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CAPITULO 32:

En la fría y vacía oficina de Stillwell, El Profundo se removía nervioso en su silla, incapaz de calmar la agitación que sentía en su estómago.

Estar aquí era muy peligroso, especialmente para él. Hacía algunas semanas que había desaparecido su rastro, gracias a la ayuda de steelwell, la cual necesitaba salir de aquí.

El silencio era inquietante, pero prefería mil veces la soledad a lo que podría pasar cuando ella llegara y descubriera lo que estaba apunto de hacer.

Ella estaba al tanto de su solicitud, pero nadie más sabía por qué tenía miedo de lo que pudiera pasar.

O peor, si él llegaba a enterarse.

—"No puedo seguir aquí. Necesito salir. ¿Por qué demonios tubo que... dios, calmante. Debes desaparecer antes de que sea demasiado tarde"—pensaba para sí mismo en voz alta, tamborileando sus dedos en el reposabrazos.

Sabía que había cometido un error, el haber tomado aquella misión. De haberlo sabido hubiera aceptado la invitación de translúcido para ir al Herogasm.

Cuando Thor renunció y se alejó de Los Siete, una gran parte de la estabilidad que había mantenido al equipo funcionando se había desmoronado, y había cargado indiscriminadamente con una parte de la situación.

La caja negra del avión que investigaba desapareció, y su retraso en la recuperación de la evidencia crucial lo había convertido en el blanco perfecto para todos dentro de la empresa, especialmente del líder de los 7.

Homelander lo culpaba de todo este desastre, no había duda, y ese solo pensamiento lo aterraba.

Pero así eran las cosas, el desgraciado, con cada berrinche que hacía a espaldas de los demás, el resto del equipo debía limpiar su desastre, mientras esté responsabilizaba a todos menos a él.

Esta vez, sin embargo, su último berrinche le costó mucho, junto con la empresa.

Sabía que el hombre lo buscaba, era la razón por la que huía sin mirar atras. Ya estaba harto de Homelander, de vought, quería ser libre y disfrutar de todo el dinero que había ganado.

Pero Homelander lo quería muerto, y era imposible de escapar cuando homelander estaba tras tu piel.

— ese malnacido, ¿Por qué demonios tuviste que renunciar?

Antes, El Profundo había despreciado a Thor. El tipo imponía reglas que hacían que Los Siete se sintieran más como una compañía burocrática y Policial que como un equipo de superhéroes invencibles. La imagen de the Seven fue completamente cambiada bajo la guía de Blake.

Horas de entrenamiento, planificación detallada para abordar complejas situaciones, coordinación de equipo y personal de apoyo. cosas que un héroe no debería hacer, cosas que no estaba en su contrato, y no pudo hacer nada.

Pero Thor, a pesar de las restricciones, y sus intervenciones tediosas, había sido el único que mantenía a raya a Homelander inconscientemente. Donald blake el único que lograba que Homelander se sintiera parte de una familia, influyendo en su psique sin que este se hubiera dado cuenta. Y sin él, todo se estaba desmoronando, homelander estaba volviendo a su verdadera personalidad, un narcisismo inimaginable, solo que más peligroso debido a sus emociones.

Desde la partida de Thor, las cosas dentro del equipo habían empeorado, trayendo inconvenientes peores que la controversia de a-train.

Maeve y Nocturno habían causado muertes colaterales con una frecuencia alarmante en menos de un mes, Translucido, como nuevo integrante de the Seven se había visto envuelto en un escándalo sexual que comprometía al equipo, y Homelander... estaba fuera de control.

Homelander estaba más violento y volátil que nunca. Los escándalos y las miradas asesinas del líder del equipo empezaban a pesar demasiado sobre sus hombros, el equipo de apoyo estaba empezando a renunciar por miedo a ser asesinados por jonh. Sabía que si no escapaba, Homelander lo mataría, ahora que lo consideraba el responsable de todo lo sucedido.

Mientras profundo se mantenía concentrado en sus pensamientos de supervivencia, Las puertas de la oficina se abrieron de golpe, y el terror se materializó frente a él.

De todas las personas con las cuales estaba tratando de evitar, jamás espero encontrarse con la peor de todas, a pesar de haber tenido todas las precauciones adecuadas.

Homelander, homelander estaba aquí y no parecía enojado en lo más mínimo, lo que lo hacía más aterrador.

