—No estaba hablando de ti —explicó fríamente la mujer de negro.
Su Chengyu ya no habló y procedió a salir de la cueva.
—Espera un momento —de repente dijo la mujer de negro.
Su Chengyu se detuvo en seco y preguntó:
—¿Qué sucede?
—¿Cómo te llamas y de qué secta o clan procedes? —interrogó la mujer de negro.
—¿Por qué debería decírtelo? —respondió Su Chengyu con igual frialdad.
El rostro de la mujer de negro se volvió gélido, maldiciendo por dentro. No podía creer que este tipo tuviera la audacia de hablarle así, qué presunción.
Sin embargo, en ese momento, estaba bajo el techo de otro y se sentía indefensa. Dijo:
—He sido hechizada por la magia del Árbol Demonio Qingming y no puedo curarme. Ayúdame con mis heridas.
La mujer de negro habló como si estuviera dando una orden. Su Chengyu soltó una risita fría y dijo:
—¿Me estás ordenando?
—Si me ayudas a sanar, no te dejaré sin recompensa. Te daré un pago satisfactorio —mantuvo su actitud altiva la mujer de negro.
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