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Capítulo VII "Asalto a la iglesia"

Punto de vista / Tercera persona.

La situación era crítica, Alex se encontraba en desventaja con heridas proporcionadas por balas benditas.

Freed se acerca a paso lento con una expresión victoriosa y arrogancia en su voz.

Alex estaba en el suelo.

"¡Hasta aquí llegas! demonio bastardo" gritó el exorcista balanceando su espada con dirección al cuello de Alex.

Viéndose acorralado, decidió una vez más interceptar la espada con sus propias manos, pero fue un grave error.

Al entrar en contacto con los guantes, un calor abrasador proveniente de esa arma empezó a envolver la palma de la mano, se sintió como su propia carne se cocinaba al vapor dentro del guantelete.

Eso le dejó vulnerable a recibir otra bala del loco.

La bala impacto en su hombro derecho haciendo que pierda el agarre del arma y con ello, la sensación de ezcosor proveniente luego de tal quemadura.

Al tener el arma libre, Freed arremete con una estocada al rostro de Alex, que por fortuna, logro apartarse ligeramente recibiendo un corte en su mandíbula, debajo de su mejilla derecha.

....

Punto de vista / Alex

....

Ahogué un grito en mi garganta mientras veía la zona de mi quemadura, pero el guante estaba intacto.

Aún así, sentí que por dentro, era un desastre parecido a una quemadura de tercer grado.

Casi no sentía mi mano, era un dolor envolvente que se esparcía por toda mi muñeca.

Levanté la mirada, en un intento de ver su siguiente ataque, y, al ver su rostro, pude ver cómo ese bastardo se jactaba de mi sufrimiento.

Levantando su espada a la altura de su rostro, paso su lengua por el lomo de la espada.

Tengo que decir, que fue perturbador.

"Jajaja Demonio estúpido, ¿Acaso tu maestro no te enseñó sobre las armas benditas?" Se burló Freed con aires de suficiencia dejando de lamer su espada.

Al parecer esa espada no era del todo normal, esa mamada era del tipo arma bendita, y al ser un demonio, me causó grandes daños solo por sujetarla.

Al ver mi estado, Freed corrió hacia mi y sujetando su espada, quiso cortarme una vez más.

Sosteniendo mi brazo ahora inutilizado por la quemadura y el balazo, trate de ponerme de pie para evitar otro balanceo de la espada bendita.

Pero la bala incrustada en mi muslo, me impidió complemente el moverme como quería.

Apenas y logré escapar de su ataque.

("Joder joder joder, este bastardo hijo del demonio va a valer poronga") Pensé mientras recordaba el cántico que las muzas me habían enseñado en mi batalla contra la criatura.

Cuando estuve a punto de empezar a cantar, una voz reconocible para mi apareció entre uno de los callejones.

"!Deténgase por favor Freed-sama, no lastimes a Kuroichi-san!" Vociferó la voz femenina, revelándose como Asia, la monja que ayude esta mañana.

Freed se la quedó mirando como si fuera un psicólogo mirando a su paciente más transtornado.

"¿¡¿Eres estúpida o qué?!? ¡maldita hereje!" Comenzó a gritar.

"¿¡¿No ves que es un sucio demonio?!?" Continúo Freed haciendo que Asia dude en su andar.

Pero con la resolución de ayudarme, se paró frente a mi y estiró los brazos.

"No me importa si es un demonio o no, el es una buena persona" contestó la monja sacando una risa burlona de parte del desquiciado.

"¿Un demonio que es una buena persona? Jajaja cuándo el infierno se congele ¡estúpida!" Gritó Freed tomando de la mano a la chica y tirando de ella haciendole caer contra el suelo cerca de el.

"Ahora te enseñaré modales~" volvió a hablar el exorcista para acto seguido, rasgar la túnica de la monja.

Ella soltó un chillido por el acto, e instintivamente, ocultó su modesto busto con ambas manos.

La cara de Freed se partió de par en par por una sonrisa macabra y llena de lujuria.

Este psicópata creyó que yo estaba completamente inmovilizado, así que sin pensarlo dos veces, estuvo a punto de caer sobre la monja.

Pero, se detuvo de golpe a escuchar unos cánticos.

Este cántico le heló la sangre por completo dejándolo paralizado, en su estupor volteó la mirada hacia mi.

Y lo que pudo ver lo dejo estupefacto.

Ahora me encontraba de pie como si no tuviera una bala en uno de mis muslos, si no que también, posaba con una sonrisa que seguramente le traería pesadillas por el resto de su vida.

Era una sonrisa digna del más cruel de los demonios.

Estando a punto de atacar a Freed, ví con el rabillo del ojo a una asustada Asia que para mí fortuna, tenía los ojos cerrados.

