Solo tienes que desangrarte por mí

—Con eso, la Anciana Wu se alejó con toda la dignidad que pudo reunir. Aunque todo su ser ardía de humillación, no había nada que pudiera hacer, ella misma sabía que la razón por la que vino aquí con Mu Xuan era porque era codiciosa. Todo el mundo ha visto a Yu Dong amasar oro, algo que nadie ha hecho antes. Pensó que con solo amenazar a Yu Dong y presionar un poco en nombre de su esposo, podrían conseguir algunos trozos de oro, pero —la Anciana Wu golpeó interiormente el suelo con su puño mientras derramaba un torrente de lágrimas—. Incluso su hija le pidió que no se confabulara con Mu Xuan advirtiéndole que Yu Dong ya no era la misma persona a la que podían ordenar, pero la tonta y avariciosa ella en realidad no escuchó los sabios consejos de su hija. Su hija incluso estaba en contra de que viniera aquí e intentara extorsionar a Yu Dong, por eso ni siquiera vino con ella diciendo que no iba a ser parte de esta práctica malvada y se fue al pueblo con su hija y su papá.