—No tienes que ser tímida, mi señora. Ya estoy acostumbrada a esto —dijo Krystle, esperando aliviar a Rosa de su vergüenza.
—Dices eso, pero puedo ver tu rostro en el espejo. Es demasiado —dijo Rosa, deseando haber detenido a Zayne—. Parece haber sido mordida por insectos.
—Demuestra su amor por ti. Es una buena señal de que tu matrimonio va bien cuando tu esposo no puede mantener sus manos lejos de ti. Dejaré tu cabello suelto ya que estás preocupada y conseguiré un vestido que pueda ocultar tu cuello —dijo Krystle.
—Gracias —respondió Rosa, agradecida de tener a Krystle—. No creo que debamos, pero podríamos tener visitantes que vengan a ver a Zayne ahora que está en casa. Debemos estar preparados para entretener a cualquiera a quien mi esposo quiera ver. ¿Todavía está mirando sus espadas?
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