Mientras tanto, Alejandro se sentaba frente a Tim y Sylvia en el lujoso salón de la mansión de Clayton. La tensión era palpable mientras Tim se inclinaba hacia adelante, examinando a Alejandro con los ojos entrecerrados, mientras que Sylvia lo estudiaba detenidamente.
—Bien, Lex —comenzó Tim, forzando una sonrisa—. Cuéntanos sobre ti. ¿A qué te dedicas?
Alejandro se recostó en su silla, manteniendo una expresión calmada e inescrutable. —Estoy en electrónica. Hago reparaciones aquí y allá. Nada del otro mundo.
Rain había insistido en que mantuviera su verdadera identidad en secreto, así que a Alejandro no le importaba seguirle el juego. Le parecía intrigante ver hasta dónde llegarían estas personas con sus maquinaciones.
Tim alzó una ceja. —¿Reparaciones, eh? Parece modesto para alguien que logró casarse con mi hija sin que nosotros lo supiéramos. ¿Trabajas por tu cuenta?
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