—Intenta de nuevo mañana.
Abel se rió después de leer la respuesta de Aries a la carta que le envió. Sacudiendo su cabeza mientras alzaba la carta para mostrarla a Conan, que era su compañía esta noche. Isaías aún se estaba recuperando, así que Conan tenía que mantener ocupado al emperador.
—Su Majestad, ¿no es eso otra forma de rechazarlo? —Conan frunció el ceño, embotándose al leer las respuestas de Aries a estas alturas. Había visto el intercambio de cartas durante estas pasadas noches.
—¿Cómo es eso un rechazo si me está diciendo que intente de nuevo? —Abel chasqueó la lengua y sacudió la cabeza, mirando una vez más su letra.
Al verlo mirar la carta de Aries como si fuera lo más preciado del mundo, Conan dejó escapar un suspiro profundo. Desvió la mirada del emperador, apoyándose en la barandilla de la terraza conectada a la sala del emperador. Aparentemente, Abel lo invitó a una 'fiesta de pijamas'.
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