—¿Qué te trae por aquí? —le hizo un gesto para preguntar Shen Junrou.
—Para devolverte tu amabilidad por salvar mi vida y para devolver un favor. Si tienes algún deseo, mientras esté en mi poder, puedo concedértelo —dijo Su Chengyu.
—Este es un excelente té —tomó un sorbo de té y no pudo resistirse a elogiar.
—No es necesario, soy médico. Salvar vidas es mi deber. Ya puedes irte —Shen Junrou hizo un gesto después de hablar.
Después de que Shen Junrou hiciera un gesto, ella entró en la cocina para ocuparse. Su Chengyu la siguió hasta la cocina y dijo:
—No me gusta deberle a la gente, aunque debo bastante. Déjame tratar tu mudez, para que puedas hablar.
Shen Junrou hizo un gesto como para preguntar:
—¿Entiendes de medicina?
—Sé una cosa o dos. Deja ver por qué no puedes hablar —rió Su Chengyu.
Habiendo dicho eso, Su Chengyu usó su dedo como si fuera una espada y lo colocó en el cuello de Shen Junrou. Ella se tensó e instintivamente dio dos pasos atrás.
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