¡Fin de la tiranía!

Maestro Wei posó sus manos sobre la mesa y miró a Dai Ran—. ¿Eso es lo que piensas? ¿Crees que puse a Qin Ran al final por su bien? —preguntó, con una voz retumbante.

—Sé que quieres que tu discípula tome el último lugar de la actuación, pero yo también lo quiero para mi discípulo —dijo Dai Ran, mirándolo de reojo.

Los ojos del Maestro Wei estaban turbios pero salpicados con un rayo de luz. Escuchó a Dai Ran y aspiró profundamente—. Está bien.

En silencio, simplemente se dio la vuelta y recuperó la información del personal.

Viendo cómo el Maestro Wei había llegado a un acuerdo con él, Dai Ran sonrió y suspiró aliviado.

El Maestro Wei seguía siendo, después de todo, el Maestro Wei. Aunque Dai Ran había ganado un lugar en la asociación gracias a algunos aprendices, tendría las manos atadas si el Maestro Wei insistía en cambiar el orden.

Naturalmente, era una buena cosa que el Maestro Wei no discutiera con él.