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Capítulo 12

El Historiador y el Espejo

El aire en la casa de Clara y Leo todavía estaba impregnado de la energía del ritual que habían realizado. Aunque el espejo había sido sellado nuevamente, ambos sabían que su lucha contra la Sombra estaba lejos de terminar. Conscientes de que su conocimiento sobre el espejo era limitado, decidieron buscar a alguien que pudiera arrojar más luz sobre su origen y los misterios que lo rodeaban. Fue entonces cuando Leo recordó una conversación pasada con su abuelo, en la que había mencionado a un historiador local que se especializaba en leyendas y artefactos antiguos de la región.

"Deberíamos hablar con el profesor Vargas" dijo Leo, mientras bebía un café en la cocina. "Mi abuelo solía decir que nadie conocía mejor la historia oculta de este lugar que él. Si alguien puede decirnos más sobre el espejo, es Vargas."

Clara asintió, consciente de que necesitaban toda la ayuda posible.

"¿Dónde podemos encontrarlo?"

"Suele pasar la mayor parte de su tiempo en la biblioteca del pueblo, investigando y escribiendo" respondió Leo. "Podríamos intentar allí primero."

Tomaron el grimorio y se aseguraron de que el espejo estuviera bien guardado en el sótano, protegido por el círculo de contención que habían creado. Con la seguridad de que habían tomado todas las precauciones posibles, se dirigieron a la biblioteca del pueblo.

La biblioteca era un edificio antiguo, con paredes de piedra y ventanas altas que dejaban entrar poca luz natural. Dentro, el ambiente era tranquilo y solemne, con el suave sonido de las páginas pasando siendo lo único que rompía el silencio. Leo guió a Clara a través de los pasillos llenos de libros polvorientos hasta llegar a una pequeña sala de estudio al fondo de la biblioteca, donde encontraron al profesor Vargas.

El profesor era un hombre de edad avanzada, con una figura encorvada por los años, pero sus ojos brillaban con una inteligencia viva. Estaba rodeado de pilas de libros y documentos antiguos, todos relacionados con la historia del pueblo y sus alrededores. Parecía completamente absorto en su trabajo, hasta que Leo carraspeó suavemente para llamar su atención.

"Profesor Vargas, ¿tiene un momento?" preguntó Leo con respeto.

El historiador levantó la vista de sus notas, ajustando sus gafas para enfocar a los jóvenes que tenía delante.

"Leo... el nieto de Samuel, ¿no es así?" dijo el profesor, reconociendo al joven. "¿Qué te trae por aquí?"

"Profesor, necesitamos su ayuda con un tema que está relacionado con la historia de este lugar" explicó Leo, intentando encontrar las palabras adecuadas para describir la gravedad de la situación. "Se trata de un espejo antiguo... y de algo oscuro que está conectado con él."

El profesor Vargas frunció el ceño, claramente intrigado por el tema.

"Un espejo antiguo, dices..." murmuró, entrelazando sus dedos sobre la mesa. "Cuéntame más."

Leo y Clara se sentaron frente al profesor y, con cuidado, le explicaron todo lo que había sucedido. Desde el descubrimiento del espejo en la casa abandonada, hasta el encuentro con la Sombra y el ritual que habían realizado para sellarla nuevamente. El profesor escuchó en silencio, tomando notas ocasionales en su cuaderno, pero sin interrumpirlos.

"Es una historia fascinante" dijo finalmente cuando Clara terminó de hablar, "pero también profundamente inquietante. He dedicado gran parte de mi vida a estudiar los objetos antiguos y las leyendas de esta región, y puedo decir con certeza que este espejo del que hablas no es un objeto común. Sin embargo, para entenderlo mejor, necesitaría verlo."

Clara y Leo se miraron, dudando por un momento.

"El espejo está sellado en nuestra casa" dijo Leo. "No sabemos si es seguro sacarlo del círculo de contención."

El profesor asintió, comprendiendo sus preocupaciones.

"Entonces iré a su casa para examinarlo. Pero antes, permítanme consultar algunos textos que podrían estar relacionados con lo que me han contado. Si este espejo es tan antiguo como creo, podría haber registros sobre él en documentos que datan de siglos atrás."

Se levantó de su silla y comenzó a buscar en las estanterías de la sala de estudio, sacando varios libros y manuscritos que parecían tener siglos de antigüedad. Leo y Clara lo observaron en silencio, respetando su concentración. Finalmente, después de unos minutos de búsqueda, el profesor encontró lo que estaba buscando.

"Aquí está" dijo, señalando un libro encuadernado en cuero, con páginas amarillentas y bordes desgastados. "Este es un compendio de historias locales y artefactos que fueron recopilados por los primeros habitantes de esta región. Aunque la mayoría de los registros son fragmentarios, hay menciones de ciertos objetos que fueron considerados peligrosos y que debían ser sellados para proteger a la comunidad."

Se sentó de nuevo y comenzó a hojear el libro, buscando algo en particular. Después de unos momentos, se detuvo en una página en la que estaba dibujado un espejo.

