Su regalo

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Sin embargo, no era una ilusión.

Eso era porque el mensaje y la foto que Sang Qianqian había enviado estaban actualmente sentados tranquilamente en su chat.

Shen Hanyu quería preguntar dónde estaba, pero recibió varios mensajes más.

—Hay un espectáculo de fuegos artificiales navideños en la plaza de la ciudad esta noche. Desafortunadamente, estoy demasiado lejos y no puedo verlo con claridad.

—Desde mi punto de vista, es como un meteorito solitario pasando.

—Hermano me llamó. Le dije que aunque no pueda ver el espectáculo de fuegos artificiales, ver algo similar a una estrella fugaz era suficientemente bueno.

—Al final, mi hermano dijo sarcásticamente: "No está mal, realmente eres un buen niño que sabe cómo engañarse encontrando alegría en la dificultad".

—Qué rabia. Realmente es mi hermano.

Las comisuras de los labios de Shen Hanyu se curvaron ligeramente. Sus ojos se suavizaron al imaginar el aspecto enojado de la chica en ese momento.