Era para mejor, de esa manera, su ilusión de mi como un buen demonio, se derrumbaría tan fácilmente como un castillo de naipes.

Devolviendo todas las sonrisas al exorcista, me prepare para atacar como un cazador se prepara para saltar sobre su cansada presa.

En una explosión de velocidad, llegué junto a Freed y con ello, un fuerte sonido resonó por el callejón.

Era un sonido de rompimiento total.

La fractura que se escuchó provino de mi golpe conectado en una de sus clavículas.

La fuerza del impacto, destrozó por completo el área y dejo ligeramente incapacitado al loco.

Con el impulso proveniente del impacto, el exorcista salió volando hacia la oscuridad.

Sonreí por tal acto, el sonido de sus huesos fue como música para mis oídos, me sentía extrañamente bien.

Era una sensación que nunca antes había sentido, fue como, tener relaciones.

Disponiendo a seguirlo, intenté adentrarme en el abismo de mi propia locura, segado por el éxtasis de golpear y destrozar a mis oponentes.

Pero, una mano me sujetó del hombro y una voz femenina me sacó ligeramente de mi mundo de éxtasis.

No pude reconocer su voz, es por eso que voltee ligeramente para poder ver por el rabillo del ojo, quien diablos era.

Para mí sorpresa, era Rías, podía ver cómo sus labios se movían, pero en el momento no entendí lo que me quería decir, estaba completamente absorto en mi objetivo.

Ese imbécil se lo merecía por completo, la lujuria de la batalla me impulsaba, pero, el objetivo principal fue que este cabrón quiso profanar a una de las pocas personas que me trata bien en este asqueroso mundo.

Y lo pagará con su sangre.

Ignorando el pedido de Rías, di un paso más en dirección a donde estaba el casi inconsciente Freed.

Pero dos pares de pequeños brazos envolvieron mi cintura y uno de mis brazos.

Bajé mi mirada para ver quién se atrevía a obstaculizar mi camino.

Pero toda la ira que sentía, se propagó casi de inmediato al ver a la pequeña y temblorosa asia frente a mi, sujetándome fuertemente de mi cintura para evitar que cometa una masacre.

Estaba claro, ella me tenía miedo, pero aún así, ella actuó para intentar frenarme.

Por otro lado se encontraba una Koneko completamente en guardia y lista para noquearme.

Ignorando a la enana de pelo blanco, concentré mi punto de vista en la rubia frente a mi.

Con una expresión melancólica en mi rostro, quise apartar a la chica.

Mi voz no quería salir de mi garganta por lo terrorífico que sería.

En los vagos recuerdos que tengo de la noche contra ese monstruo, pude recordar como mi voz se distorsionó por completo.

La voz que salía de mi garganta, decoraba perfectamente mi sonrisa demoniaca.

Posé uno de mis brazos en el hombro de la chica, y con toda la delicadeza que pude reunir, traté de apartarla de mi camino.

No quería lastimarla por error debido  a la gran fuerza que irradio cuando hago el cántico de las muzas.

En cambio, importándome poco o nada, ejercí fuerza en mi brazo obstruido, y de un fuerte tirón, arrojé a la enana de pelo blanco hacia un lado, no la conocía lo suficiente como para tratarla con delicadeza.

Así que usando mi fuerza, la aparte de mi camino.

La chica rubia levantó su mirada ahora empapada con ligeras lágrimas y empezó a hablar cosas que no podía entender.

Era como si mi sentido de la audición estuviera complemente apagado al igual que la zona de mi cerebro provoca el dolor.

Antes de que pudiera alejar a la rubia, una fuerte patada en mi cabeza, me hizo tambalear.

La dueña de esta patada, era la niña que mandé a volar hace unos segundos.

Ahora se notaba molesta.

El tambaleo fue suficientemente fuerte como para arrastrar a la semi desnuda Asia junto a mi.

Caí de espaldas contra el suelo mientras veía todo a mi alrededor ligeramente borroso.

El ataque sorpresa que recibí, fue demasiado fuerte como para seguir aguantando de pie con las heridas de bala que tenía.

Lo último que ví antes de perder el conocimiento, fue un círculo rojo a mi alrededor mientras Asia era apartada por una furiosa niña de pelo blanco que en el acto, me quitó la chaqueta que tenía y se la regalo a la pobre Asia.

....

No recuerdo más de esa noche.

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Varias horas después / Sala de reuniones del club del Ocultismo.

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Punto de vista/ tercera persona.

En la sala se encontraban todos los miembros de la nobleza incluidos Alex que actualmente estaba siendo curado por una molesta Rias, ella aún recordaba la sonrisa macabra pintada en el rostro del que aún consideraba una pieza inútil.