"Este es el espejo del que hablas, ¿no es así?" preguntó, mostrándoles la ilustración.

Clara y Leo se inclinaron hacia adelante para ver mejor. El dibujo mostraba un espejo similar al que habían encontrado, con un marco ornamentado y una superficie que parecía reflejar algo más que la realidad.

"Sí, es el mismo" dijo Clara, reconociendo el diseño.

El profesor asintió con gravedad.

"Este espejo es mencionado en varias leyendas de la región. Se dice que fue creado por un antiguo hechicero que buscaba controlar las fuerzas oscuras que habitaban en este mundo. El espejo fue diseñado para ser un portal, un conducto a través del cual estas fuerzas podían ser contenidas. Pero como siempre ocurre con estos intentos, el hechicero subestimó el poder de lo que estaba tratando de controlar."

"¿Qué le pasó al hechicero?" preguntó Leo, intrigado.

"Las leyendas dicen que fue consumido por la Sombra que había intentado encerrar" respondió el profesor, cerrando el libro con un suspiro. "Desde entonces, el espejo ha pasado de mano en mano, cada propietario tratando de utilizarlo para sus propios fines, pero siempre con resultados desastrosos. Finalmente, el espejo fue sellado y escondido, con la esperanza de que nunca más volviera a ser encontrado."

Clara sintió un nudo en el estómago al escuchar esto. Sabía que el espejo era peligroso, pero escuchar su historia lo hacía aún más real y aterrador.

"Entonces, ¿hay alguna forma definitiva de deshacerse de él?" preguntó, con la esperanza de que hubiera una solución.

El profesor Vargas se quedó pensativo por un momento.

"Destruir un objeto como este es extremadamente difícil, si no imposible" admitió. "La Sombra está intrínsecamente ligada al espejo, y destruir el espejo podría liberar a la Sombra por completo. Sin embargo, hay otra posibilidad..."

Leo y Clara esperaron en silencio mientras el profesor formulaba sus pensamientos.

"Podría haber una forma de sellar el espejo de manera más permanente, de tal manera que la Sombra quede atrapada para siempre, sin posibilidad de escapar" dijo finalmente. "Pero requerirá un ritual más complejo y peligroso que el que ya han realizado. Y para eso, necesitaremos reunir ciertos materiales y conocimientos adicionales."

"¿Qué tipo de materiales?" preguntó Leo, listo para hacer lo que fuera necesario.

"Necesitaremos objetos que hayan sido bendecidos o consagrados por fuerzas opuestas a la oscuridad" explicó el profesor. "Talismanes, amuletos, incluso ciertos minerales que son conocidos por su capacidad para repeler lo maligno. Además, tendremos que buscar en otros textos antiguos para asegurarnos de que seguimos los pasos correctos. No podemos permitirnos un error."

Clara y Leo asintieron, comprendiendo la magnitud de la tarea que tenían por delante.

"Estamos dispuestos a hacer lo que sea necesario" dijo Clara con determinación.

"Muy bien" respondió el profesor, levantándose. "Entonces, vayamos a su casa y empecemos. No tenemos tiempo que perder."

El camino de regreso fue tenso, con cada uno de ellos perdido en sus propios pensamientos. Sabían que estaban a punto de embarcarse en algo peligroso, algo que podría cambiar sus vidas para siempre. Pero también sabían que no podían detenerse ahora. Habían comenzado este camino, y no podían abandonarlo hasta que el espejo estuviera completamente sellado.

Cuando llegaron a la casa, Clara y Leo condujeron al profesor Vargas hasta el sótano, donde el espejo estaba guardado. El aire en la habitación estaba frío, y una sensación de opresión los envolvía al acercarse al espejo.

"Aquí está" dijo Leo, señalando el objeto.

El profesor se acercó con cautela, examinando el espejo desde diferentes ángulos sin cruzar el círculo de contención.

"Es más poderoso de lo que imaginaba" murmuró, casi para sí mismo. "Puedo sentir la energía que emana de él, como si estuviera vivo."

Clara y Leo observaron en silencio mientras el profesor sacaba una lupa de su bolsillo y examinaba de cerca los grabados en el marco del espejo. Después de unos minutos, se apartó con una expresión pensativa.

"Necesitaremos tiempo para prepararnos adecuadamente" dijo, volviéndose hacia ellos. "Y tendrán que estar preparados para enfrentar la Sombra nuevamente. No será fácil, y podría ser más peligroso que la última vez. Pero si todo sale bien, podremos sellar este espejo de una vez por todas."

"Haremos lo que sea necesario" repitió Leo, tomando la mano de Clara con determinación.

El profesor asintió, y juntos comenzaron a planear los siguientes pasos, conscientes de que el verdadero enfrentamiento aún estaba por venir. Pero esta vez, estarían preparados, armados con conocimiento y con la firme determinación de vencer a la Sombra que amenazaba con consumir sus vidas.

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