Melisa salió tambaleándose del palacio, con las piernas temblorosas y la mente aturdida.
El aire fresco de la noche golpeó su piel ruborizada, haciéndola temblar. Miró hacia atrás, hacia la imponente estructura, casi esperando que los guardias salieran corriendo, arrastrándola de vuelta para enfrentarse a la ira de la reina.
«¡Santo cielo, en realidad me salí con la mía!», pensó, con el corazón latiendo fuertemente. «¡Me acosté con la reina, aprendí algo de historia loca, y aún estoy viva!»
Se sentía como si estuviera en una de esas películas de Tarea Improbable protagonizadas por John Cruise.
Parte de ella había querido reunirse con Zephyra, regresar al palacio y contarle todo lo que había aprendido, pero Melisa decidió no hacerlo considerando que en cualquier segundo, la reina podría cambiar de opinión, decidir que haberle dicho todo a Melisa había sido una idea estúpida e impulsada por la lujuria (lo cual definitivamente lo fue), y silenciarla permanentemente.
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