Por alguna razón el ver cómo mandaba a volar a su torre de pelo blanco, le importo nada y menos, y aún así, seguia creyendo que el idiota al que estaba curando era un inútil.

Las horas pasaban y Alex ya había sido ligeramente curado, está vez, Rías no pudo curarlo completamente, ya que para ello, tenían que dormir desnudos, y para ella, no era mas que un desperdicio de su poder demoniaco el hacerlo en alguien tan inferior como lo era Alex a sus ojos.

Después de ello, la sala quedó parcialmente en silencio mientras hacían  pequeñas conversaciones de lo ocurrido.

La conversación era aparentemente inoportuna, ya que el pervertido había sacado el tema de la chica semi desnuda que estaba junto al que para él era un desperdicio.

"Maldita sea, como se atreve este inútil a conseguir a una hermosa chica antes que yo" gritaba Issei con claro veneno en su voz, pero esta vez, fue ignorado por todos excepto al rubio que comparte un punto de vista casi similar al del pervertido.

La enana de pelo blanco no dijo ni una sola palabra mientras miraba fijamente uno de sus dulces.

Ella simplemente lo observaba mientras recordaba la monumental fuerza que su compañero torre aplicó para lanzarla como si no fuera nada.

En cambio Akeno, que estaba preparando té, no pudo dejar de pensar en la apariencia de Alex.

Su apariencia tan bestial, la habían dejado con ganas de tomarlo por la fuerza para ella misma y domarlo con su electricidad hasta hacerlo completamente suyo.

Sus pensamientos eran claramente pervertidos y sádicos.

En unos minutos más, Alex se despertó de golpe del sillón en dónde se encontraban.

El empujón, ayudo a sentarse mientras sentía todas las heridas tomando el control de sus sentidos.

El repentino movimiento, hizo que la herida de bala en su hombro, se abriera y empezara a sangrar sobre la gasa que tenía fuertemente apretada alrededor de su torso y hombros.

Todas las conversaciones y pensamientos se pausaron mientras miraban a un Alex ahora despierto y con todas las intenciones de salir de allí.

Punto de vista / Alex.

("Maldición necesito rescatar a Asia de ese enfermo!") Fueron los primeros pensamientos que aparecieron en mi mente mientras abría los ojos.

En un fuerte empujón hacia delante, me senté y pude sentir todo el resentimiento que mi cuerpo sufría por el repentino movimiento, pero eso no importaba ahora, necesito salir de aquí.

Cuando me estuve poniendo de pie, una figura se paró frente a mi impidiéndome el paso.

Era la pelirroja molesta.

"A donde crees que vas, Kuroichi-san" habló Rías mirándome como si no fuera más que una hormiga bajo sus pies.

No tenía tiempo para sus estupideces y juegos infantiles de noblezas o yo que se.

La miré fijamente mientras me ponía en cuclillas para dar un salto hacia  atrás, pero un dolor en mi muslo derecho, evitó que saltara y solo callera en el asiento aún adolorido.

Rías ignorando mi intento de escape continúo con su rabieta.

"Respóndeme cuando te hablo!" Gritó la chica mirando fijamente mis ojos.

"Que te importa" respondí secamente mirando como todos los presentes se preparaban para atacarme.

Rías se enfureció más y levantando su mano, la abalanzó contra mi rostro.

Mirando su intento de bofetada, solo pude sonreír, para mis ojos, esto era demasiado lento.

En señal de rebeldía, sujeté su mano cuando estaba a centímetros de mi rostro.

Apretandola ligeramente, miré fijamente los ojos de Rias.

Pero antes de que pudiera darme cuenta, un dolor abrazador proveniente de mi pecho, hizo que perdiera el equilibrio y cayera de cara contra el suelo a un lado de Rías.

Una sonrisa en el rostro de Rias se formó mientras miraba como me retorcía en el suelo.

Después de segundos que parecieron horas para mí, el dolor se desvaneció por completo.

Mirando fijamente a Rías la confronté.

"¿¡¿Que rayos me hiciste Rías!?!" Pregunté con claro resentimiento en mi voz, ya que mi cuerpo no podía oponerse ante esta mujer.

Ella por su parte se rió suavemente.

Acercándose a mi, se agachó seductoramente y habló con toda la superioridad que un dueño le mostraría a uno de sus juguetes.

"¿Acaso olvidaste el juramento que me hiciste?" Preguntó Rías dejándome ligeramente pensativo, mientras los recuerdos de la primera vez que morí en ese parque, arremetieron en mi mente.

"Creo que dijiste algo parecido a que si te salvaba la vida, tu alma será mía" se respondió asi misma, confirmando lo que temia, mi alma era suya para hacer lo que le plazca.

