risita infantil y se dejó envolver por el calor de esa nueva familia, emocionado por las posibilidades que el destino, inesperadamente, le había ofrecido.
En este tiempo ya habían pasado mas de dos años desde que Alex llegó a este nuevo mundo, y cada día su crecimiento sorprendía más a quienes lo conocían. De niño curioso y audaz, se había convertido en un joven fuerte, seguro de sí mismo, y con una inteligencia y destreza fuera de lo común. Gracias a su capacidad de aprendizaje rápido y su enfoque disciplinado, para los 16 años, Alex ya había terminado su carrera en una de las mejores universidades del país, especializándose en ingeniería y medicina avanzada. Había logrado, en menos tiempo de lo esperado, lo que otros tardaban años en conseguir.
-La semana posterior a su graduación trajo otra gran noticia para su familia: sus padres fueron promovidos a sublíderes en una destacada compañía tecno-orgánica, encargada de gestionar y eliminar residuos plásticos y otros desechos contaminantes en el planeta. El ascenso no solo significaba una mejora en su calidad de vida, sino también la oportunidad de mudarse a Canadá, donde la empresa había preparado una residencia moderna para ellos en agradecimiento por su dedicación y compromiso.
-El viaje hacia Canadá fue agotador, pero emocionante. Primero el vuelo de larga duración, en el que Alex se sumergió en sus pensamientos, imaginando cómo sería su nueva vida y la casa que los esperaba. Luego, al llegar al aeropuerto, un taxi los llevó hacia la residencia. Desde la ventanilla del coche, Alex miraba el paisaje, los bosques densos y las montañas lejanas, hasta que, finalmente, llegaron a su destino. Al ver la casa, no pudo evitar una sonrisa de asombro: era una estructura moderna y elegante de dos pisos, con un sótano y un ático, además de una piscina en el patio trasero rodeada de césped verde y bien cuidado.
-Cada detalle de la casa parecía diseñado con precisión y buen gusto. La fachada de vidrio y acero reflejaba los rayos del sol, y las amplias ventanas dejaban ver el interior de la casa, que era luminoso y espacioso. Al bajar del taxi, sus padres y él se miraron con entusiasmo, sintiendo que este era un nuevo comienzo.
-Después de una rápida exploración de cada rincón, Alex decidió subir a su nuevo cuarto. Para su sorpresa, la mudanza había llegado un día antes, y la empresa había contratado a un equipo de organizadores profesionales para dejar cada habitación perfectamente ordenada. Era un gesto de agradecimiento hacia sus padres por los años de esfuerzo y trabajo en la compañía.
-Cuando abrió la puerta de su cuarto, se detuvo a observarlo detenidamente. Las paredes estaban pintadas en tonos claros, y la decoración reflejaba una mezcla de modernidad y confort. Uno de los detalles que más le sorprendió fue el gran armario en la esquina de la habitación, donde sus trofeos y premios estaban meticulosamente colocados en estantes iluminados. Sus logros en boxeo, karate y judo estaban allí, junto con sus medallas de ingeniería y medicina, ganadas en duras competencias y desafíos. Recordó cada victoria, cada momento de esfuerzo y dedicación que le habían llevado hasta allí.
-Frente al ventanal, habían montado una estación de trabajo que parecía salida de sus sueños. Había herramientas de alta precisión, desde un set de micro-destornilladores hasta pinzas robóticas y un brazo robótico robusto, capaz de soportar hasta dos toneladas. Aquella estación de trabajo era su santuario; un lugar donde podría seguir desarrollando sus ideas, perfeccionar sus inventos y enfrentar nuevos retos.
-Alex se acercó al ventanal y observó el amplio patio trasero y la piscina, donde el sol creaba reflejos de luz que se movían en el agua cristalina. Sintió una paz profunda, como si ese lugar realmente fuera un hogar para él y su familia. Finalmente, se dejó caer sobre su cama,
dejándose envolver por la suave textura de las sábanas. Desde la planta baja, oía las risas y el murmullo de sus padres, felices y emocionados por la nueva etapa que comenzaban juntos.
-Mientras cerraba los ojos, Alex no podía evitar pensar en todo lo que el futuro le deparaba en este nuevo país. Con una sonrisa de satisfacción en el rostro, y el corazón lleno de gratitud y expectativas, se dejó llevar por el sueño, listo para enfrentar un nuevo capítulo de su vida.
Despues de un tiempo, Habían pasado dos semanas desde que Alex y su familia se mudaron a Canadá, y la emoción inicial de la nueva casa y la aventura en un nuevo país comenzaba a disiparse. Alex, sentado en su habitación, no encontraba nada interesante que hacer. Había terminado de organizar sus herramientas, repasado sus libros, y hasta había entrenado un poco en el patio. Pero el día estaba extrañamente silencioso y aburrido, y él buscaba algo que lo distrajera.
