¡¡216 se ha vuelto loco!!

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Lin Tang soltó una carcajada ligera al escuchar eso. —¿No tienes confianza en mí?

—No, no, para nada —negó Qin Suqing con la cabeza rápidamente, vacilando por un momento—. Solo me preocupa que los chicos de la fábrica puedan decir algo desagradable mañana.

Lin Tang no se lo tomó a pecho; tenía confianza en sí misma.

—¿Nunca has pensado que podría abofetearlos en la cara?

El Director de la Fábrica le dio tanta información; si no pudiera traducir eso, entonces todos esos años de estudio en ese mundo habrían sido en vano, ¿no?

Los ojos de Qin Suqing se iluminaron mientras enlazaba su brazo con el de Lin Tang.

—Tangtang, ¿ya has terminado?

—¿Tú qué crees~? —dijo Lin Tang con una sonrisa.

El rostro de Qin Suqing decayó y su voz se suavizó unos grados.

—No seas así, querida Tangtang, ¿no podrías darme una pista? ¿Vas a triunfar por todos lados mañana?

La voz de la joven era tierna y su coquetería tenía un impacto inusualmente fuerte.