Al entrar a la casa, fue sacada gentilmente de los brazos de la abuela Tian y abrazada por alguien más, la madre de Tai Ho Sun, Mo Qilu.
—Ay, hermoso bebé, estaba tan feliz cuando supe que ibas a venir. ¿Por qué no nos hemos visto de nuevo? —Alix sostuvo a la amable mujer y aspiró el aroma de su perfume de manteca de cacao. Solo lo había olido una vez, pero ya le resultaba familiar.
—He estado ocupada tía Mo. No me he negado deliberadamente a volver a verla. Pero respondo a todas sus llamadas y mensajes con frecuencia. —Las dos fueron separadas por una agitada abuela Tai. —Tú, Mo Qilu, entonces te encontraste secretamente con ella pero no nos dijiste nada a nosotros. ¿No es esto una traición? —Mo Qilu sonrió y rápidamente se inventó una respuesta. —Fue Ho Sun, él me llevó a conocerla y fuimos de compras. También nos hicimos la manicura y un tratamiento facial.
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