-Finalmente, se levantó y fue hacia la sala, dejándose caer en el suave sofá del living. Encendió la televisión y comenzó a hacer zapping sin mucha expectativa. De pronto, se detuvo en *Animal Planet*, donde pasaban un documental sobre animales salvajes en África. Observó un rato, pero su mente pronto divagó, hasta que un corte comercial lo sacó de sus pensamientos.
-A punto de cambiar de canal, algo en el tono de la voz del comercial lo detuvo. "¡Hola!" gritó una voz enérgica. En la pantalla apareció un hombre de apariencia interesante: bajito y con una sonrisa descarada. Tenía el cabello negro, con algunos reflejos más claros, perfectamente peinado. Llevaba pantalones verde oscuro con largos bolsillos, zapatillas azules con blanco, y una camisa verde azulada con dos bolsillos en el pecho y mangas largas blancas. En su cuello colgaba un collar con una concha marina que le daba un toque aventurero.
-"Transmitimos en vivo para ustedes desde el Campamento Wawanakwa, en algún lugar de Muskoka, Ontario. ¡Soy su anfitrión, Chris McLean!", anunció el hombre con una energía contagiosa y una gran sonrisa de dientes blancos y perfectos. Alex no pudo evitar fruncir el ceño y sonreír un poco ante el entusiasmo casi cómico del presentador.
-Chris continuó hablando con dramatismo y suspenso. "Llevándoles la primera temporada del reality show más caliente del momento, donde 22 campistas competirán durante ocho semanas en este viejo y destartalado campamento. ¡Y tú, sí tú! ¡Si quieres formar parte de esta experiencia increíble, llámanos ya! Te atenderemos de inmediato. ¡Hasta luego, futuras presas… digo, campistas! ¡Adiós!"
-Alex se quedó paralizado en el sofá, sorprendido y un poco intrigado por lo que acababa de ver. La idea de un reality show en un campamento en medio de la nada, con desafíos y 22 participantes atrapados en esa competencia, le pareció… emocionante. Además, el nombre "Campamento Wawanakwa" despertó en él una curiosidad inexplicable. ¿Por qué algo tan extravagante lo atraía tanto? Tal vez era el presentador, Chris McLean, con su forma exagerada de presentar las cosas, o tal vez era la idea de ver cómo un grupo de personas afrontaría situaciones de supervivencia, desafíos absurdos y, quién sabe, dramas y alianzas.
-Sonrió al imaginarse a sí mismo en ese lugar. *¿Y si pudiera vivir una experiencia así?* pensó, casi como un eco de su último deseo en su vida anterior, cuando anhelaba ser parte de algo como *Drama Total*.
-Después de salir de sus pensamientos, Alex parpadeó, intentando procesar lo que acababa de ver. *¿Acaso esto está pasando?* pensó, boquiabierto, y de inmediato su mente comenzó a repasar los detalles. *Veintidós campistas en un campamento destruido… un presentador bajito y molesto, con una sonrisa descarada que parecía pedir una bofetada… ¿y ese nombre? ¡Chris McLean!* Se llevó una mano a la frente, completamente atónito. *No puede ser... pensaba que había renacido en un mundo normal y común, ¡pero he reencarnado en el mundo de Drama Total!*
-Su asombro fue reemplazado por un entusiasmo tan explosivo que no pudo evitar gritar de felicidad. Dio varios saltos en el sofá, celebrando la inesperada oportunidad que el destino le
había dado. ¡Su sueño de ser parte de *Drama Total* estaba literalmente al alcance! Luego de varios segundos de celebración, respiró hondo y decidió que tenía que actuar rápido.
-Buscó su celular y marcó el número de sus padres, quienes estaban en una reunión de trabajo. Cuando contestaron, les explicó a toda prisa sobre el anuncio del programa y su deseo de participar en la experiencia de *Drama Total*. Para su sorpresa, sus padres reaccionaron con entusiasmo y casi sin dudar le dieron su aprobación. Estaban felices de verlo emocionado por algo que no fuera solo ciencia o combate; después de todo, sabían que para Alex encontrar un interés tan grande en algo significaba mucho.
-Con una sonrisa de oreja a oreja, Alex no perdió tiempo y llamó al número del programa que apareció en la pantalla. Tras unos segundos de espera, una voz familiar y enérgica contestó.
—¿Sí? ¡Hola! Soy Chris McLean. ¿En qué puedo servirte? —dijo la voz.