No lo podía creer, mi mundo se empezó a desquebrajar mientras la fría verdad me bañaba por completo.

"¿Qué quiere decir con que eres dueña de su alma Buchou?" Preguntó una inusualmente curiosa Koneko mientras miraba fijamente mi figura ahora tirada en el duro suelo de la habitación.

Al oir la pregunta, vió a los demás miembros de su nobleza igual de curiosos que su torre, y caminando a su escritorio, habló con tono de suficiente.

"Ustedes recuerdan como los convertí en parte de mi nobleza... ¿cierto?" Preguntó la pelirroja recibiendo los asentimientos de todos excepto yo que aún seguía procesando la bomba que acabó de recibir.

"Ustedes, decidieron seguir conmigo como una familia" volvió a hablar Rías con una grata sonrisa que se contagió al resto de su nobleza.

"En cambio... Kuroichi-san, juró darme su alma a cambio de salvarle la vida~" siguió la pelirroja envolviendo en dudas a su nobleza.

"Eso quiere decir, que puedo hacer lo que quiera con él e imponerle castigos si piensa o hace algo en mi contra " continúo Rias sacando miradas de sorpresa de todos los presentes.

Yo aún en el suelo, usando mi fuerza de voluntad, logré arrodillarme y levantar mi rostro para poder ver a la pelirroja.

"Es por eso... Que hay un dolor en mi pecho siempre que trato de desobedecerte?" Pregunté con una cara de horrible sorpresa.

"Es correcto esclavo mio~ " respondió Rias haciendo que todo cobre sentido ahora.

"Y también, eso significa que si yo muero, tu también morirás~ ya que, nuestras almas estan ligadas en una sola y son inseparables~" continúo la pelirroja hechando sal a la creciente herida que sentía dentro de mi.

("Ahora tenía que procurar que no matasen a esta idiota? Esto es una completa mierda, no soy... Más que un esclavo ligado a la vida de este demonio") pensé para mí adentros con pesar.

Rías por su parte se rió detrás del dorso de su palma mientras se jactaba en mi aparente sufrimiento.

Todos en la sala se quedaron congelados con tal noticia, pero como siempre hay un idiota en todos los lugares, el pervertido corrió hacia su maestra y se puso de rodillas.

"Por favor Rías-sama toma mi alma también!" Vociferó el pervertido postrandose ante su rey.

Pero Rias lo agarro del hombro y le sonrió cálidamente.

"No puedo Issei-kun, un demonio solo puede tomar un alma ligada a el en toda su vida" respondió Rias provocando la ira del pervertido, que claramente se volcó sobre mi.

Activando su sacred gear, el pervertido se lanzo sobre mi.

Yo en cambio, estaba analizando la situación, aún no me creía que mi alma estaba ligada a esa idiota.

Y de un momento para otro, sentí como un puño impacto en mi mejilla, pero no dolia, era como ser golpeado por una almohada de alta calidad, sus golpes no tenían potencia ni fuerza, incluso Naruko golpeaba más fuerte.

Ahora mismo, no tenía las ganas de pelear con nadie, solo quería pensar en mi situación, pero los golpes no paraban mientras una chirriante voz no dejaba de retumbar en mis tímpanos.

Sus gritos eran puras incoherencias relacionadas a ligarse entre almas y que no merecía tal recompensa, esto naturalmente me cabreó.

Como es que existe un idiota que piensa más con su miembro que definitivamente es del tamaño de un pulgar ya que nos encontramos en Japón.

Como se atreve este imbécil a atacarme.

Como se atreve está excusa de hombre a tratar de intimidarme.

Como se atreve este animal a tan siquiera tocarme.

Cuando un puño nuevamente intentó impactar contra mi rostro, está vez lo intercepté por completo.

Levantando mi mirada, miré fijamente al enojado pervertido que no escuchaba la orden de rías de detenerse.

Estando a punto de golpearlo y lanzarlo lejos por la ventana, recordé el castigo y el punzante dolor en mi pecho.

Así que decidí mirar a Rías para no volver a sufrir algún daño por su control sobre mi alma, y esperé una confirmación para lastimar a este bastardo.

Pero, ella me devolvió la mirada con un ceño fruncido, estaba claro que no quería que lastime a su juguete favorito.

Chasqueando mi lengua, dejé ir la muñeca del pervertido y me puse de pie lentamente.

"A donde vas " habló Rías mirándome con su ceño fruncido.

No quería responder, pero el dolor empezó a manifestarse una vez más, pero está vez, era más leve que el anterior.

Voltee mi cabeza con otro ceño fruncido mientras aguantaba el dolor.

