—Porque él quería que ella huyera, Adeline no lo hizo. Porque él quería verla hacer una rabieta como una niña, Adeline tampoco lo hizo. En su lugar, apartó bruscamente la barbilla de él y subió las escaleras sin hacer un ruido. Ignoró lo fácilmente que él abrió la puerta metálica de un golpe con una mano, cuando a ella le costaba empujarla con todo su cuerpo y con crujidos.
Ignoró el sonido de sus pasos siguiendo los suyos silenciosos. Ascendió la escalera, sintiendo su aliento en la nuca. Caminó todo el camino hasta el piso donde estaba su dormitorio. Pasando los guardaespaldas, pasando la oscuridad, se encontró de pie frente a su dormitorio.
Podía prácticamente ver su sonrisa burlona en la oscuridad. Seguramente ahora se estaría regodeando. Regodeándose por el hecho de que ella caminaba hacia su dormitorio por su propia voluntad, como si se estuviera familiarizando con la acción. Era memoria muscular ahora, detenerse en su puerta y pasar.
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