—¡Hola! Soy Alexander Walker y quiero participar en el programa —respondió Alex, intentando sonar calmado, aunque su voz tenía un dejo de emoción contenida.
—¿En serio? Bueno, está bien, chico, pero primero tienes que firmar algunos formularios y enviarlos por correo electrónico. Entiendes, ¿verdad? —rió Chris de manera socarrona—. Son cuestiones legales, como de qué escuela vienes, qué habilidades tienes... ya sabes, para que no nos demanden por "derechos de autor" ni nada de eso. ¡Je, je, je!
-Alex sonrió, sintiéndose atrapado por la carismática (y algo irritante) personalidad de Chris. Contestó rápidamente:
—Claro, señor McLean, ¡lo entiendo! Voy a enviar toda la información ahora mismo.
—¡Bien, chico! Prepárate para la aventura de tu vida. Esto comienza en un mes, así que… ¡nos vemos en el campamento! —Chris colgó con una última carcajada.
-Alex, mirando el teléfono, sintió una mezcla de euforia y nervios. De inmediato, se sentó frente a su computadora y comenzó a llenar los formularios. En cada casilla escribió detalladamente su información: su nombre completo, su edad, y los logros que tanto esfuerzo le habían costado. Incluyó el hecho de que se había graduado de la universidad a los 16 años y sus logros en competencias de ingeniería y medicina. También mencionó su experiencia en deportes de combate, con sus trofeos en boxeo, karate y judo.
-Una vez completados los formularios, los revisó cuidadosamente y los envió al correo indicado. Luego, solo quedaba esperar la confirmación.
-Pasaron tres largas semanas, durante las cuales Alex apenas podía contener la expectativa. A medida que los días avanzaban, se dedicó a entrenar sin descanso. Practicaba todos los días en el gimnasio de su casa, trabajando su fuerza, resistencia y habilidades de combate. Aunque ya estaba en excelente forma, quería asegurarse de que cada músculo de su cuerpo estuviera preparado para cualquier desafío que le lanzara el campamento Wawanakwa.
-Finalmente, tras días de espera, llegó la confirmación que tanto anhelaba. Abrió su correo y ahí estaba: un mensaje con el asunto "¡Bienvenido a *Drama Total*!". Con una enorme sonrisa, Alex respiró hondo, sintiendo que estaba a punto de embarcarse en la mayor aventura de su vida.
-Durante las semanas de espera, Alex no había perdido el tiempo. Sabía que cualquier experiencia en *Drama Total* sería un reto físico y mental, así que decidió aprovechar sus habilidades para prepararse lo mejor posible. Entre sus inventos estaba su proyecto más ambicioso hasta ahora: una lancha motorizada de alta tecnología, diseñada especialmente para llevarlo a la isla Wawanakwa con estilo. Había trabajado día y noche en su taller, ensamblando cada pieza, ajustando cada circuito y perfeccionando cada aspecto de su nueva creación.
La lancha estaba equipada con un sistema de navegación autónomo, cámaras de visión nocturna, y un motor modificado para velocidad extrema. Era un modelo futurista de fibra de carbono, con luces LED en la proa que se encendían en tonos azul eléctrico, reflejando su personalidad y sus habilidades como inventor. La cabina estaba completamente insonorizada y, como toque final, le instaló un sistema de sonido de última generación. Tenía una playlist de clásicos que le daban fuerza y motivación, y hoy, mientras zarpaba hacia la isla, "Sweet Dreams" de Eurythmics resonaba en los altavoces, aumentando su emoción y anticipación.
El viento soplaba fuerte mientras la lancha cruzaba el lago. Con una sonrisa llena de confianza, Alex miró la isla que se acercaba en el horizonte, emocionado por el desafío que estaba a punto de enfrentar. Sabía que reemplazaría a alguien llamado Ezekiel, quien, según le habían informado, había tenido que abandonar la competencia antes de que comenzara oficialmente. *Drama Total* necesitaba una figura fuerte e inteligente que pudiera brindar nuevos giros a la dinámica del equipo, y Alex parecía ser el candidato ideal.
Finalmente, llegó a la costa y divisó el campamento. La lancha se detuvo suavemente, y Alex se levantó, estirándose antes de desembarcar. La música aún sonaba en sus auriculares mientras se acercaba a la arena. Justo cuando sus pies tocaron tierra firme, notó una pequeña multitud de cámaras y miembros de producción observándolo.
-Al otro lado del muelle, los otros campistas estaban en formación, y Chris McLean, con su sonrisa característica, se adelantó hacia él.