"A casa" respondí secamente retirándome del lugar.

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Algún tiempo después / casa de Alex.

Sentía que todo lo malo que pudo pasar hoy, pasó.

Estaba completamente enojado y resentido con el mundo y conmigo mismo, mi debilidad me condujo a esta situación.

Suspirando pesadamente, entré a mi propia casa.

Y toda la furia y frustración que sentía dentro de mí, se evaporó al ver a Naruko durmiendo en la entrada.

Al parecer ella se quedó dormida mientras me esperaba.

"Supongo que mañana la dejaré con el viejo Teuchi para que no esté sola."

La punta de una flecha con la palabra arrepentimiento se clavó en mi corazón por haberla dejado sola tanto tiempo.

Supongo que le tengo que compensar de alguna forma.

Levantando gentilmente a Naruko, procuré no levantarla y la fuí a dejar en la habitación de invitados donde planeaba que ella durmiese.

La operación fue un éxito y Naruko estaba roncando como una estrella de mar muy famosa que conozco.

Yo también decidí por irme a dormir, todo el cansancio que tenía, se acumuló en mis párpados y, al llegar a mi cama, me desplomé encima de las sábanas.

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Algunas horas después.

Me encontraba plácidamente dormido mientras soñaba con aniquilar zombies a diestra y siniestra con un arma con balas aparentemente infinitas, después del estrés de hoy, esto ciertamente me relajó.

Pero de un segundo para otro, una gran bestia con forma de zorro me agarró entre sus grandes manos, con una sacudida, me estrelló contra el suelo que aparentemente era tan suave como el algodón, este ataque se repitió varias veces más, hasta que abrí los ojos con cansancio.

Y pude ver quién era mi atacante.

Era Naruko con una almohada golpeando mi rostro.

"¿Onichan ya despertaste?" Preguntó inocentemente la niña mientras ocultaba el arma destras de ella.

"Buenos días Naru, ¿Cómo durmio mi chamaca?" Hablé en un tono cansado mientras frotaba mis ojos llenos de lagañas.

"Bien, aunque recuerdo dormir en la entrada mientras te esperaba, ¡Pero desperté en una suave cama!" Contestó la niña saltando de mi cama y saliendo de mi habitación.

Esto provocó que otra flecha de culpa impactara contra mi.

Cuando estaba parada en la puerta, ella se volteó hacia mi .

"Apestas onichan! Debes bañarte!" Gritó la niña saliendo de mi habitación.

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Maldita sea, no me bañé ayer...

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Después de una relajante ducha de agua fría, por fin pude reorganizar mis ideas.

Traté de pensar en una manera de escapar de las garras de ese demonio y en encontrar a Asia, pero solo se me ocurrieron ideas sobre cómo rescatar a Asia.

El plan era simple, recordando la iglesia a la que se dirigía, el entraría, mataria a todos y escaparía con Asia.

Un plan bien ejecutado y sin agujeros.

"Nada podría Malir Sal" dije con un rostro burlón mientras salía del baño, ahora haré el desayuno para Naru y la dejaré con Teuchi.

Mirando la figura de Naru, me maldecí a mi mismo, la ropa que tenia era vieja y claramente usada.

El viejo Teuchi, le regaló la ropa de su hija, pero solo tenía un cambio y ahora tengo que ir a comprar más para ella, bueno, creo que puede esperar hasta rescatar a Asia.

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Tiempo después luego de alimentar a Naru y dejarla con Teuchi.

Decidí recabar un poco de información sobre esta iglesia y el imbécil de anoche.

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Después de una conversación con Teuchi, pude enterarme sobre lo básico.

El imbécil de Freed fue un exorcista de la iglesia que fue excomulgado por sus acciones, al parecer disfrutaba matar demonios y a los que el consideraba herejes.

Después de su salida de la iglesia, se alió con los angeles caídos.

Al oir la última parte, ya sabía quién pudo haber estado detrás de esto, algún angel caído que me atacó antes puede estar involucrado en esta mierda.

Con una gran reverencia, me despedí del señor y de Naruko que felizmente se quedó al prometerle que puede comer ramen en su almuerzo y cena.

Sentí un mal presentimiento relacionado a mi ruina financiera, pero lo alejé por el momento, eso era problema para mi yo del futuro.

Con todo menos miedo, me dirigí al parque donde me encontré con Asia por primera vez.

Según recordaba bien, por ahí se podria visualizar la iglesia, así que este sería un buen punto de salida.

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Algún tiempo después / Parque de Kouh.

Estuve deambulando por ahí por unos cuántos minutos.

Me había perdido buscando la iglesia, así que decidí sentarme en un banco cercano.