—¡Hey!— homelander saludó, su sonrisa tan amplia que parecía cortada en su rostro.

Profundo tragó saliva con dificultad, bajando la mirada, sudando a mares.

¿Cómo se dio cuenta que estaba aquí? ¿No se suponía que se encontraba rescatando a unos alpinistas por Oregón?

Probablemente había caído bajo la trampa de los que ya habían proporcionado la información de la salida de homelander. O Tal vez, el mismo homelander había planeado todo esto.

Sus manos temblaban ligeramente, y no podía evitar pensar que aquello sería su fin.

Sentía el pánico en su pecho, asfixiante, como si el aire pesara tanto como el plomo, tan incómodo como las restricciones torácicas que el traje le causaba debido a su fisiología peculiar.

Todo en él le decía que corriera, pero sus piernas estaban atornilladas al suelo, porque sabía que si, tenía la idea de siquiera levantarse de este asiento, probablemente sería partido a la mitad.

Homelander avanzó hacia él, sus pasos firmes resonando en la habitación.

Ignoró por completo el desastre que era profundo en estos momentos, completamente indiferente a la persona que consideraba como algún insignificante, pero sin embargo, útil por el momento.

—Relájate—dijo con tono suave, pero la amenaza subyacía en cada palabra mientras le daba una palmada en el hombro, demasiado ligera, pero cargada de un poder que lo sobrecogió.

Pero por más que profundo trato de relajarse, solo sintió que los temblores de su cuerpo empezaron a hacerse más incontrolables, mientras el sudor recorría toda su frente, y toda su espalda.

Tal situación le provocó disgusto a homelander, hizo una mueca de decepción.

—Siéntate—ordenó Homelander mientras se acomodaba en el asiento de Stillwell, dominando la habitación.

El Profundo obedeció sin pensarlo, sus piernas casi cediendo bajo el peso de la presión.

No tenía el valor suficiente como para desobedecer la orden de homlander, o siquiera tardar unos segundos más por miedo a cualquier represalia y aquella pesadilla.

Homelander lo observó en silencio durante unos segundos que parecieron una eternidad.

—Así que... quieres renunciar—comentó Homelander, su tono aún relajado, pero había algo peligroso en su mirada, algo que congeló la sangre del héroe marino.

La incredulidad en profundo fue Clara, Aunque trató de disimularlo, fallando estrepitosamente a causa de tragar en seco. Homelander se había dado cuenta de su propósito, algo que había intentado mantener oculto hasta su salida.

Lo que sea que estaba pasando en estos momentos, lo que sea qué pasaría, no le sentaba bien a profundo.

El líder de The Seven inclinó la cabeza ligeramente, evaluándolo como si fuera un insecto que decidía si aplastar o no.

Profundo pudo descifrar la mirada expectante de homelander, por lo que no tardó ni un segundo más en contestar, ya que aquella mirada podría representar un peligro inminente para su vida.

—S-Sí—tartamudeó El Profundo, incapaz de mirarlo a los ojos—. Yo- yo sé lo que de-debes estar pensando, Pero… no... yo... yo no... no quise—

Homelander lo interrumpió con un gesto de la mano, su sonrisa se desvaneció, ya sin ganas de seguir intimidando al payaso que tenía frente a sus ojos.

—Sé que piensas que te culpo por lo de Thor— homelander dijo sin rodeos—. Y no estás equivocado.

El Profundo sintió un nudo en el estómago, su corazón palpitaba tan fuerte que le costaba respirar.

¿Acaso iba a morir aquí? Todo su cuerpo se paralizó por un momento, la sensación de una muerte inminente se había sembrado en su interior, sin poder atreverse a mirar, siquiera mover un centímetro de su cuerpo.

—Tu fracaso en recuperar la caja negra nos ha dejado a todos en una situación muy... delicada. Por causa de tu inteligencia hemos perdido un activo muy valioso para este equipo y la empresa. Tu maldita incompetencia ha traído algunas complicaciones, inconvenientes que han afectado incluso las vidas personales de muchos. Se suponía que debías encontrar una simple baratija, y para empezar, investigar sobre todos los involucrados en la recuperación de los restos de la aeronave. Pero querías hacer lo que querías, no apegarte a las normas que hemos establecido como equipo, y pasar el resto del día en un jodido club nocturno de prostitutas y delfines drogados. —acusó Homelander, su voz bajando hasta convertirse en un susurro peligroso—. Ahora tenemos que hacer malabares para que ese video nunca vea la luz del día.

