Yuri asintió.
—Con gusto, señor. —Sonrió, caminando de regreso a la puerta. La cerró con llave, la que habían tomado a la fuerza, y la lanzó al bolsillo del pecho de su camiseta interior.
Volviendo, se situó al lado derecho de César y Nikolai al izquierdo.
—¿C-César...? —Adeline parpadeó rápidamente, con la mandíbula cayéndose lentamente. Esperaba que él viniera, pero no de esta manera.
¿Qué estaba pasando? ¿Qué estaba a punto de hacer? ¿Por qué había pedido Yuri que cerrara la puerta con llave?
El señor Petrov, por otro lado, estaba pegado a su lugar, completamente sorprendido.
¿Qué diablos estaba pasando? ¿Y el accidente? ¿Este hombre se suponía que debía estar en cama recuperándose? ¿Por qué diablos estaba frente a ellos, completamente bien, sin siquiera una lesión como evidencia del incidente?
Tembló en el momento en que sus ojos se encontraron con esos crueles ojos verdes.
César lo miró con desdén como si pudiera decir lo que pasaba por su mente.
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