Mi busque iba a parar por unos momentos hasta que unos mechones rubios se posaron frente a mi.

Para mí alegría, era Asia, la misma chica a la que buscaba.

Un sentimiento de alegría me recorrió de pies a cabeza, y en un impulso, abracé fuertemente a la pequeña monja.

La chica se quedó quieta por unos cuántos minutos mientras recibía mi abrazo.

El abrazo duró unos cuantos segundos más hasta que decidí separarme.

Tomando sus hombros, la miré fijamente mientras trataba de encontrar preguntas que yo podría hacerle y que no la hicieran sentir mal.

"Asia, ese idiota te hizo algo?" Pregunté seriamente, si el le hubiera tocado solo un cabello, el lo desollará vivo.

La chica se sonrojo ligeramente por las implicaciones de la pregunta poco sutil.

Tomando un respiro, me miró fijamente.

"No, Freed-san estaba tan herido que no me hizo nada" dijo la monja sin apartar su mirada de mis ojos.

Al oírlo me relaje de inmediato y dentro de mí, agradecí a mi padre por darme tal poder demoledor.

Soltando sus hombros, me aleje un paso y brindando una sonrisa, extendi mi mano.

"Te gustaría ir a dar un paseo por la ciudad Asia?" Pregunté cómo invitación a una cita.

La chica dudó un poco, pero al final con un asentimiento, aceptó mi mano.

Aún parece un poco reacia hacia mí por mi naturaleza demoníaca, además, pudo ver mi comportamiento de anoche.

"¿Te gustaría ir a comer?" Pregunté mientras sujetaba firme pero suave la mano de la chica.

"Me encantaría Kuroichi-san" afirmó la niña devolviendo una sonrisa cálida hacia mi.

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Después de comer, fuimos a dar un paseo por el lago de Kuoh, tengo que decir, que es fascinante.

Agua cristalina como ningún otra.

En un principio cuando oí del lago por parte de los chismes de unas compañeras de clase, creí que no sería la gran cosa.

Siendo sincero, creí que tendría agua marrón toda puerca y cumeada.

Pero ahora me doy cuenta, que los países primer mundistas son muy diferentes a los que se encuentran en vías de desarrollo.

Suspiré para mis adentros mientras recordaba algunas cosas de mi antiguo hogar.

Apartando mi atención de mis pensamientos, miré a Asia, la cual tenía una cara de impresión casi igual que la mía.

"Este lugar, ciertamente es hermoso" hablé mientras miraba a la chica frente a mi, ella también sacó su mente de sus pensamientos.

Pero su expresión estaba llena de tristeza.

Moviendo mi cabeza hacia un lado, decidí pisar el hielo fino por ella.

"¿Recordaste algo de tu pasado Asia?" Pregunté sabiendo muy bien que estaba cometiendo una tontería.

Pero para mí sorpresa, ella asintió y se preparó para contarme su historia.

"Sabes... Últimamente me he sentido apartada del resto, aunque antes no era así..." ella suspiró y con ojos cristalinos me miró a los ojos.

Quise hacer que se detenga pero, ella continúo.

"Yo.. no conozco a mi padres, el primer recuerdo que tengo es en un monasterio de monjas, allí era tratada colo una santa..."

Me quedé en silencio mientras oía su pasado, estaba consciente que esto le dolía, pero, dentro de mí , quería comprenderla, tengo que saber su dolor.

"Desde que desperté mi poder para curar a los demás, fui elogiada y adorada por todos, en verdad creí que fui enviada por Dios con el propósito de curar y hacer feliz a la gente pero..." la chica se quedó callada ligeramente apartando la mirada de mi.

Levanté mi mano instintivamente y con un suave toque de mi pulgar, limpié unas lagrimas que pintaban de amargor su lindo rostro de muñeca.

Ella me vio por unos instantes y me sonrió amargamente.

Queriendo retirar mi mano y disculparme porque había ido un poco lejos con su espacio personal, mi mano fue secuestrada por la suya.

Ella apretó mi mano y supe que ella no quería que quitase la mano de allí.

"Todo cambió cuando me encontré a un hombre herido de gravedad ... Claramente lo curé pero... era un demonio" volvió a quedarse callada apretando cada vez más mi mano.

Respiró y exhaló unas cuantas veces antes de armarse de valor y seguir contándome su historia.

"A partir de ese día, había sido tachada de hereje por ayudar a un demonio y me excomulgaron de la iglesia enviándome aquí para remediar mis pecados."

Me quedé callado tratando de buscar las palabras para hacer sentir bien a la chica frente a mi, pero, una vez más se me adelantó.

"Entonces te conocí Kuroichi-san, y ahora puedo decir, que después de tanto tiempo, alguien me ha tratado por un igual y me ha hecho sentir bien conmigo misma" un rubor se apodero de las caras de ambos chicos.

