—¿Han llamado a la policía? —preguntó Xiao Yi.
—Hemos llamado, pero la policía aún no tiene noticias hasta ahora —respondió Liu Yuan en nombre de Chen Jianguo.
Nadie sabía mejor que Liu Yuan cuán importante era Chen Xue en el corazón de Chen Jianguo. Se podría decir que, desde la muerte de su esposa, Chen Xue se había convertido en su único pilar emocional. Siempre la había tratado como su preciado tesoro, temiendo derretirla en sus palmas, usaba todos los medios para protegerla, asegurándose de que nunca se lastimara.
Aunque el Grupo Jianguo había enfrentado innumerables contratiempos durante algún tiempo, lo que lo había agotado, él siempre se mantuvo fuerte sin mostrar ninguna debilidad ni temor. Su mirada aún era resuelta, inspirando a todos en el Grupo Jianguo en medio de sus dificultades. Pero desde que escuchó la noticia del secuestro de su hija ayer, parecía que, en un instante, perdió su alma y se derrumbó por completo.
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