—¡Vaya, vaya! —exclamó Chris—. ¡Parece que nuestro nuevo competidor llegó en su propio estilo! Todos, este es Alex… o Alexander, como prefieran. Él ocupará el lugar de Ezekiel en el equipo de Gwen.
Gwen y los demás observaban a Alex con curiosidad y algo de sorpresa. La lancha de Alex era impresionante y, desde el primer momento, su entrada había sido imponente. La sonrisa confiada de Alex no pasó desapercibida, y sus compañeros de equipo empezaron a murmurar.
—Vaya, parece que alguien sabe cómo hacer una entrada —dijo Heather con una ceja levantada, evaluándolo con su habitual mirada crítica.
—Hola, soy Gwen. Supongo que seremos compañeros de equipo. —Gwen le extendió la mano, y Alex la estrechó con una sonrisa amistosa.
—Un gusto, Gwen. He escuchado que este campamento es… intenso. Estoy listo para cualquier cosa —respondió él, sin perder la sonrisa.
-Chris se aclaró la garganta y dirigió su atención al grupo.
—Bien, ya que están todos aquí, demos inicio a la competencia. ¡Prepárense, campistas, porque esto no es un campamento de verano común y corriente! Y a ti, Alex, esperamos que estés a la altura del desafío. Ezekiel era… bueno, digamos que muy único —Chris soltó una risita—. Pero creemos que tienes lo necesario para llevar a tu equipo a la victoria. ¡Bienvenido a *Drama Total*!
-Alex, asintiendo, se preparó mentalmente para la aventura que le esperaba. Sabía que no iba a ser fácil, pero estaba decidido a dejar su marca en el campamento.
-Al principio del primer día en *Drama Total*, Alex aún no estaba seguro de lo que le esperaba, pero estaba preparado para darlo todo. El desafío inicial aún no había comenzado, pero la tensión en el aire era palpable mientras todos los participantes se reunían en el campamento. Los equipos, aunque formados, aún no habían tenido tiempo de conocerse realmente. *Los Bagres Asesinos* se paraban juntos, mirando a su alrededor y evaluando la situación.
-Chris McLean, como siempre, no pudo esperar más para hacer su entrada dramática. Con una sonrisa burlona, comenzó a hablar con el micrófono en mano.
—¡Hola, campistas! —gritó. Su voz retumbó a través de los altavoces, haciendo que todos prestaran atención—. Hoy tenemos algo especial preparado para ustedes. No es solo un desafío común, es un reto que pondrá a prueba sus habilidades físicas, mentales y, por supuesto, su capacidad para sobrevivir bajo presión.
-Los campistas intercambiaron miradas nerviosas. ¿Qué podía significar eso?
-Chris continuó, disfrutando de la tensión que había creado. —Y para los que se lo pregunten, no, no vamos a ponernos a cantar canciones de fogata. ¡Eso es para otros programas! Aquí, van a luchar por la supervivencia. ¡Hoy comenzamos con algo que les pondrá a prueba desde el primer minuto!
-Los ojos de Alex brillaban con emoción mientras miraba el campamento. Sabía que *Drama Total* era una mezcla de locura, comedia y acción, pero nunca había imaginado que sería tan intenso desde el primer minuto.
—Vamos a dividirlos en equipos —dijo Chris, señalando los dos grupos. —Por un lado, tenemos a *Los Bagres Asesinos* con Gwen y Alex. Por el otro, están… los demás. No importa quién esté en qué grupo, lo que importa es ganar.
-Alex se sentó sobre una roca mientras Chris seguía explicando las reglas, notando la diversidad de personalidades en su equipo. Algunos parecían confiados, otros nerviosos. Pero Alex sabía que, sin importar las personalidades, tenían que ser una unidad para ganar.
-Finalmente, Chris dio la señal. —¡Y ahora sí, el primer desafío! Prepárense para sudar, luchar y quizás, sufrir un poco. Pero no se preocupen, todo es parte del show.
-Con un parpadeo, los campistas comenzaron a moverse rápidamente hacia la línea de salida. Las reglas eran simples: una carrera de obstáculos a través de un terreno difícil, con pruebas que requerían rapidez, fuerza y trabajo en equipo. Todos sabían que sería una competencia feroz.
-Gwen se giró hacia Alex con una sonrisa y un tono desafiante.
—No te duermas, Alex. Vamos a ganar esto.
—Confío en que será un buen comienzo —respondió Alex, su mirada llena de determinación mientras veía cómo los otros equipos tomaban posiciones.
-El primer desafío estaba a punto de comenzar, y Alex no podía esperar para demostrar que había llegado para ganar. Pero, por ahora, la tensión era palpable. No sería un día fácil, pero él estaba listo para enfrentarlo.