Tragué saliva y estaba dispuesto a contestar pero...

Una lanza hecha de Luz me atravesó el lado izquierdo de mi pecho manchando a la pobre monja con mi sangre.

El tiempo se paró ligeramente mientras un aura púrpura se apoderaba sobre el estanque.

La monja reaccionó rápido, y sin dudarlo, empezó a curarme con desesperación en su mirada, no quería que muriera.

En medio de la conmoción, yo solo pude sentir el ardor que provocó el ataque furtivo.

En ese instante, pasos se escucharon detrás de mí, mientras una sutil risa femenina marcaba su paso.

Voltee mi mirada para solo ver a la misma mujer que me mató hace unos días.

Un ceño fruncido de apodero de mi adolorido rostro, y mirándola fijamente, apreté mis puños.

"Veo que me reconoces, demonio de clase baja~" habló la mujer rompiendo el silencio a nuestro alrededor.

El dolor que sentía iba desapareciendo lentamente gracias a la curación de Asia.

Dentro de poco podré ir a por está perra para el segundo round.

"Asia, será mejor que vengas conmigo de vuelta a la iglesia..." Empezó a hablar el ángel caído mientras formaba una lanza de luz aún más grande que antes.

"O si no... Mataré a tu amado demonio~" terminó la mujer mientras me apuntaba con una lanza.

"No le hagas caso Asia, yo puedo con esta perra" dije firmemente mientras me paraba en toda mi altura luego de ser curado por la monja alado mío.

"¡Está bien!" Gritó Asia dejándome ligeramente confundido por su aceptación.

"Ella... Es más fuerte que tú Kuroichi-san, no quiero que te lastimen..." Respondió Asia a una pregunta que estaba impresa en mi rostro.

Asia empezó a caminar en dirección a la mujer mientras esta se reía.

"Gracias por ser mi amigo Alex-san" fue lo último que dijo antes de desaparecer en una luz púrpura junto al ángel caído.

Yo aún estaba congelado en mi posición, estaba seguro que podía matar a esa mujer si una pelea se hubiera desatado, entonces...

"(¿Por qué?)" Fue la pregunta que más se repitió en mi mente.

Tal vez me tenía miedo por como me vió enfrentar a Freed o simplemente no quería que me lastimasen.... No lo sé.

Lo más probable era que me tuviera miedo, ella tenía miedo del monstruo que puedo ser cuando peleo.

Estaba frustrado.

Yo solo quería rescatar a la pobre monja que estaba con esos angeles caídos.

¿Era yo... el malo en la historia? ¿Era yo quién negaba su redención ante la iglesia?

Ella era una monja, una creyente en Dios, era claro que odiaria a un demonio como yo... Pero.

Sus palabras aún retumban en mi cabeza.

Ella me agradeció por hacerla sentir bien.

¿Y si lo dijo por lastima? ¿Y si lo dijo para hacerme sentir bien? No tengo idea, tal vez no quiero aceptar la verdad.

"Joder... Que tengo que hacer ahora" hablé para mi mismo sin percatarme de la pequeña niña de pelo blanco que estaba parada frente a mi.

"No vayas" habló la niña sacándome de mis pensamientos.

Al verla fruncí el seño ligeramente, posiblemente Rias la había mandado a detenerme.

"Eso te ordeno Rias?" Pregunté con ligera molestia en mi voz, si bien era cierto que ella no tenía la culpa, solamente quería sacar la ira y frustración en mi sistema.

Queriendo acabar la conversación, dí media vuelta y empecé a caminar rumbo a la iglesia.

"Buchou me ordenó que te vigilara para que no entres en territorio enemigo" volvió a hablar la niña siguiendo mis pasos.

"Ve y dile a tu ama que no me importa" respondí secamente sin mirar a la niña que caminaba a un costado mío.

"Si lo haces sin la presencia de uno de nosotros, entonces ella hará que tú alma empiece a doler" respondío la niña dándome una respuesta a una de mis preguntas.

El dolor que sentía no era proveniente de mi pecho o mi corazón, el dolor que sentía venía directamente de mi alma.

"¿Entonces que? Tengo que abandonarla junto a los ángeles caídos y el imbécil del exorcista?" Pregunté aguantando mi ira para no gritarle a la niña, no quería usarla para liberar mi frustración, la cuál no había hecho más que crecer con esta conversación.

"Nunca dije eso Kuroichi-san" contestó la niña aún caminando a un costado mío.

Me detuve.

Voltee mi mirada hacia la de ella y quedé expectante a su respuesta.

"Escuché todo de principio a fin" afirmó la niña.

