A esta altura, otros espectadores ya habían discernido las intenciones de estos VIP; sus sutiles insinuaciones apuntaban consistentemente hacia una cosa: su interés en Hera. Sin embargo, la incertidumbre persistía con respecto a si eran simplemente aficionados adinerados o pretendientes potenciales. Lo que añadía intriga a la situación era lo cómodos que se mostraban estos individuos con el ministro de su país, comportándose de una manera que sugería una familiaridad y facilidad que inesperadamente se volvía grosera la mayoría del tiempo. Igualmente notable era la falta de intervención de Dave Carson, permitiendo que su comportamiento continuara sin control.
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