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Doce

Escucho una melodía suave que se toca en algún lugar, el hermoso sonido me atraía y con mis pequeños pies caminé hacia él, pasando por el corredor vacío.

—¿Qué canción es esta? Parece triste pero cálida.

Me paro al lado del piano.

—¿Sabes cómo se llama esta pieza? —me preguntaron, pero yo solo parpadeé confundido.

—El nombre de la vida.

***

Me despierto con la cabeza pesada. Me llevó más tiempo de lo habitual enfocar la visión ya que estaba bajo los efectos de los medicamentos. Me senté en la cama pensando. ¿Soñé con algo? Siento que lo hice pero no puedo recordar.

Me levanté, me vestí y bajé a la cocina. Todavía era muy temprano. Me pregunto, ¿Lexus seguirá durmiendo? No lo he visto desde hace algunos días ya que me quedé en mi habitación y dormí todo el día.

Abrí el refrigerador y sonreí. Al menos ahora parece un refrigerador con cosas dentro.

—¿Debería preparar algo? —Mirando las cosas asentí para mí mismo, saqué los ingredientes y comencé a cocinar después de mirar una receta del libro de cocina.

Preparé omurice. Todavía quedaba material así que podría hacer otro, pero cuando empecé a comer me di cuenta de que es un plato bastante pesado.

Casi al terminarlo escuché pasos y me quedé congelado en mi asiento junto al mostrador de la cocina. En ese momento me di cuenta de lo tranquilo que suele ser el lugar, uno puede incluso escuchar claramente los pasos.

Lexus descendió las escaleras y se detuvo un segundo. Lentamente me giré y lo miré, luego me estremecí. Él me estaba mirando.

—¿Q-quisieras un p-poco de desayuno? —pregunté y él comenzó a caminar de nuevo—. Estoy seguro de que sabe bien.

Mi voz temblaba. Me sentía culpable por comer como si fuera el dueño del lugar. Como no lo había visto desde hace un tiempo, olvidé completamente que él también estaría aquí a esta hora. Solo eran las ocho.

Siento que me atraparon haciendo algo malo.

Lexus se paró justo frente a mí, sus calmados ojos grises mirándome mientras yo lo miraba hacia arriba, nervioso.

Él levantó su mano y mi atención se dirigió hacia allí. Estiró su mano hacia mi cara, sus dedos tocando mi mejilla y su pulgar tocando la esquina de mis labios. Frotó la esquina inferior y la mejilla con su pulgar y luego soltó. Noté el grano y la salsa en su pulgar.

Sí. Termino con salsas en mi cara bastante a menudo, me avergüenzo.

Lexus lamió su pulgar y mis ojos se abrieron de par en par.

—No está mal —dijo.

¡Oh Dios mío! ¿Por qué hizo eso?!!! ¡Eso estuvo en mis labios! ¡¡Eso es vergonzoso!! ¡Espero que mi cara no esté roja!

—¿D-debería hacerte a-algo? —¡Oh Dios mío! ¿Por qué estoy tartamudeando tanto?

Lexus me miró por un segundo, luego giró la cabeza y se llevó la mano a la boca tratando de suprimir su sonrisa, (aunque aún logré ver cómo se le levantaba la comisura de los labios)

¿Se está riendo de mí?!

Sentí que mis orejas se calentaban.

—No lo necesito —lo miré y él ya había recuperado su compostura. Luego comenzó a caminar y se fue a trabajar.

Toqué mis mejillas. Estaban calientes. Me sentía avergonzada. Fruncí los labios. Pero más que nada, estaba sorprendida. Había descubierto una nueva emoción en él. Aunque no me lo mostró, definitivamente estaba reprimiendo su risa.

Así que él es humano después de todo.

Me giré y miré mi comida. Tomando la cuchara de nuevo comencé a jugar con ella.

Me pregunto por qué es tan frío entonces? Casi hace que parezca una fiera hermosa pero feroz. Sus ojos son tan calmados y vacíos. Recuerdo haberlos mirado y mi corazón comenzó a acelerarse. Parece que hay una guerra detrás de esas miradas gélidas.

Golpeé ligeramente el costado de mi cabeza.

Esto no tiene nada que ver conmigo.

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