Sean Lawson saltó del carruaje prisión, empuñando un arma y rugió a los Miao que se acercaban—¿Se han vuelto todos locos?
—¿Osar realizar un escape de prisión en Ciudad Capital, están todos ansiosos por pudrirse en la cárcel?
Nadie le respondió; en su lugar, una flecha voló hacia él.
—Thud—
La flecha se clavó en la puerta del carruaje, temblando continuamente.
Enfadado, Sean Lawson rugió—¡Arrestadlos a todos!
—Bang, bang, bang—
Aunque afuera era una tormenta de balas y disparos, la Abuela Serpiente dentro del carruaje estaba extremadamente preocupada, con un atisbo de sonrisa en los labios.
—Parece que ha llegado la Serpiente Negra.
—Mientras pueda escapar de este lugar, definitivamente haré que William Cole se arrepienta de haber nacido en este mundo.
—¡Todos sus seres queridos, sus mujeres, sus amigos, todos morirán!
El Enviado Serpiente Blanca expresó algunas preocupaciones—Abuela, ¿realmente la Serpiente Negra podrá rescatarnos?
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