Abriendo los ojos despertando de aquel incomodo recuerdo, mira enfrente de ella como la nube en forma de moño se desvanecía con el viento y con un suspiro de calma, recargando su puño en su rostro ve como poco a poco los estudiantes van llegando al salón.
En menos de un parpadeo todos ya estaban en el aula, lapiz volteaba a ver a todas partes, viendo en cada esquina como unos pequeños grupos de alumnos que antes no se hablaban estaban juntos, bajando una mirada apenada recuerda sus palabras "es mejor así" , dudando de su propio criterio voltea a ver a pariz, con la esperanza de poder hablar con ella, pero la ve hablando con Johan
Johan cruzando miradas rápidamente la desvía, lapiz al ver su reacción regresa su mirada al asiento, donde su mandíbula se aprieta y se pregunta "¿me lo merezco?", soltando un poco de aire de forma discreta "es mejor así", se repite bajando los hombros
El profesor Michael entra por la puerta sosteniendo una guía en su mano, con su entrada todos los alumnos se silencian y toman asiento
Sentándose y acomodando sus cosas dise
—Quiero que los equipos pasen al frente y relan la historia que leyeron. —poco a poco los equipos fueron pasando y luego de varios minutos—. Johan y Lápiz, es su turno.
Johan bajó la cabeza, claramente incómodo. Sus dedos jugaban nerviosamente con un bolígrafo, mientras sus hombros se hundían como si quisiera hacerse invisible. Lápiz, a pocos metros de distancia, estaba inmóvil. Su rostro había perdido el color, y sus manos apretaban con fuerza los bordes de su suéter. A pesar de sus esfuerzos, parecía incapaz de levantarse de la silla.
Rápidamente pariz levanto la mano—Profe, yo hice el trabajo con Lápiz. ¿Podemos presentarlo juntas? — esas palabras calmaron a lapiz, la cual volteo a verla con sorpresa, y una discreta sonrisa se dibujó en su rostro.
El profesor Michael ladeó la cabeza y, tras un breve momento de reflexión, ascendió.
—Está bien, Pariz, pero que no se repita. —Su mirada pasó brevemente por Johan y Lápiz antes de volver a sus papeles.
Pariz se levantó de su asiento con una posándose enfrente del pisaron. Mientras tanto, Lápiz permanecía inmóvil, su cabeza regreso a ser baja y su rostro parcialmente cubierto por su cabello dorado.
—Vamos —le dijo Pariz con un tono amable.
Lápiz alzó la mirada, y sus labios se juntaron con vergüenza. Tragó saliva y, tras unos segundos de duda, ascendió. Sus movimientos eran lentos, casi vacilantes, pero finalmente se puso de pie. Pariz sonriendo, asiéndole un espacio enfrente del pisaron esperando su llegada.
Lapiz nerviosa, se determina a llegar y con unos pasos tambaleantes, se posa atrás de pariz, escondiéndose un poco, pariz la agarra de la mano y con un poco de fuerza la ase avanzar, casi callándose, pero retomando su postura, sus pies temblaban. ligeramente, y sus manos se escondían dentro de su suéter
—Tranquila, yo comienzo, ¿vale? Solo sígueme. —Su voz era un susurro cálido, lo suficientemente suave para que solo Lápiz pudiera oírlo.
—Nosotras leímos el primer monarca de narnest —comenzó Pariz, con un tono claro y seguro que de inmediato capturó la atención de todos en el aula.
Lápiz, aún nervioso, tomó aire profundamente. Pariz giró levemente su cabeza hacia ella, dándole una señal sutil para que continuara cuando estuviera lista.
Abriendo la boca—…— acaba la presentación
—muy bien chicas, me gusto su narración, pueden tomar asiento— dijo el profe asintiendo y colocándoles una calificación
Después de unos minutos, el timbre de salida se hizo oír, marcando unos minutos para comer y relajarse de las clases.
Como todos los días, lapiz, cargando un topear se dirigió atrás de un árbol a disfrutar de su desayuno
El viento soplaba moviendo las hojas otoñales despejando un lugar con una relajante sombra. Lápiz se dejó caer al suelo con un suspiro ligero, las pocas hojas sueltas que quedaron, crujieron al ser aplastadas, colocando su pequeña lonchera sobre su regazo. Al abrirla, el aroma de arroz blanco y un poco de guiso rojo la llena de antojo, pero ni siquiera eso lograba sacarla de su abismo de pensamientos.
Con cada bocado que daba, su mente se desviaba inevitablemente hacia la exposición que había presentado. Pero pronto, esos recuerdos se mezclaron con la figura de Pariz. Los ojos de Lápiz se entornaron, recordando el momento en que Pariz había tomado su mano frente a todos. "Su mano es cálida...", murmuró para sí, con la voz apenas audible. El pensamiento fue como una chispa en su pecho, y de inmediato, un rubor intenso subió por sus mejillas, pintándolas de rojo.
Su respiración se aceleró, y llevó las manos temblorosas a su rostro, cubriéndolo mientras intentaba calmarse. "¿En qué estoy pensando?" se reprendió, pero su mente no le obedecía. Pariz había dejado una impresión profunda en ella, una que no podía comprender del todo.
El lápiz se puso de pie rápidamente, sacudiendo las hojas secas de su falda y suéter, ajustándose el cabello. "Tengo que hablarle", se dijo a sí misma, reuniendo valor mientras sus pasos la llevaban hacia el edificio principal. Sin embargo, al rodear la esquina, sus ojos captaron a París. Estaba ahí, riendo y charlando con Johan y Joakin.
La imagen de Johan desviando la mirada durante la exposición cruzó su mente como un rayo. Ese pequeño gesto, cargado de vergüenza o tal vez indiferencia, la detuvo en seco. Una inseguridad punzante se alojó en su pecho. Su mirada se desvió hacia el suelo, y su determinación vaciló. "No... mejor no", pensó mientras retrocedía, alejándose lentamente de la escena.
Se dirigió de regreso al árbol, sentándose nuevamente bajo su sombra. Allí esperaría el timbre, dejando que su mente se calmara, aunque sabía que su corazón atrapado seguía en ese cálido recuerdo que la conectaba con Pariz.
Su mente al tomar un respiro y relajarse, se metió de nuevo solo para recordar un agridulce recuerdo "somos amigos y esto nos divierte", en su mente resonaron esas palabras, el rompimiento de lo que ella pensaba que era un amigo, pero antes de Ese doloroso trauma...
Capítulo 18 Lo bello de la soledad parte 3