La boca de El Profundo se secó. Intentó tragar, pero le resultaba casi imposible. Homelander lo observaba como un depredador acechando a su presa, como un depredador observando a un mosquito molesto.

—Estoy decepcionado—dijo Homelander, sin rodeos—. Pero... te voy a dar una oportunidad. No creo que eches todo a perder otra vez.

El Profundo no pudo evitar sentir una ráfaga de alivio, aunque supo de inmediato que ese sentimiento era equivocado.

Probablemente no saldría bien parado de esto, y había algo que aún no podía entender por el momento.

Sin mencionar que con homelander, el verdadero homelander que Thor desconocía.

Nunca había "oportunidades" con Homelander. Solo amenazas veladas.

—Los Siete están perdiendo efectividad—continuó Homelander, su tono frío—. Y no voy a dejar que renuncies, que arruines aún más nuestra deteriorada reputación ¿Acaso no pensaste en los rumores que podrías desembocar con tu salida repentina del equipo? ¿Qué crees que pensarán las personas tras darse cuenta que no solo Thor, sino que también profundo decidió dejar a the Seven? Sé que eres un completo estúpido pero Dios, tienes que tener conciencia de la situación. —homelander explicaba, mientras negaba con la cabeza antes de recostarse en el asiento.

— además, tú más que nadie sabes que no puedes abandonar esta empresa, Porque si te vas... ya sabes lo que pasará. Sabes cosas que no deberían salir a la luz, como lo de Baltimore. ¿Estás consciente de las consecuencias por tratar de renunciar?

El profundo se paralizó ante los hechos, las palabras de homelander. Muy pocos en la empresa, tanto Héroes como personal, sabían la verdadera capacidad y el alcance que ésta tenía, las cosas que pasaban a puerta cerrada, debajo de la alfombra.

Los siete, a excepción de starlight y Thor, eran conscientes del verdadero poder que vought representaba.

El Profundo abrió la boca, intentando negar, balbucear alguna excusa, pero Homelander levantó una mano.

—No necesito que lo jures, ya lo sé—lo cortó—. Esto es simple: no vas a renunciar. Te necesitamos, y más te vale hacer bien tu trabajo. Afirmaciones de este martes para tu película sigue adelante, y la conferencia también.

El Profundo asintió frenéticamente. No podía hacer otra cosa.

—Y una cosa más—dijo Homelander, inclinándose hacia adelante, sus ojos brillando de una manera que hizo que El Profundo sintiera que iba a desmayarse—. Estás muy... blando. Haz más ejercicio, o la próxima vez que te toque el hombro podría... romperte algo accidentalmente.

Homelander sonrió de nuevo, levantándose y dándole una última palmada en el hombro antes de salir de la oficina.

El Profundo se quedó allí, paralizado, sudando, sintiendo cómo su cuerpo temblaba incontrolablemente. No había escapatoria.

El Profundo permaneció sentado en la silla, su respiración agitada, su mente completamente en blanco. Era como si cada músculo de su cuerpo estuviera paralizado por el miedo. Apenas podía creer lo que acababa de suceder; la amenaza de homelander.

la clara advertencia de que su vida estaba en manos de ese psicópata, lo llenaba de una frustración palpable junto con un terror indescriptible. No había escapatoria, ni siquiera la posibilidad de renunciar lo salvaría.

Intentó calmarse, recobrar el control. Pero cada vez que cerraba los ojos, veía la mirada de Homelander, el peso de su mano en su hombro, como si estuviera probando qué tan fácil sería aplastarlo.

"Debí haber salido antes", pensó, con amargura y desesperación. Pero salir ya no era una opción. Homelander había dejado claro que no permitiría que lo hiciera.

Renunciar significaba morir.

Se levantó lentamente, tambaleándose un poco mientras se dirigía hacia la puerta. Afuera, el bullicio de la sede de Vought continuaba como si nada hubiera pasado, como si el mundo no estuviera a punto de desmoronarse bajo sus pies. Respiró hondo, tratando de convencer a su cuerpo de que todo estaba bien, que podía superar esto, pero la sensación de amenaza inminente seguía presente.

¡¡he vuelto!!

aquí les dejo otro capítulo más chicos, espero que lo disfrutéis.

no olviden dejar sus comentarios y las piedras de poder. bien, hasta la próxima chicos.

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