"Te seguiré para que no sientas tu alma romperse por desobedecer a Buchou" agregó la niña dejándome ligeramente confundido.

Si bien era cierto que esto era algo bueno, sentí que era demasiado conveniente.

Pero alejé ese pensamiento, ya sea una estrategia del diablo o lo que sea, jugaré en palma y rescatare a Asia.

Con una resolución firme, marché a la iglesia una vez más, está vez acompañado.

....

....

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Varios minutos pasaron, maldición, estaba más lejos de lo que esperaba, talvez debería pedir a otro demonio que me enseñe ese círculo de transporte.

Lo más seguro era que Teuchi supiera con quién debo hablar.

Dejándolo como tarea pendiente, pude ver el cielo, estaba tintado de naranja y sutiles tonos oscuros azabache aparecían en el firmamento.

Este tinte era un presagio, un presagio de lo que estaba por ocurrir.

La noche a caído...

Que la matanza... COMIENCE.

....

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Unos instantes después, por fin llegamos a la iglesia, que a primeras luces, estaba abandonada.

Dí dos pasos hacia delante, pero un sonido de disparos cortó de tajo la fina tela de silencio que cubría la penumbra.

El disparo falló por centímetros a mi cabeza, era claro que solo era un tiro de advertencia.

Posando mi mirada a un costado, pude ver a Freed sujetando un arma de fuego en sus manos.

"Hola maldito demonio, mucho tiempo sin verte~" habló el psicópata en un intento de infringir un ligero sentimiento de intimidación dentro de mi.

"Mucho tiempo si... Extrañé el sonido de tus huesos al romperse bajo mis puños" respondí secamente activando mis guantes.

"Oye mocosa, ofréceme apoyo mientras hago un cántico " ordené a la muchacha detrás de mí que asintió de mala gana debido a que no me sabía su nombre y la acabo de llamar mocosa.

Sujetando un árbol que estaba a su costado, ella lo arrancó de raíz en una demostración de su gran fuerza.

Con un ligero impulso adicional, arrojó el gran árbol en dirección de Freed.

Este lo esquivo con mucha facilidad.

Queriendo detenerme, lanzó su espada de luz, directamente a mi.

Pero...

"Así ruge el bastardo, en su rabia y furor,

Un dios caído, devorado por el horror,

Pero en su locura, en su ira inclemente,

Resuena el lamento de un alma valiente.".

Terminé mi cántico.

Una sonrisa se apoderó de mí al ver la espada en cámara lenta frente a mi.

Con gran facilidad desvíe el arma usando las placas de mis guanteletes.

No cometería el mismo error de sujetarla.

En un estallido de velocidad, me acerqué al ahora asustado Freed.

Ver mi sonrisa, lo hizo recordar el por qué el ser humano le tiene miedo a los demonios.

Al llegar junto a él, lo sujeté del cuello y como si de una muñeca de trapo se tratase lo arrojé hacia la mocosa detrás de mí.

"Oi mocosa, encárgate de ese insecto" dije mientras con un fuerte golpe, destruí las puertas hechas de madera sólida.

Freed quedó impresionado.

"¡Imposible! Un sucio demonio de clase baja no puede ser capaz de destruir una puerta que fue santificada en energia santa del rezo de varios curas" exclamó el loco cayendo a los pies de la peli blanca.

"Tu Dios te ha abandonado." Dije sin mirar atrás mientras me adentraba a la iglesia.

Al entrar, no pude ver nada, estaba completamente abandonada.

Una enorme cruz se alzaba al final del pasillo, era la única luz visible de la oscura habitación.

Caminé a paso lento pero firme, no quería ser emboscado o caer en una trampa.

Pero en medio de mis pasos, un grito femenino, el grito de Asia resonó por la iglesia.

Sin importar si había trampas, sin importar si hubiera ángeles caídos escondidos, corrí en dirección al grito.

Al llegar a la cruz, sentí que algo me hacía retroceder levemente.

Pero sin importarme, rompí la cruz de un solo golpe, acabado así, la sensación.

Mi puño empezó a soltar un humo negro, pero sin importarme más, bajé mi mirada y vi una trampilla abierta.

Sin dudarlo, entré y bajé por las escaleras que me dirigía al sótano de la iglesia.

Una preocupación me arremetió mientras la peor situación posible atacaba sobre mi cabeza.

Mi preocupación no hizo más que crecer porque... El grito de Asia ha dejado de resonar.

Llegué a una habitación iluminada por velas, se veía vieja y apestaba a humedad, en medio de la habitación, pude ver con horror el cuerpo crucificado de Asia.

Ella no mostró señal de vida.

Asia estaba en su último respiro.

CONTINUARÁ

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