—¿Estás seguro de que hablaste con Sophie sobre esto... este plan tuyo? —Marissa inclinó la cabeza para mirarlo, sentado junto a ella en el sillón reclinable, frotándose la nuca.
Emily había dispuesto dos sillones reclinables en el patio trasero donde podían ver el mar. Era una combinación extraña donde él se había quitado la camiseta y solo llevaba puestos sus pantalones de algodón que estaban arremangados desde los tobillos.
Ella todavía estaba vestida con su atuendo formal de oficina, se había quitado las sandalias y estaba recostada en el sillón reclinable. Incluso su moño estaba fijo en su lugar.
—Hablé con Sophie —él extendió la mano para tomar la de ella y la apretó suavemente—. Y estoy seguro de que definitivamente hablé con ella, a menos que —se encogió de hombros— a menos que sufra de pérdida de memoria.
Ella golpeó la mano que sostenía la suya y la liberó de su agarre.
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