—Mi buena chica tiene una mente sucia y perversa —su mirada brillaba oscuramente—. Como te gusta tanto cuando hablo vulgar, tendré que hacerte decir esas mismas palabras algún día. Sin la influencia del alcohol.
… Harper no podía decidir si debía sonrojarse o ronronear ante la promesa. Aunque al parecer, su mente aturdida no tuvo problemas en elegir en piloto automático, porque se oyó decir de inmediato: "¿También puedo cubrirte de nata montada mientras lo digo?"
… Rayos. Ahí se fue su imagen de chica buena para siempre.
—¿Estás tan ansiosa por descubrir cómo sabe? —dijo él con una sonrisa burlona.
Al siguiente momento, aplastó sus labios contra los de ella, y el rico sabor de esa nata montada explotó en la punta de su lengua, junto con el sabor familiar de ella misma.
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