—¿Cuál es tu problema? —Allison no pudo evitar preguntarle a Kace. Lo encontró sospechoso por hablarle cuando no necesitaba hacerlo. Y peor aún, él la estaba visitando en la universidad, donde tantos ojos los verían.
—En realidad, no tengo ningún problema —respondió Kace sinceramente—. No sé por qué, pero tengo bastante curiosidad sobre ti, Allison. Siempre estás sonriendo a la gente y no puedo evitar encontrar eso extraño. ¿Quién sonríe a la gente todo el tiempo? Sorprendentemente hoy, estás llorando.
—No estoy llorando —Allison lo interrumpió inmediatamente. Lo miró fijamente por un segundo antes de levantarse y agarrar su bandeja para dejarla en el mostrador.
Kace la siguió detrás. Miró la mancha oscura en su cuello que ya empezaba a desvanecerse.
Todos en la cafetería los miraban mientras salían de la cafetería.
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