Aunque había desventajas en que todos en la propiedad de Dexter tuviesen ojos agudos, todavía había demasiadas cosas que trabajaban a favor de Aries. Como nadie en este lugar había visto jamás el rostro de Daniella, era más fácil actuar como Daniella.
Aries sujetó la punta de su cabello entre sus dedos, sentada en el borde del colchón.
—Primero necesito cambiar el color de mi cabello —susurró, frunciendo el ceño mientras sus ojos miraban el espejo en su nuevo dormitorio—. Veamos...
Se impulsó hacia arriba, caminó hacia el espejo y se posó en el taburete. Se miró intensamente, levantando un dedo para señalar su pómulo.
—Necesito tener cierto parecido con el Marqués Vandran, pero realmente no nos parecemos mucho —Aries inclinó la cabeza hacia un lado, imaginando el rostro de Dexter junto al suyo. Sus ojos parpadearon incontables veces, mientras su ceño se acentuaba más.
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