Se sentaron bajo el parasol más lejano y su padre procedió a abrir las cajas bento sin demora.
A primera vista, Alix no pudo evitar maravillarse. Eran ordenadas, coloridas, hermosas y estaban llenas de variedad como arroz, setas, sushi, pollo desmenuzado, rollos de huevo, vegetales y rebanadas de fruta.
—Guau —dijo lentamente—. Padre, ¿dónde compraste esto? Es increíble, totalmente increíble. Se veía tan profesionalmente hecho que planeó frecuentar el restaurante siempre y cuando el sabor fuera delicioso.
—Tu madre hizo esto —él respondió tan naturalmente sin pensar.
Sus ojos se abrieron y exhaló sorprendido poco después de responderle. La miró rápidamente con una expresión de disculpas. Las palabras habían salido sin pensar.
—Lo siento, no quería... —se mordió el labio inferior y negó con la cabeza. No quería entristecerla.
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