—Simplemente no queremos mendigos aquí. Puede que seas la hija de la familia Ford, pero te echaron por casarte en secreto con alguien y traicionar a tu prometido.
Todo el mundo ahora reconocía a Natalie, la mujer rodeada de escándalos.
—¿Y tú quién eres? —contraatacó Natalie—. ¿Una sanguijuela de una familia pobre que se aferra a su amiga rica, infla su ego, actúa como su sirvienta y luego se engaña pensando que también es rica? ¿No fue suficiente el chapuzón en la piscina la última vez para limpiar tu cerebro de tales ilusiones?
Lily se quedó sin palabras, y finalmente Briena habló.
—Natalie, ¿qué haces aquí?
—Acabo de pedir una comida deliciosa en esta tienda y estoy esperando que llegue —respondió Natalie sarcásticamente, casi haciéndole reír a Julia, mientras los demás contenían sus sonrisas para no enfadar a ningún cliente.
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