Waverly cerró los ojos en el momento en que vio a Felicity abrir la boca, pero gracias a sus agudos sentidos, pudo escuchar cada uno de los sonidos mientras terminaba el trabajo. Cuando los abrió de nuevo, se había transformado de nuevo en su forma humana y estaba de pie sobre el cuerpo de la sirena.
Ni siquiera un segundo después, Mia volvió a cambiar y frente a ellos, en lugar de una sirena, yacía una mujer, cuyos ojos azules estaban completamente vidriosos.
Felicity se quedó quieta y le temblaron las manos mientras miraba el cuerpo; tenía los ojos muy abiertos y le goteaba sangre de la boca.
—No sabía qué hacer... solo... actué por instinto.
—Bueno, tu instinto era obviamente correcto. ¿Cómo lo supiste?
—No lo hice. Solo pensé... que me estaba molestando mucho.
Waverly se rió. No se equivocaba; la sirena hablaba mucho.
Felicity dirigió su mirada a Waverly y ésta la miró, asombrada: —Señorita, su cara...
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